Editorial |
A LOS FISCALES DE LA LITERATURA
¿Ocultarlo todo para que la gente olvide
como nieve que se derrite o una vela?
¿En el futuro no ser más que un puñado de polvo
bajo la cruz de la tumba? No quiero.
Cada instante, temblando de dolor,
vuelvo a lo mismo:
morir para siempre. ¿Será por eso
que mi destino es comprenderlo todo?
Una tarde en el cuarto de los niños, entre muñecas,
la telaraña en el prado,
un alma que se condena por una mirada…
Comprenderlo todo y por todo sufrir.
Por eso (y al manifestarlo cobro fuerza)
someto a juicio todo lo más mío,
para que mi juventud conserve siempre
la desasosegada adolescencia.
(Traducción: Monika Zgustova y Olvido García Valdés).
***
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