lunes, 13 de enero de 2020

ZUBIETA RECOMIENDA




Advertencia preliminar: Esta reseña apareció publicada primeramente en la página web de Troa

Bernard MacLaverty (Belfast, 1942), autor de una sólida trayectoria literaria, reside en la actualidad en Glasgow, Escocia, donde suele ambientar sus novelas y relatos. En Unas vacaciones en invierno, los protagonistas, como el autor, son naturales de Irlanda del Norte y viven también en Glasgow desde hace décadas. Ninguno de los dos ha olvidado sus raíces ni tampoco un episodio dramático que vivieron relacionado con los enfrentamientos armados que se dieron hace años en Irlanda del Norte. Los dos ya están jubilados: Gerry era arquitecto y Stella profesora en un colegio. La novela describe un viaje de vacaciones que realizan a Ámsterdam, aparentemente un viaje más de placer que, sin embargo, se convierte en un momento clave para el presente y el futuro del matrimonio protagonista.

MacLaverty cuenta todo de manera parsimoniosa, atendiendo a los mínimos detalles, sin precipitarse en las acciones. Lo que quiere reflejar es el mundo interior y exterior de dos jubilados que esperan cosas distintas de la vida. Ella, Stella, mujer muy activa, tiene una rica vida interior y quiere que sus últimos años, apoyada en su catolicismo practicante, se conviertan en un fructífero periodo de oración y entrega a los demás; desea sentirse útil y colaborar en la medida de sus posibilidades, desde su perspectiva cristiana, a construir un mundo mejor.

Sus intenciones vitales contrastan con las de su marido, ateo, para quien su vida actual se reduce, sin expectativas de ningún tipo, a escuchar buena música clásica y a ingerir cada vez más dosis de alcohol. Stella es testigo de este comportamiento, sereno y nada estridente, pero, como ella comenta, no quiere pasar el resto de sus días con alguien que vive solo para la bebida, como se comprueba en la novela y en el viaje de vacaciones que realizan a Ámsterdam. De hecho, Stella ha tomado la decisión de abandonar a Gerry para dedicarse a sus objetivos religiosos.

Un viaje sin dramatismo, donde asistimos a la crisis existencial de Stella, que necesita un cambio de rumbo, y a la perseverancia obsesiva de Gerry, cuya vida gira en torno a cómo conseguir diariamente el alcohol que necesita para tirar para adelante.

Un libro que sin aspavientos, historias románticas ni estridentes morbos, consigue trazarnos la vida cotidiana, los recuerdos que duelen y nos construyen, o nos dejan a la deriva, o nos unen, pero que mostrarán perfectamente lo humano de una forma delicada, a un ritmo real, lejos de la velocidad de nuestro tiempo.


Adolfo López Chocarro




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