JÖKULSÁRLÓN
es un lago glaciar donde los fragmentos desprendidos del Vatnajökull vagan como
fantasmas sin rumbo sobre la superficie del agua hasta que logran salir al mar
por la estrecha y poco profunda boca que une éste con el lago. Entonces, el
empuje del oleaje los va depositando sobre las arenas negras de la playa. Allí
permanecen mientras se van desgastando poco a poco y desaparecen.
Algunos
fragmentos pueden pasar años dando vueltas sobre las aguas del Jökulsárlón
hasta que se rompen en trozos más pequeños y logran salir del lago para
convertirse, finalmente, en hermosas transparencias que fotógrafos
profesionales y aficionados capturan en sus cámaras.
Yo atrapé
algunos con la cámara del teléfono móvil. Aún así, la belleza de sus luces y
colores son capaces de superar la falta de calidad de la cámara y ofrecernos
parte de su magia etérea e intemporal.
Espero que os gusten. Y si no os gustan demasiado, pero queréis ver otras, algunas de ellas realizadas por fotógrafos profesionales y con auténticas cámaras, daos una vuelta por aquí.
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