Cuando volvemos de un viaje, siempre traemos recuerdos, fotos, artilugios y demás objetos con la intención reconocida u oculta de que persista más allá de la fecha de regreso todo cuanto de bueno vivimos en ese recorrido. Pues bien, seguramente, esta foto que os dejo aquí —fuera la broma de la mímesis con la estatua— recoge el mejor momento literario del viaje.
Irlanda, independientemente de que allí lean o no a sus poetas, es un lugar en el que se honra de muchas maneras a quienes escribieron. El ejemplo más fabuloso es el de Joyce y el Bloomsday, en el que la ciudad se echa a la calle para festejar una novela. Otro hermoso ejemplo sería Sligo, la tierra en la Yeats pasó su infancia y revisitó muchas veces, es un homenaje continuo al poeta.
Sin ir tan lejos, a mi querido Kavanagh, nacido en Inniskeen, le han dedicado en Dublín esa estatua motivados por este poema:
Conmemórame donde haya
agua,
agua de canal, a ser posible,
tan calma y verde en el hondo verano.
Hermano, conmemórame así, bello,
junto a una esclusa donde ruge un Niágara
de cascadas para el tremendo silencio
de quien se sienta a mediados de julio. No hablará en prosa
quien encuentre el camino a estas islas-Parnaso.
Un cisne inclina la cabeza con sus muchas disculpas,
la fantástica luz cruza ojos de puentes…
y, mirad, una barcaza llega llena de mitos
de Athy y de otras villas remotas.
Conmemórame sin tumbas de héroes bravos,
basta un banco en el canal para el paseante.
agua de canal, a ser posible,
tan calma y verde en el hondo verano.
Hermano, conmemórame así, bello,
junto a una esclusa donde ruge un Niágara
de cascadas para el tremendo silencio
de quien se sienta a mediados de julio. No hablará en prosa
quien encuentre el camino a estas islas-Parnaso.
Un cisne inclina la cabeza con sus muchas disculpas,
la fantástica luz cruza ojos de puentes…
y, mirad, una barcaza llega llena de mitos
de Athy y de otras villas remotas.
Conmemórame sin tumbas de héroes bravos,
basta un banco en el canal para el paseante.
(Traducción Fruela Fernández-Iglesias. Pre-Textos)
Y allí estaba yo, con el poema en el bolsillo, dispuesto a leerlo a su lado con voz queda, recordando al poeta tranquilo y sencillo que reivindicó la nobleza de la vida y su dureza. Allí estaba yo, un tipo procedente de muchos kilómetros al sur de su tierra, dispuesto a conmemorarlo y a emocionarme con sus palabras. Por cierto, él fue el promotor del famoso Bloomsday. ¡Qué grande que un poeta reconozca a otro sin más intención que celebrarlo y que toda la sociedad se sume al evento!
[Si queréis ver la exactitud de la anécdota, es decir, a Kavanagh mirando el canal, el Gran Canal de Dublín, pinchad aquí.]
Hola Jesús! me ha gustado mucho la poesía de Kavanagh (del que nunca había oído hablar)
ResponderEliminarUn abrazo de bienvenida. Manoli
Muchas gracias, Manoli.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado el poema. La pena es que sólo hay un título suyo traducido al castellano.
Un abrazo.