(Imagen tomada de Atlas del Universo, Libros cúpula, 2006. Por cierto, puede ser otro de esos libros para regalar.)
La verdad es que me daba pereza meterme a explicar la historia de Hércules, porque tiene mucho que contar, pero aprovechando que vienen fechas navideñas y que os dejo la conexión con su vida y milagros sobre su nombre, me he animado a subrayar simplemente un par de cositas.
La primera de ellas es que Hércules es la versión greco-romana del héroe mesopotámico por excelencia, Gilgamés, protagonista mítico de la primera epopeya de la historia. El texto fue escrito en torno al año 1100 a.C., pero la leyenda es bastante anterior.
La segunda -y esta es la que tiene una vinculación directa con las navidades cristinas-, yendo de mito en mito, es la que nos lleva a Jesucristo, pues éste recoge aspectos sustanciales de la historia de Hércules. En primer lugar, el nacimiento: hijo de un dios (Dios/Zeus) y una mortal (María/Alcmena), cuyo padre mortal no se ha enterado del asunto (José/Anfitrión); en el mismo relato de cómo son engendrados hay más de una coincidencia. En segundo lugar, los trabajos/milagros a que son sometidos ambos para llevar el bien a sus coetáneos o purificar males anteriores; algunos de esos trabajos mantienen un paralelismo casi exacto. Por último, la muerte en sacrificio de ambos, no privándose de un sufrimiento heroico ninguno de los dos, y su posterior elevación a los cielos.
Para ir más allá de wikipedia, una lectura muy recomendable es la de Los mitos griegos, de R. Graves. Las más de cien páginas que dedica al esclarecimiento de este superhéroe resultan apasionates. Lástima que su constelación no tenga estrellas más luminosas, aunque en la línea imaginaria que une las estrellas eta y zeta (las del lado derecho de la faldilla) se puede apreciar el hermoso cúmulo estelar M13. En noches muy oscuras, y lejos de la contaminación lumínica, es visible a simple vista como una ligera mancha lechosa.
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