jueves, 28 de noviembre de 2019

CARMEN BOULLOSA

Me enteré el sábado pasado de que Carmen Boullosa había obtenido el XIX Premio de Poesía Casa de America con el poemario La aguja en el pajar. Acudí un poco avergonzado a mi biblioteca e inicié inmediatamente la lectura de La patria insomne, libro que tenía olvidado en la estantería desde hace siete años —tengo la costumbre de anotar la fecha de adquisición—. 

Os sitúo rápidamente: la literatura mexicana, especialmente la novela, ha abordado en numerosas ocasiones el doloroso tema del narcotráfico. La poesía, también. Esta es la respuesta, grito de dolor y protesta, de la autora contra esa actividad que degrada toda acción humana.



LOS SEÑORES DEL INSOMNIO


Unos señores cortaban dedos para mercar personas,
luego cortaban cabezas
nomás por el lujo de vengarse,
a saber de qué.

En sus sueños, cuando tenían la lucidez de la inconciencia, decían:
“nosotros somos la conciencia de la Patria”.

La Patria se escondía de sus vigilias, se hacía guaje.

Les tenía miedo.
Creían que le iban a mochar el águila o,
peor todavía,
la serpiente.
¿Qué iba a hacer nomás con su nopal vacío?

*

“Se renta, se renta un nopal.
Resiste siglos”.

***

¿A dónde ir con su nopal pelado?


***

Alguien le acomoda entre dos cladodios una grabadorcita de mano,
se oye tocar una banda, el acordeón, la voz tipluda,
se le sospecha el sombrero:
        “Ya me fui,
        pa´l Norte,
        a lavar y soñar ajeno".

***

(Nuestras ballenas respirán inglés y
escupen en castellano:
quisieran hablar mexicano
pero emiten
chorros incomprensibles.

Antes no era así.

No cantan esas gordas ballenas astrosas,
la piel cubierta de algas y salitre:
lloran
sangre).

Y aquí la tenéis leyendo un poema de su colección premiada, "Mi vida con el volcán", hablando sobre Casa de América, sobre el premio y sobre la mujer y la literatura.

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