Ignoro si Fernando Mircala adquirió la pasión por el recorte y la destreza en el mismo mientras veía la película de Eduardo Manostijeras, o fue el amor por el séptimo arte el que le llevó a esculpir algunas de las imágenes más icónicas de la historia del cine. El caso es que recorrer la pequeña sala de exposiciones del Centro Cultural Okendo es entrar en un juego visual que nos lleva al mismo tiempo a la infancia, al cine y al placer artístico de la miniatura.
En la exposición se recogen dioramas sobre películas de todas las épocas, pero hay una diferencia notable entre los trabajos dedicados a representar las películas extranjeras y las películas españolas. Como el mismo Mircala explica en el vídeo, estos últimos son más un homenaje a los grandes cartelistas que una recreación original.
Seguramente la exposición gustará más a quien sea aficionado al cine y tenga ya unos cuantos años, porque la memoria de lo visto añadirá encanto y detalles a cuanto ahí se recoge; sin embargo, el placer que produce el objeto visual en sí y el aporte lúdico del diorama hará que disfruten de la muestra todas las edades, aunque tal vez los más pequeños sufran un poco al no poder echar mano a las piezas y moverlas a su antojo.
Ver la exposición acompañado y recrearse después charlando con la compañía de las películas que en la exposición se representan puede ser uno de esos pequeños placeres que hacen el día más suave y entrañable. Aquí os dejo con Fernando Mircala.
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