Aclarados los términos de mis inclinaciones y manías, ayer estuve disfrutando de un Carmina Burana magistral, al menos a mí así me lo pareció, en el Auditorio Nacional de Madrid. Espectacular sitio y magnífico sonido, orquesta poderosa, bien conducida por Grzegorz Nowak y un coro que me hizo olvidar mi existencia. ¡Sublime! Antes, y a eso iba con la divagación del comienzo, estaba programa la obertura The Fairy Tale, de Moniuszko, y el Concierto para piano nº 1 en mi menor Op.11, de Chopin. Chopin, me gusta, pero no iba yo a eso y, ante la espera de lo deseado (los amantes saben de esas cosas), la primera parte del concierto se me hizo larga y poca cosa.
No se pueden transmitir las mismas sensaciones a través de un vídeo de YouTube, las orquestas no son las mismas, ni los directores, ni los coros, pero sólo quiero acercaros algo de la felicidad que ayer mi invadió durante toda la velada. ¿Hay alguien que después de oír Carmina Burana se quede indiferente?
A mí también me gusta mucho, es una obra muy coral, tuve la suerte de cantarla.
ResponderEliminarManoli