No me ha gustado la película a pesar del director, que sí me gusta; del protagonista, que me parece un actor interesante; y de las críticas, que no comparto.
Dicho esto, reconozco que la película se deja ver bien, el tema es interesante, la ambientación me parece buena y el trabajo de McGregor es contenido y eficaz.
¿Qué es, entonces, lo que no me ha gustado de la película? La megalomanía de Polanski y que sea necesario aceptar la teoría de la conspiración para poder creertela.
Da la impresión de que Polanski realiza esta película para saldar cuentas con el anterior gobierno inglés. Los problemas con la justicia americana y la posible extradición no se ventilan en una película -el paralelismo entre Tony Blair y Pierce Brosnan es demasiado burdo-. O quizá sí, allá cada cual.
Sin embargo, lo que más cruje es que la historia depende absolutamente de la omnipresencia del Gran Mal, en este caso la CIA, que vigila y castiga todos nuestros actos por nimios que sean. No tengo la menor duda sobre las malas actuaciones de esta egencia americana y su intromisión en la gestión política de todo cuanto gobierno puede, pero de ahí a pensar que, porque nuestro querido escritor (McGregor) haya descifrado el terrible secreto que se esconde en las memorias del primer ministro inglés (Brosnan), y que no es otro que la simpleza de que la mujer de este último fue captada en su juventud por los servicios de la misma, pueda la CIA cargárselo, cuando la historia está resuelta, hay una enorme hipérbole de personalidad.
Todo esto, y alguna que otra incoherencia en el desarrollo de la historia, hace que la película sea pretenciosa y poco creíble.
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