Esta tarde, convocados por el colectivo 15 M del Bidasoa, se ha celebrado la asamblea en la que han tomado parte numerosas personas, tanto del movimiento como vecinos de la comarca, además de unos cuantos miembros de la Marcha hacia Bruselas.
Lo que se ha dicho en la asamblea, así como las peticiones que llevará a la capital del Europa, podéis leerlas en este enlace.
A mí no me interesa tanto lo que se ha dicho como el significado mismo del hecho. Es cierto que comparto algunas cosas de las que se han dicho, pero no todas. Lo que me emociona, lo que me parece que sí tiene un significado especial, es la capacidad para provocar sinergias, para movilizar conciencias, para hacer que muchas personas se acerquen, hablen, compartan, opinen y se escuchen.
No sé si el movimiento durará mucho o no, no sé si van a lograr hacer cambiar la forma de hacer política en este viejo y avejentado continente que es Europa, no sé si van a conseguir que tengamos una democracia real, no sé si van a obtener alguno de los objetivos que se proponen alcanzar. Francamente no lo sé. Sin embargo, me emociona la ilusión que transmiten en estos tiempos tan dados al escepticismo, me fascina la capacidad que tienen para crear tiempos y espacios de diálogo, me atrae sobremanera la fuerza que sacan de la humildad para hacer creer que una sociedad más justa es posible desde el respeto y el buen hacer.
Estoy convencido de que, si el movimiento se mantiene en el tiempo, el mundo puede ser un poquito mejor... a pesar de todas las dificultades.
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