viernes, 18 de marzo de 2016

CAPITALISMO CANALLA, de César Rendueles

Es este uno de los pocos libros que he leído últimamente después de haberlo adquirido en una librería. Me encontré con él hace meses en Barcelona y lo anoté. Posteriormente, en mis incursiones por las bibliotecas, siempre que intentaba llevármelo, alguien se me había anticipado. Total, que lo compré.

Lo primero que me atrajo fue el subtítulo: Una historia personal del capitalismo a través de la literatura. La portada, también. Luego busqué el índice, pero no me dió pista, y, entonces, leí el prólogo, que daba muchas. Anoté el título y guarde la referencia.

Lo que más me gusta de la escritura de Rendueles es lo suelta y natural que es. No se enreda con tecnicismos, ni hace alarde de jerga universitaria para marcar el círculo al que pertenece. Da la impresión de que estemos en el bar compartiendo unas cañas o un café, mientras recorre cientos de pasajes —algunos propios, pocos, y otros literarios— al mismo tiempo que nos va ofreciendo su análisis. 

No comparto todos los puntos de vista del autor y, en algunos casos, tampoco la forma de presentar los datos, pero me encanta su manera de exponer. Un ejemplo: 

Tal vez estemos solos. Pero cuando no hay dioses ni padres ni maestros que nos protejan podemos intentar cuidarnos los unos a los otros. Sabemos que es posible porque siempre lo hemos hecho. En particular, lo han hecho las mujeres (p 106). 

Y sigue, entonces explicando sobre la literatura de Dostoievski y su manera de afrontar los problemas sociales. Y así va y viene a través de unas cuantas obras literarias, que es como caminar a través de la historia social y política de Occidente, ámbito en el que se desenvuelve.

Y como el libro no es una novela de intriga ni de misterio, os desvelo el último párrafo: 

Desde los inicios de la modernidad, la democracia ha consistido en la revuelta de la mayoría contra los vencedores del capitalismo global. La democracia es la expresión política de la intuición, fascinante y repleta de claroscuros, de que una vida mejor —más justa, libre y plena— sólo se puede dar entre iguales que descubren, transforman y comparten aquello que tienen en común (p 218).

Pues eso.

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