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miércoles, 26 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (R. M. Rilke)

En librerías
#unlibrounpoema 


Tal y como recordé la semana pasada, este año se celebra el sesquicentenario de Rilke, y aunque ya tiene mucha presencia en este blog, era inevitable hacerle un hueco en esta sección.

No sé si es muy conocido su paso por España; sea como fuere, hoy voy a dejar aquí su "Trilogía española", consecuencia de la visita, donde pasó los meses de noviembre y diciembre de 1912 y el mes de enero y la mitad de febrero de 1913, básicamente en Toledo y en Ronda. 

El poema puede resultar un poco hermético en algunos pasajes, pero la carta que envió a Katharina Kippenberg en marzo de 1913 resulta muy esclarecedora. Antonio Pau la recoge en su magnífico libro Vida de Rainer Maria Rilke. La belleza y el espanto (pp 275-78). También recoge en traducción propia la trilogía. Es absolutamente recomendable la lectura de la carta, así como de todo el libro. 

La trilogía está escrita en enero de 1913 y Jaime Ferreiro la traduce así:



TRILOGÍA ESPAÑOLA



I

De esa nube, mira, que violenta

a la estrella oculta, que justo ahora fue – (y de mí),

de esa serranía, al fondo, noche ahora,

vientos nocturnos tiene por un tiempo – (y de mí);

de ese río en lo profundo del valle, que prende

el destello de un claro de cielo desgarrado (y de mí),

de mí y de todo eso hacer una sola

y única cosa, Señor: de mí y del sentimiento

con que el rebaño, encerrado en el aprisco,

recibe con la exhalación de su aliento el grande,

el oscuro no-ser-ya más del mundo –, de mí y de aquella

luz en la tétrica oscuridad de muchas casas, Señor:

hacer una cosa; de los que duermen,

de los viejos, extraños, en el hospicio,

que tosen importantes en las camas;

de los niños adormilados en pechos tan extraños,

de tantos seres imprecisos, y siempre de mí,

de nada más que de mí, y de lo que no conozco,

hacer la cosa, Señor, Señor, Señor, la cosa

que, cósmico-terrenal como un meteoro,

reúne rauda en su gravitación sólo la suma

del vuelo: no sopesando sino la llegada.




II




Por qué uno ha de andar así, y cargar

con tantas cosas extrañas, como quizá el portador

que de puesto en puesto levanta el cesto ajeno

de la compra más y más repleto, y va detrás agobiado,

y no puede decir: Señor, ¿para qué el banquete?


Por qué uno ha de estar aquí, como el pastor,

expuesto a la desmesura del influjo,

implicado en este espacio lleno de suceso,

como si su destino estuviese apoyado

a un árbol del paisaje, sin otra actuación.


Y sin embargo, en su exorbitante mirada,

no tiene el callado alivio del rebaño. No tiene

sino mundo. Tiene mundo tan pronto alza los ojos,

mundo en cada inclinación. Lo que a otros gusta,

a él, inhospitable como música y a ciegas,

le penetra en la sangre y transitoriamente se transforma.


Entonces se yergue durante la noche y la llamada

de un pájaro afuera la tiene ya en su existencia,

y se siente osado porque recoge en el rostro

todas las estrellas, grave –, ay, no como uno

que prepara esa noche para la amada

y la mima con los sentidos cielos.




III




Ojalá que al volver, en soledad, a la aglomeración

de las ciudades y al ovillo enredado de ruidos

y tráfago confuso de vehículos,

ojalá que, por encima del espeso bullicio,

esté conmigo el recuerdo del cielo y el borde terroso

de la montaña, en el horizonte, por donde el rebaño

torna a la majada. Pétreo me sea el ánimo,

y que la obra diaria del pastor me parezca hacedera,

cómo camina soberbio y curtido, y cómo, con piedra bien calculada

de su honda va ribeteando el rebaño, allí donde quiera

que se desfleque, lento el paso, pensativo el cuerpo,

pero magnífico cuando se para, aún le sería permitido a un dios

revestirse en secreto de su figura, y no sería por eso menos.

Alternando se detiene y se rezaga, igual que el día mismo,

y las sombras de las nubes le atraviesan,

como si morosamente el espacio

pensase pensamientos por él.


¡Sea el quien fuere para vosotros! Como la luz parpadeante

en la noche detrás de la pantalla, así me sitúo yo dentro de él.

Un destello se apacigua. La muerte

hallaría su sitio más puro.


***


viernes, 21 de marzo de 2025

LONDRES VISTO POR... LORD BYRON

Vista del Támesis desde la terraza de la Tate Modern con San Pablo al otro lado.

Dentro de tres horas espero estar volando hacia Londres, y en unas pocas más, encontrarme dentro de la National Gallery, delante de alguna de las muchas obras maestras que atesora. Esto ha sido el motivo de que haya decidido redactar sobre la marcha esta entrada (incluso estoy pensando en una serie bajo el título de Londres visto por... Ya veré).

Yo diría que soy una persona capaz de encontrar en cualquier sitio algún elemento atractivo. Diré más: creo que las ciudades grandes, a pesar de todos los inconvenientes derivados del tamaño, son lugares llenos de estímulos donde poder hallar multitud de escenas, obras, situaciones y lugares cargados de atractivos. Pero también comprendo que no todo el mundo se lleve bien con la ciudad que habita o que, en un momento determinado, pueda arrojar una opinión desfavorable, incluso encontrándose relativamente a gusto en ella. Son muchas las circunstancias vivenciales y muchos más los caracteres y temperamentos de las personas. Cada cual ve su ciudad de un modo diferente.

Lord Byron, personalidad singular donde las haya, si bien se tenía a sí mismo en gran estima, no correspondía al aprecio de la ciudad que lo adoraba como escritor, al menos, si juzgamos por las ventas de sus títulos y por la multitud que acudió a su capilla ardiente durante un par de días (Fiona MacCarthy, Byron: vida y leyenda). 

En su famoso Don Juan, canto X, estrofa 82, la describe de esta guisa: 

A mighty mass of brick, and smoke, and shipping,
  Dirty and dusky, but as wide as eye
Could reach, with here and there a sail just skipping
  In sight, then lost amidst the forestry
Of masts; a wilderness of steeples peeping
  On tiptoe through their sea-coal canopy;
A huge, dun cupola, like a foolscap crown
On a fool's head,—and there is London Town!


Que en la traducción de Pedro Ugalde queda así:

Una masa enorme de ladrillos, humo y barcos,
  Sucia y sombría y tan extensa como puede abarcar
La mirada, con alguna vela brincando
  Lejos para perderse luego en una selva
De mástiles, desierto de puntas que asoman
  Subrepticias por encima de los paquebotes,
Cúpula vasta y arisca cual corona de papel
En la cabeza de un loco, ¡he ahí Londres!


Nada que ver con el primer poema en inglés que se conoce dedicado a la ciudad. Fue atribuido a William Dunbar (¿1460? - ¿1530?) y dice así:


TO THE CITY OF LONDON

Above all rivers they river hath renown,
Whose beryl streames, pleasant and preclare,
Under thy lusty walles runneth down;
Where many a swan doth swim with winges fair,
Where many a barge doth sail, and row with oar,
Where many a ship doth rest with top-royal.
O town of townes, patron and not compare,
London, thou art the flower of Cities all.

¡Eso es amor a la ciudad!

***


miércoles, 19 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Antonio Machado, 150º aniversario)

Editorial
#unlibrounpoema
 

Este año 2025 coinciden dos sesquicentenarios del nacimiento de poetas de enorme relieve en la literatura europea: Machado (1875-1939) y Rilke (1875-1926). Tanto del sevillano como del praguense hay numerosas entradas en este blog; no obstante, un aniversario tan significativo como este me pide dedicarles este espacio de los miércoles. El de hoy, a Machado; quizás el próximo miércoles se lo dedique a Rilke.

En cuanto a la edición que aparece, he cogido la que tengo en casa más aparente. No es ninguna de las tres Poesías completas que tengo en casa porque son muy conocidas y todas ellas fácilmente localizables en cualquier librería, más si cabe este año en el que han salido un par de ediciones nuevas.



LLANTO DE LAS VIRTUDES Y COPLAS
POR LA MUERTE DE DON GUIDO



Al fin, una pulmonía

mató a don Guido, y están

las campanas todo el día

doblando por él ¡din-dan!


Murió don Guido, un señor

de mozo muy jaranero,

muy galán y algo torero;

de viejo, gran rezador.


Dicen que tuvo un serrallo

este señor de Sevilla;

que era diestro

en manejar el caballo,

y un maestro

en refrescar manzanilla.


Cuando mermó su riqueza,

era su monomanía

pensar que pensar debía

en asentar la cabeza.

Y asentóla

de una manera española,

que fué casarse con una

doncella de gran fortuna;

y repintar sus blasones,

hablar de las tradiciones

de su casa,

a escándalos y amoríos

poner tasa,

sordina a sus desvaríos.


Gran pagano,

se hizo hermano

de una santa cofradía;

el Jueves Santo salía,

llevando un cirio en la mano

-¡aquel trueno!-,

vestido de nazareno.


Hoy nos dice la campana

que han de llevarse mañana

al buen don Guido, muy serio,

camino del cementerio.


Buen don Guido ya eres ido

y para siempre jamás...

Alguien dirá: ¿Qué dejaste?

Yo pregunto: ¿Qué llevaste

al mundo donde hoy estás?

¿Tu amor a los alamares

y a las sedas y a los oros,

y a la sangre de los toros

y al humo de los altares?


Buen don Guido y equipaje,

buen viaje!...


El acá

y el allá,

caballero,

se ve en tu rostro marchito,

lo infinito:

cero, cero.


¡Oh las enjutas mejillas,

amarillas,

y los párpados de cera,

y la fina calavera

en la almohada del lecho!


¡Oh fin de una aristocracia!

La barba canosa y lacia

sobre el pecho;

metido en tosco sayal,

las yertas manos en cruz,

¡tan formal!

el caballero andaluz.



Y como para quienes ya tenemos una edad citar a Machado es citar a su mayor y mejor cantor, Serrat, no podía eludir la inclusión de la interpretación que hizo en su tiempo en este Un libro, un poema 



***



miércoles, 12 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Eduardo Chicharro)

En librerías
#unlibrounpoema


Eduardo Chicharro (1905-64) era hijo de pintor y él mismo se ganaba la vida como profesor en ese medio artístico. De hecho, no será hasta su regreso a España en 1943 —hasta entonces la mayor parte de su vida la había pasado en Italia— cuando comience a escribir poesía.

Y aquí surge el postismo, esa creación muy poco conocida y juguetona de Carlos Edmundo de Ory, Silvano Sernesi y el propio Eduardo Chicharro. Pero los años 40 en España no eran años para el juego creador ni la fabricación de versos. En realidad, no eran años para casi nada, pero ese es otro tema.

El libro, publicado diez años después de la muerte del escritor, recoge prácticamente la totalidad de su obra poética (La plurilingüe lengua, Tetralogía, Cartas de noche, Música celestial y otros mucho poemas no incluidos en título alguno, además de diversos materiales en prosa, como por ejemplo los manifiestos postistas).

Y vamos ahora con la más famosa de las Cartas de noche, la que dirigió al amigo de Ory:


CARTA DE NOCHE A CARLOS


Carlos yo te escribo trece trenes
trinos trece te estremece
y te envío mecedoras
a tu casa.
Que tu casa es una cosa
que no pasa.
En el filo sutilísimo te escribo
del estribo.
Puesto el pie en el mismo digo
como sigo por el hilo de tu higo
en el higo sutilísimo que sigo.
De mi casa a la tu casa sigo sigo
enviando mecedoras rutilantes.
Por la noche duermo, sueño, como, orino,
sueño papa manos pone tuyos hombros
cara tiene nívea cera transparente
gesto ambiguo de sus labios mucho temo
pasan cabras por sus ojos, dame leche
y en un coche pon la estrecha remolacha
por los siglos de los siglos que me orino.
Pasan ciervos por mis ojos
luchan truchas en mi lecho
por debajo pasa el grajo, por la orilla la abubilla.
Que mis huesos son de corcho sueño a veces
y las heces que vomito son como oro.
Un gigante se aparece cada noche
y me dice cada cosa cada cosa,
cada cosa que no entiendo va y me dice.
No me llama por mi nombre el gigante ese
ni me tira de la oreja.
Te pregunto Carlos ahora por qué escribo
y te envío mecedoras.
Si te cuento lo que sueño no entristezco
a ningún amigo bueno que me escucha
por lo menos así pienso entumecido
ya a las puertas de esta noche.
¿Qué me espera? ¿Quién se agita en la penumbra
que los párpados me cierra suavemente?
He aquí pues que vuelvo al sueño como un guante
del conejo que hay delante de mi fuente.
Guardo un trozo de casulla del gigante
pongo botas quito mantas cuelgo abrigos
traigo trapos y amontono las almohadas.
En un hoyo me cobijo, me hago el muerto
y en espera de que el sueño llegue aúllo.
Vuelve el viento, la casulla, la osamenta,
el gigante, el calcetín y la abubilla.
Mientras tanto, Carlos, rápido te envío mecedoras.
¿Las entiendes? ¿Tú las ves que te las mando?
Si entre tanto te lo cuento estáte atento
al bicho ese que se sube por las barbas
es un tanto alocadillo y come mucho.
Al abrigo de la noria está la liebre
el molino escupe hileras de cipreses
el anciano da patadas al pesebre
el obispo zurce el culo de la avispa
y en el mango de la escoba vive el piojo.
¿No ves Carlos por la noche tú también,
un portero con al hombro una escopeta?
¿Tiene una hija ese portero tú también?,
con la mano me hace señas y me enseña
una cosa mucilaginosa. ¿A ti no?
¿He de decir que me canso, que de cansar estoy vivo?
¿O he de decir que me vivo, que de vivir estoy canso?
Let me I write you, my dear.
Digo que me digas que digo
a estas cuatro paredes mi pena
mi congoja de hombre destartalado.
¿Soy yo cura, ámbito habito
o es el hábito del obispo
que hace al monje o no lo hace?
Sigo enviándote mecedoras,
cuídalas, límpialas, pómpalas,
góndolas, lámparas, ordéñalas,
albérgalas en tu pecho
que el sultán viejo lo dice:
si el refrán mata a la rata
pon tu casa enjalbegada
que a decir viene lo mismo.


[Los muy interesados podéis descargar y leer la tesis doctoral de Andreu Van Hooft Comajuncosas acudiendo a este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.]

***


viernes, 7 de marzo de 2025

JOSÉ MARTÍ, OBRA COMPLETA

                               

José Martí es en Cuba mucho más que el primer y más grande escritor nacional porque, por encima de todo, es el Héroe Nacional [desde el mirador del monumento, a 129 metros sobre el nivel del mar,​ el punto más alto de la ciudad (supera con creces los 62 m de la cúpula del Capitolio),​ hay una visión panorámica de La Habana que en días claros alcanza los 50 km]. Así, el Portal José Martí está consagrado a recoger y divulgar la biografía y la obra martiniana que, como se puede comprobar por la existencia de los 32 tomos, es mucho más amplia y variada que los dos tomos, 14 y 15, en los que queda recogida su poesía. Tenéis material para divertiros durante mucho tiempo. 

También podéis entreteneros con el disco que Pablo Milanés dedicó al poeta cubano en 1984.

Contra el verso retórico y ornado
El verso natural. Acá un torrente:
Aquí una piedra seca. Allá un dorado
Pájaro, que en las ramas verdes brilla,
Como una marañuela entre esmeraldas -
Acá la huella fétida y viscosa
De un gusano: los ojos, dos burbujas
De fango, pardo el vientre, craso, inmundo.
Por sobre el árbol, más arriba, sola
En el cielo de acero una segura
Estrella; y a los pies el horno,
El horno a cuyo ardor la tierra cuece -
Llamas, llamas que luchan, con abiertos
Huecos como ojos, lenguas como brazos,
Savia como de hombre, punta aguda
Cual de espada: ¡la espada de la vida
Que incendio a incendio gana al fin, la tierra!
Trepa: viene de adentro: ruge: aborta.
Empieza el hombre en fuego y para en ala.
Y a su paso triunfal, los maculados,
Los viles, los cobardes, los vencidos,
Como serpientes, como gozques, como
Cocodrilos de doble dentadura,
De acá, de allá, del árbol que le ampara,
Del suelo que le tiene, del arroyo
Donde apaga la sed, del yunque mismo
Donde se forja el pan, le ladran y echan
El diente al pie, al rostro el polvo y lodo,
Cuanto cegarle puede en su camino.
El, de un golpe de ala, barre el mundo
Y sube por la atmósfera encendida
Muerto como hombre y como sol sereno.
Así ha de ser la noble poesía:
Así como la vida: estrella y gozque;
La cueva dentellada por el fuego,
El pino en cuyas ramas olorosas
A la luz de la luna canta un nido.

***


miércoles, 5 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Poesía satírica española)

En librerías
 #unlibrounpoema

He dejado escrito más de una vez que me gustan las antologías. Son muy prácticas cuando necesitamos tener recogido en un solo tomo un movimiento literario, la obra de una persona a la que estamos empezando a leer, una época, la poesía más destacada de un país, de un idioma, un tema, una ocurrencia de quien se encarga de la edición, lo que sea. Suelen servir para tener a mano un buen puñado de poemas de eso que seguramente más adelante vamos a continuar explorando. Las hay de casi todo.

Dentro de la pequeña colección de antologías de todo tipo que guardo en casa, hoy he sacado de la estantería esta que me acompaña desde hace ya casi 30 años y de la que se encargó el poeta de la generación de los novísimos, Martínez Sarrión.

La antología recoge poemas, o fragmentos de poemas, que van desde el Arcipreste de Hita hasta un par de anónimos escritos en la década de los setenta del siglo pasado. Los textos seleccionados se encuentran precedidos de un sabroso y bien trenzado prólogo. 

El libro continúa vendiéndose, aunque ahora lo encontréis con el formato de la colección Austral.

Y como acabamos de cerrar el período carnavalero para entrar en cuaresma, qué mejor que traer el primero de los texto que seleccionó para realizar la antología Martínez Sarrión, la segunda parte de De la pelea que ovo don Carnal con la Quaresma. 

Por si alguien quiere orientarse dentro de la obra, El libro de Buen Amor, las estrofas aquí recogidas son las que van de la 1097 a la 1127.

Desque vino la noche, mucho después de çena,
que tenía cada uno ya la talega llena,
para entrar en fasienda con la dueña serena,
adormiéronse todos después de la hora buena.

Esa noche los gallos con grand' miedo estovieron,
velaron con espanto, nin punto non dormieron:
non avía maravilla, que sus mugeres perdieron:
por ende se alborotaron del roído que oyeron.

Fasía la media noche en medio de las salas
vino doña Quaresma: «¡Dios Señor, tú me valas!»
Dieron voses los gallos, batieron de las alas,
llegaron a don Carnal aquestas nuevas malas.

Como avía el buen omen sobra mucho comido,
con la mucha vianda mucho vino ha bebido,
estava apesgado e estava adormido,
por todo el su real entró el apellido.

Todos amodorrados fueron a la pelea,
pusieron las sus fases, ninguno non platea,
la compaña del mar las sus armas menea,
viniéronse a ferir desiendo todos: «¡Ea!»

El primero de todos que ferió a don Carnal,
fue el puerro cuello albo, e feriolo muy mal,
físole escupir flema, ésta fue grand' señal,
tovo doña Quaresma que era suyo el real.

Vino luego en ayuda la salada sardina,
ferió muy resiamente a la gruesa gallina,
atravesósele en el pico, afogola ayna,
después a don Carnal falsol' la capellina.

Viníen las grandes mielgas en esta delantera,
los berdeles e gibias guardan la costanera:
vuelta es la pelea de muy mala manera,
caía de cada cabo mucha buena mollera.

De parte de Valençia veníen las anguilas
salpresas e trechadas a grandes manadillas,
daban a don Carnal por medio de las costillas,
las truchas de alberche dábanle en las mexillas.

Ay andaba el atún como un bravo león,
fallose con don Tosino, díxole mucho baldón,
si non por doña Ceçina que l' desvió el pendón,
diéranl' a don Ladrón por medio del coraçón.

De parte de bayona veníen muchos caçones,
mataron las perdiçes, castraron los capones,
del río de Enares venían los camarones,
fasta en Guadalquivil ponían sus tendejones.

Allí con los lavancos lidian barvos et peçes,
dis' la pixota al puerco: «¿Dó estás, que non paresçes?
»Si ante mí te paras, darte he lo que mereçes,
»ençiérrate en la mesquita, non vayas a las preses.»

Allí vino la lija en aquel desbarato,
traía muy duro cuero con mucho garabato,
et a costados e a piernas dávales negro rato,
ansí trabava d'ellos como si fuese gato.

Recudieron del mar, de piélagos e charcos
compañas mucho estrañas e de diversos marcos,
traían armas muy fuertes, e ballestas, e arcos:
más negra fue aquésta que non la de Larcos72.

De Sant Ander vinieron las bermejas langostas,
traían muchas saetas en sus aljabas postas,
fasían a don Carnal pagar todas las costas,
las plasas, que eran anchas, fasíansele angostas.

Fecho era el pregón del año jubileo,
para salvar sus almas avían todos deseo,
quantos son en la mar vinieron al torneo,
arenques et besugos vinieron de Bermeo.

Andava y la utra con muchos combatientes,
feriendo e matando de las carnosas gentes,
a las torcasas matan las sabogas valientes,
el delfín al buey viejo derribole los dientes.

Sábalos et albures et la noble lamprea
de Sevilla et de Alcántara venían a levar prea,
sus armas cada uno en don Carnal emprea,
non le valía nada de çeñir la correa.

Bravo andava el sollo, un duro villanchón,
tenía en la su mano grand' maça de un trechón,
dio en medio de la fruente al puerco e al lechón,
mandó que los echasen en sal de Villenchón73.

El pulpo a los pavones non les dava vagar,
nin a los faysanes non dexava volar,
a cabritos et a gamos queríalos afogar,
como tiene muchas manos, con muchos puede lidiar.

Allí lidian las ostras con todos los conejos,
con la liebre justavan los ásperos cangrejos,
d'ella e d'ella parte danse golpes sobejos,
de escamas et de sangre van llenos los vallejos.

Allí lidia el conde de Laredo muy fuerte,
congrio, çeçial, e fresco mandó mala suerte
a don Carnal seguiendo, llegándol' a la muerte,
está mucho triste, non falla que l' confuerte.

Tomó ya quanto esfuerço e tendió su pendón,
ardís et denodado fuese contra don Salmón.
De Castro de Urdiales llegaba esa saçón,
atendiole el fidalgo, non le dixo de non.

Porfiaron grand' pieça, e pasaron grand pena,
si a Carnal dexaran, diéral' mal estrena,
mas vino contra él la gigante ballena,
abrazose con él, echolo en la arena.

Las más de sus compañas eran ya fallesçidas,
muchas d'ellas murieron, et muchas eran foídas,
pero ansí apeado fasía grandes acometidas,
defendiose quanto pudo con manos enfraqueçidas.

Como estaba ya con muy pocas compañas,
el jabalín et el çiervo fuyeron a las montañas,
todas las otras reses fuéronle muy estrañas,
los que con él fincaron, non valían dos castañas.

Si non fuese la çeçina con el grueso toçino,
que estaba amarillo de días mortesino,
que non podía de gordo lidiar sin el buen vino
estaba muy señero, çecado e mesquino.

La mesnada del mar físose un tropel,
fincaron las espuelas, dieron todos en él,
non lo quisieron matar, hobieron duelo d'él,
a él e a los suyos metieron en un cordel.

Troxiéronlos atados porque non escapasen,
diéronlos a la dueña ante que se aforrasen,
mandó luego la dueña, que a Carnal guardasen,
et a doña Ceçina con el toçino colgasen.

Mandolos colgar altos bien como atalaya,
et que a descolgallos ninguno y non vaya,
luego los enforcaron de una viga de faya,
el sayón iba desiendo: «Quien tal fiso tal haya.»

Mandó a don Carnal, que guardase el ayuno,
et que lo toviesen ençerrado a do non lo vea ninguno,
si non fuese doliente o confesor alguno,
et que l' diesen a comer al día manjar uno.


***


sábado, 1 de marzo de 2025

SANTA MARÍA DEL NARANCO

Editorial
 #elfecundorumordelasmiradas


Retomo el hace tiempo abandonado trabajo de convertir en audio el poemario y hoy traigo hasta aquí la última grabación, la del poema que dediqué a ese magnífico edificio del prerrománico asturiano.



SANTA MARÍA DEL NARANCO


En algunas ocasiones

la piedra duda

entre el servicio al poder

y la inmortalidad de la fe,

entre el recreo del alma

o el goce de los sentidos.

En algunas ocasiones

la piedra

se salva del dilema

y acoge entre altísimos arcos,

bóvedas de cañón,

paneles,

clípeos

y fustes sogueados

toda la belleza de que es capaz

la piedra

cuando por fin es

solamente

piedra

y

silencio.


***


MUSIKA/MÚSICA 2025






Y como estamos de celebración de aniversario (150º, el mismo de A. Machado), aprovecho el de Ravel (7 de marzo de 1875 - 28 de diciembre de 1937) para unirlo a la tertulia de la próxima semana y dejo aquí tres poemas de Mallarmé a los que el músico dio forma musical:


Este es el texto original del primero de ellos:

SOUPIR

Mon âme vers ton front où rêve, ô calme soeur,

Un automne jonché de taches de rousseur,

Et vers le ciel errant de ton oeil angélique

Monte, comme dans un jardin mélancolique,

Fidèle, un blanc jet d'eau soupire vers l'Azur!

— Vers l'azur attendri d'octobre pâle et pur

Qui mire aux grands bassins sa langueur infinie

Et laisse, sur l'eau morte où la fauve agonie

Des feuilles erre au vent et creuse un froid sillon,

Se traîner le soleil jaune d'un long rayon.



Y la traducción de Pilar Gómez Bedate

SUSPIRO

Mi alma hacia tu frente en donde sueña, hermana,

Un otoño sembrado de pecas, y hacia el cielo

Errante de tu angélica mirada se levanta

Tal como en un jardín melancólico, fiel

suspira un surtidos subiendo hacia el Azur.

— Hacia el Azur süave de Octubre puro y pálido

Que en los estanques copia su langor infinito

Y sobre el agua muerta deja, fulva agonía

De hojas errando al viento y abriendo un frío surco,

Arrastrarse, amarillo, el sol con largos rayos.


***



jueves, 27 de febrero de 2025

POESIALDIA 2025

Fuente: DK
 

PROGRAMA: 

17 de marzo: Lo que la poesía aún no ha escrito, Elvira Sastre. Entrevista: Itziar Mínguez. Castellano. 

18 de marzo: Heriotzak Eduardo izena du, Formol Laborategia. 10º aniversario de la colección Munduko Poesia Kaierak de la editorial Susa. Euskera.

19 de marzo: Dejar atrás la casa en llamas, Jara Calvo, Tfarrah Mohamed Yesslem, Rove Rivera. Ernest Lluch Kultur Etxea. Castellano.

21 de marzo: VIII. Donostia Kultura Poesia Lehiaketa, sari banaketa. Biblioteca Central, Sala Duque de Mandas. Euskera.

21 de marzo: Manttalingo alaba, Mikel Etxaburu, Nerea Zuloaga, Irina Alvarez, Jon Gardoki. Ernest Lluch Kultur Etxea. Euskera.

22 de marzo: Almudena. Luis García Montero. Entrevista: Castillo Suárez. Ernest Lluch Kultur Etxea. Castellano. 


Todas las actividades comenzarán a las 19:00 horas, excepto la entrega de premios del certamen de poesía Donostia Kultura (11:00), el recital Manttalingo alaba (20:00) y la exposición Poetidianeidad del 14 de marzo al 16 de mayo, que podrá visitarse en el horario habitual para las exposiciones del Ernest Lluch Kultur Etxea.


***


miércoles, 26 de febrero de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Guillermo Carnero)

Editorial

#unlibrounopoema


Guillermo Carnero no es precisamente uno de esos poetas de la línea clara. No en vano, este ejemplar, que recoge su obra entre 1999 y 2009, tiene un estudio introductorio de 200 páginas, y añado: creo que necesarias. El tomo anterior, el que recoge la obra poética desde 1966 hasta 1990, también se acompaña de un extenso trabajo. El que aparece aquí, se ve en la cubierta, corrió a cargo de Elide Pitarello; del anterior, Dibujo de la muerte, se ocupó Ignacio Javier López

Conviene recordar aquí que Carnero no solo tiene una obra poética extensa e intensa, sino que ha recibido la mayor parte de los premios importantes que se dan en España. 

Y habrá que recordar también que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tiene una buena antología de su obra, por donde tal vez se puede empezar a leer y estudiar su poesía.

El poema:



DISOLUCIÓN DEL SUEÑO

Nadie puede instalarse
en los sueños de otro: están fundados
en la incredulidad, la decepción y el miedo,
y su inquietud no admite compañía.
Juguetes rotos de una niñez tapiada
que no quiere arriesgar el privilegio
de mecerse en la paz de no haber sido;
un andrajo sin nombre
vacante en el umbral del paraíso
al no tener un cuerpo que lo vista.
El que contempla el Sol no ve su fuego,
cifrado en cenital circunferencia;
baja la vista, y teme. Lo confunde la luz;
sólo puede mirarla si se mezcla
a los colores turbios de las cosas.
Tampoco se permite
afrontar la arrogancia de sus sueños.
Finge que no lamenta su vacío
pues no los tiene ni jamás los tuvo,
o  están a su alcance confirmados
en la corriente lenta donde flotan
las heces de los pactos de sus días;
o los destierra al sótano más hondo
sin calor ni alimento, hasta que mueren
y vagan insepultos y lo acosan
al apagar la luz en un cuarto de hotel;
y por fin engalana su cadáver,
lo corona de mirto y lo pasea
para ofrecerlo a quien lo pisotee,
y lo destierra al fin a la página escrita
para eludir su insulto de blancura,
salpicando de tinta su amenaza de espejo,
su insoslayable potestad de lirio.
Sueño: región más alta,
sonora en geometría cuyo color se vuelve
imán de la certeza del exilio.
La voz es una brisa que nos trae
los primeros jirones
de los aromas del jardín del sueño.
Ha de reburujarse como seda
o desplegarse cálida y redonda,
henchida al ascender en su ternura,
y volar sobre cumbres y estuarios.
Así tu voz, umbral de tantos mundos,
sabía concederlos resumidos
en la proximidad del horizonte
de la luz de la llama de una vela;
pero hoy vendría a mí tenue y descalza,
sobre la duda de cristales rotos
que esparciste en la estela de tu nombre.
Si rompieras a hablar, tu voz tendría
una pátina oscura de parajes
donde se pudre la lección del tiempo.
Ya no podré entenderte si me hablas:
sólo olvidando el lastre de las cosas
y las aristas negras de los nombres
tiene tu voz la pulcritud del sueño:
música en el estuche de su brillo.

En los sueños, los ojos son azules:
si son de otro color, no estás soñando.
El azul es un reino de dulzura.
Dulzura no es palabra suficiente
en lo espiritual y trascendido;
es la de los torrentes cuando llegan
a presentar en el Abril del valle
la rendición templada de su hielo,
conservando en color de las alturas
la transfiguración del aire límpido;
la del rumor de guijas y de conchas
que resuena en las playas por la noche,
llenando de sí misma
la conciencia de estar oculto y solo.
Cuando abrías los ojos levantabas
una cúpula azul sobre la tierra,
coronada de flámulas ardientes;
un recinto tan alto
y en su ofrenda de luz tan silencioso
que toda voluntad se deslizaba
por la pendiente del desasimiento.
Así unos ojos pueden encender
la latitud inaugural del mundo
diáfana y trasparente sin frontera,
y entrecerrar su propio laberinto
de heces y esquirlas de rumor taimado.
No quiero su amenaza
en la consternación del aire turbio:
sólo el azul extático y redondo.

La curvatura es vocación del río
con inflexiones lentas de meandro
en el arroyo que desciende al valle,
es consuelo en el círculo del Sol
cuando tiñe de rojo la parábola
en que la luz dibuja el horizonte,
espiral aguzada
en el brillo del brote de la hoja,
convexidad en la tensión del fruto,
densidad y turgencia
en todo lo colmado y lo creciente.
La redondez es signo de la carne
de mujer, salvación,
oasis de volumen
en la angustia del plano y de la recta;
pero ha de ser jardín al que no lleve
la ausencia de un camino no trazado.
Esa es la norma capital del sueño,
lo que confiere elevación de nube
y resplandor solar de paraíso
a la entereza de un jardín redondo
retirado al secreto
de su concavidad, sin que el dardo del tiempo
—serpiente rectilínea que hiere con la ciencia
del veneno sin paz de la memoria—
tenga puerta cerrada en que clavarse.
Pero tú oscureciste el horizonte
donde pudo brillar el más diáfano
silencio precursor de voz primera,
y trajiste al preludio
de su estación redonda la maldición del tiempo:
un largo corredor de palabras caídas
pudriéndose en la sombra de su otoño.
Así llegué al umbral del paraíso
como Moisés en su último viaje;
y en la desolación de la memoria
y la miseria del entendimiento
se desvanecen un jirón azul,
geometría sin voz, música abstracta.

Del poemario Espejo de gran niebla, 2002.

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