viernes, 31 de agosto de 2012

T. S. ELIOT, 4

Ya está colocada la selección de poemas de Eliot que servirá de base a la tertulia del próximo octubre (Debajo de la foto-friso del blog: tertulias, Eliot. O bien en la columna de la derecha, tertulias 2012, Eliot).

Y para que este aviso sea algo más que eso, dejo el poema Marina, escrito en el verano de 1930, y en el que flotan la presencia de su amiga Emily Hale, los paseos en barca de su juventud bostoniana y el presentimiento de renovación vital.

Marina
(Traducción de Jordi Doce)

[Shakespeare, Pericles, V, 1]

Quis hic locus, quae
regio, quae mundi plaga?

[Séneca, Herculens Furens, V, 1138,
¿Qué lugar es éste, qué región, qué parte del mundo?]


Qué mares qué riberas qué rocas grises y qué islas
Qué agua lamiendo la proa
Y el aroma del pino y el tordo cantando entre la bruma
Qué imágenes regresan
Oh hija mía

Quienes afilan el colmillo del perro y dicen
Muerte
Quienes destellan con la gloria del colibrí y dicen
Muerte
Quienes se sientan en la pocilga de la complacencia y dicen
Muerte
Quienes sufren el éxtasis de los animales y dicen
Muerte

Se han vuelto insustanciales, vencidos por el viento,
Y el aliento del pino, y la bruma del canto entre los árboles
Disuelto su lugar por esta gracia

Qué rostro es éste, menos claro y más claro
El pulso de este brazo, menos fuerte y más fuerte
¿Dado o prestado?, más distante que las estrellas más cercano que el ojo

Murmullos y pequeñas risas entre hojarasca y pies que corretean
Bajo el sueño, donde las aguas se congregan.
Y el bauprés agrietado por el hielo la pintura agrietada por el calor.

Yo lo hice, yo lo he olvidado
Y ahora recuerdo.
Los aparejos frágiles y la lona podrida
Entre un junio y otro septiembre.
Hice mío este no saber, consciente apenas, sin saber.
Las tablas de la quilla hacen agua, las juntas necesitan brea.
Esta forma, este rostro, esta vida
Viviendo para vivir en el mundo de un tiempo más allá de mí; dejadme
Abandonar mi vida por esta vida, mi habla por esto no pronunciado,
Lo despierto con labios entreabiertos, la esperanza, los nuevos barcos.

Qué mares qué riberas qué islas de granito hacia mis cuadernas
Y el tordo cantando entre la bruma
Hija mía.


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