Sí, esta es la entrada principal del mundialmente famoso British Museum, uno de esos museos inagotables y necesarios. Pero no es al museo al que le voy a dedicar esta entrada, sino a la biblioteca. El museo me encanta, pero la biblioteca, aunque propiamente ya no existe como biblioteca de uso general, sigue siendo un espacio acogedor y lleno de historia, además de un buen puñado de libros, libros de gran valor histórico.
Nada más acceder al museo, nos encontramos en este patio que fue cubierto con una gigantesca armazón de acero y vidrio diseñada por el arquitecto Norman Foster en el año 2000. Dicen que es la mayor plaza cubierta de Europa. En medio de ese espacio protegido de las inclemencias del tiempo se encuentra la antigua biblioteca del museo.
En esta biblioteca, que era la sede de la Biblioteca Británica, en esta sala de lectura, en este acogedor espacio circular, estuvieron leyendo, consultando, estudiando, escribiendo e incluso refugiándose del frío invierno una auténtica pléyade de personajes de todas las esferas del saber. Algunos de ellos: G. Bernard Shaw, Th. Carlyle, Gandhi, Yeats, Marx, Lenin (se podría decir que en ella se fraguó la revolución rusa, pues Marx escribió aquí buena parte de El Capital y Lenin algunos de sus textos más importantes), Dickens, Th. Hardy y el grupo Bloomsbury prácticamente al completo, que lo tenía muy fácil porque vivían al ladito. En su momento, la Biblioteca Británica, es decir, la biblioteca nacional del Reino Unido, por necesidades de espacio, tuvo que trasladarse a otro edificio, mucho más moderno y, sobre todo, mucho más grande, pues esta biblioteca es una de las bibliotecas más grandes del mundo; la segunda, concretamente, por número de volúmenes, más de 170 millones. La inmensa mayoría de ellos se encuentra en las innumerables salas del subsuelo.
Aunque en 1973 la Biblioteca Británica pasó a tener sede propia en otro edificio más acorde con los tiempos y las necesidades, el Museo Británico conserva todavía un gran número de volúmenes y mantiene una sala, la conocida como biblioteca del rey, un espacio que acoge réplicas de arte clásico y libros, muchos libros de todas las clases que en la actualidad están a disposición de los investigadores que necesiten consultarlos. La entrada, como se puede ver en la imagen, resulta muy atractiva y es de acceso libre y gratuito. La consulta de los ejemplares, como es lógico pensar, no, solamente está disponible para trabajos específicos de investigación.
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