Todo vuelve a su ser más esencial,
todo queda recogido en sí mismo,
todo se emboza en un silencio primigenio,
todo es más sí mismo y menos otro.
Alguien camina con una amargura al hombro
y sus pasos son más dolor y menos movimiento.
Otro pasa baja nuestra ventana camino de un encuentro
y sus ojos son más ilusión, menos instante.
Desde el parque nos llega el alboroto quedo de los niños
y ese rumor es más infancia, menos algarabía.
La tormenta,
el agua que cae ladera abajo,
el llanto de una tarde desabrida y sin fortuna,
la nieve que cubre cuanto toca con su mágica presencia,
el día
y esa metáfora del día que es la noche,
el silencio
y su expresión más sutil: la música,
la esperanza del regreso, del sol, de los amigos,
el gris,
la niebla,
la falta de luz,
la persistente lluvia,
la mirada oblicua a través de los visillos,
el rugido del mar y el ulular del viento,
la aparente desnudez de la tierra,
las calles vacías,
el pitido de los trenes que van y vienen sin descanso…,
todo es más verdad
y, aunque aparentemente duerme,
todo nos indica nuestra propia esencia.
De la colección El trancurrir medita su corriente.
"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
domingo, 13 de enero de 2008
jueves, 4 de octubre de 2007
OTOÑO
Ahora parece que volvemos.
No sabemos muy bien de dónde ni hacia dónde,
pero tenemos esa impresión de vuelta…
y el viento sopla
y otras veces llueve
y parece que la gente tiene prisa
y que todo está más dorado y un poco más frío.
No importa si fue ayer cuando marchamos,
lo que importa es que hoy
-y mañana también-
tendremos que repetir el mismo gesto,
la misma impertinencia inútil
a la que la lluvia nos convoca.
Ahora parece que volvemos…
y que el mundo es un poco más nuestro:
la estéril ciudad en que vivimos,
el monte al que acudimos los fines de semana,
el trabajo que hacemos y no hacemos a diario,
el ocio que ocupamos también a veces trabajando,
el bosque que arde en cien colores
y la dicha de abandonarnos a ese bosque.
Sí, parece que todo es más nuestro,
quizá porque somos un poquito más nosotros mismos
cuando logramos alcanzar aquello que esperamos:
la fruta, el premio, la luz, el canto.
O, acaso, porque parece que volvemos.
De la colección El transcurrir medita su corriente
No sabemos muy bien de dónde ni hacia dónde,
pero tenemos esa impresión de vuelta…
y el viento sopla
y otras veces llueve
y parece que la gente tiene prisa
y que todo está más dorado y un poco más frío.
No importa si fue ayer cuando marchamos,
lo que importa es que hoy
-y mañana también-
tendremos que repetir el mismo gesto,
la misma impertinencia inútil
a la que la lluvia nos convoca.
Ahora parece que volvemos…
y que el mundo es un poco más nuestro:
la estéril ciudad en que vivimos,
el monte al que acudimos los fines de semana,
el trabajo que hacemos y no hacemos a diario,
el ocio que ocupamos también a veces trabajando,
el bosque que arde en cien colores
y la dicha de abandonarnos a ese bosque.
Sí, parece que todo es más nuestro,
quizá porque somos un poquito más nosotros mismos
cuando logramos alcanzar aquello que esperamos:
la fruta, el premio, la luz, el canto.
O, acaso, porque parece que volvemos.
De la colección El transcurrir medita su corriente
jueves, 6 de septiembre de 2007
INVITACIÓN A LA NOCHE
Invitación a la noche está publicado en la colección El árbol espiral de la editorial LFEDICIONES. Recibió el premio de poesía del Ayuntamiento de Leganés en el año 2005. Si quieres hacerte con él, puedes encargarlo a través de una librería o ponerte en contacto conmigo a través de este blog.
Pléyades. Foto tomada de Wikipedia |
Cúpula
primigenia,
campana infinita
del tiempo,
donde cada noche
vemos la misma luz,
el mismo fuego,
el mismo miedo
de ser sin saber dónde;
donde cada noche
oímos una historia distinta
que rueda,
repetida, por los siglos;
donde cada noche
surge la misma pregunta
sin respuesta.
Damero
o campo de batalla
o mapa
o pasatiempo,
excusa siempre
para intentar la
difícil aventura
que es saber por
qué avanzamos,
inexorablemente,
hacia la muerte.
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