Trakl es el poeta escéptico, trágico, nihilista y genial que el círculo austriaco de comienzos del siglo XX nos ha dejado para siempre. De él dijo Wittgenstein: No lo entiendo, pero sé que es genial.
Georg Trakl asimila la poesía de Hölderlin y de Rimbaud, hace suya buena parte de la filosofía de Nietzsche, y se adentra en el expresionismo. Fruto de todo ello, más su peculiar manera de estar en la vida y la experiencia de la Primera Guerra Mundial, será esa poesía tan desgarrada y singular.
CERCANÍA DE LA MUERTE
Oh la tarde que va a las lúgubres aldeas de la infancia.
El estanque bajo los sauces
se llena con los apestados suspiros de la melancolía.
Oh el bosque que baja en silencio los ojos castaños,
cuando de las manos óseas del solitario
declina la púrpura de sus días de arrobo.
Oh la cercanía de la muerte. Oremos.
Esta noche se deslazan sobre tibios cojines
amarillentos de incienso los lánguidos miembros de los
amantes.
Traducción de J. L. Reina Palazón
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