"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
sábado, 8 de marzo de 2025
LOS NOMBRES DE LAS ESTRELLAS, E. J. Webb
lunes, 2 de diciembre de 2024
EL CIELO NOCTURNO, DICIEMBRE 2024
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Del poemario El espesor de la herida. |
PLANETAS: Mercurio podrá verse a finales del mes sobre el horizonte ESE antes de que salga el sol. Venus será el dueño y señor de las primeras horas de la noche y alcanzará su brillo más intenso los días de navidad, 24, 25 y 26. Marte se asoma a la noche poco antes de las 22:00 el día 1 sobre el horizonte NE y es visible durante el resto de la noche. Júpiter aparece por el horizonte ENE nada más ponerse el sol y es visible durante toda la noche. Saturno se encuentra unos 40º por encima del horizonte S cuando el sol se pone y es visible hasta que desaparece una vez pasada la medianoche.
Phoenícidas | 2 de Diciembre de 2024, 01:57 (28 de Noviembre al 9 de Diciembre) | 01h 13.0m, -52° 52.4' | Var | |
Púpidas-Vélidas | 7 de Diciembre de 2024, 00:11 (1 de Diciembre al 15 de Diciembre) | 08h 12.8m, -45° 04.4' | 10 | |
Monocerótidas | 8 de Diciembre de 2024, 23:27 (4 de Diciembre al 19 de Diciembre) | 06h 41.3m, 07° 58.6' | 3 | |
σ-Hídridas | 8 de Diciembre de 2024, 23:27 (2 de Diciembre al 19 de Diciembre) | 08h 21.2m, 01° 55.4' | 7 | |
Gemínidas | 14 de Diciembre de 2024, 02:14 (4 de Diciembre al 20 de Diciembre) | 07h 29.6m, 32° 57.0' | 150 | |
Comae Berenices | 15 de Diciembre de 2024, 20:43 (11 de Diciembre al 22 de Diciembre) | 11h 41.2m, 17° 52.0' | 3 | |
Leo Minóridas Diciembre | 19 de Diciembre de 2024, 19:04 (5 de Diciembre al 3 de Noviembre) | 10h 45.3m, 29° 52.4' | 5 | |
Úrsidas | 22 de Diciembre de 2024, 10:43 (17 de Diciembre al 26 de Diciembre) | 14h 27.9m, 75° 53.6' | 10 |
lunes, 10 de junio de 2024
POESÍA Y ASTRONOMÍA
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Luna llena con veleta del ayuntamiento donostiarra... o al revés. |
El cielo nocturno y lo que en él vemos comparte con la poesía la fascinación ante lo que está ahí, pero no terminamos de comprender del todo; ese halo de misterio y atracción que produce la belleza de lo casi sí, pero no.
Sin irme al Big Bang, del que únicamente sabemos como producto de ecuaciones matemáticas e hipótesis muy probables, cuanto se ve a simple vista —la Luna, las estrellas fugaces y las otras, los planetas, la galaxia Andrómeda, alguna nebulosa y cúmulos estelares— ha sido objeto de atención desde que somos seres inteligentes capaces de imaginar y preguntarnos por lo que vemos. Más tarde, cuando la humanidad se hizo con la palabra escrita, apareció el canto y la metáfora como consecuencia de la admiración, la perplejidad y la belleza inaprensible.
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Enlibrerías |
LA ESTRELLA FUGAZ
Vio la estrella a un demonio espiar furtivamente
a las puertas del cielo, y se lanzó contra él,
encendiendo un camino de llama.
Parecía un jinete a quien la rapidez de la carrera
desatara el turbante y que lo arrastrase entero tras
de sí un velo que flota.
Las Pléyades descienden de su horizonte
como un ramo de jazmín en flor.
Buhonero
de signos y Planetas,
Viene haciendo ademanes y figuras
Cargado
de bochornos y Cometas.»
Esto la dije, y en cortezas
duras
De Laurel se ingirió contra sus tretas,
Y en
escabeche el Sol se quedó a oscuras.
Voy a pasar por alto los versos del que en mi opinión contiene mayor fuerza poética de cuantos poemas se han escrito en castellano con la luna como protagonista; me refiero, claro está, al "Romance de la luna". Y lo dejo de lado porque quiero citar aquí otros versos menos recordados que contienen una sorpresa
Vienen manolas comiendo
semillas de girasoles,
los culos grandes y ocultos
como planetas de cobre.
Pertenecen al poema "San Miguel (Granada)". Dudo mucho que Lorca supiera que los planetas rocosos —la Tierra lo es, Júpiter es gaseoso— tienen en su núcleo, además de hierro y níquel, cobre, aunque sea en un bajo porcentaje. La metáfora, claro, va por otro lado, pero le sienta bien al poema el saber que existe cobre en planetas como el nuestro.
Alberti, compañero de generación, tampoco se sustrajo a la atracción de las estrellas y en su última obra publicada, que lleva nada menos que el nombre de una de las estrellas más brillantes del firmamento en su título, Canciones para Altair, podemos leer:
No hagas caso, Altair,
de las murmuradoras, ciegas constelaciones,
calumniosas estrellas solitarias,
los errantes cometas
o las indefinidas oscuras nebulosas.
Tú a todos los apagas, Altair, con tu brillo,
temblor irresistible, capaz de derramarse,
bañando los ansiosos labios del universo.
Compañero de aventuras y amigo de los anteriores, Neruda también sentía la comezón cósmica y se preguntaba, como seguramente todo el mundo se ha preguntado alguna vez mientras mira el cielo nocturno, cuál será el astronómico número de soles que habitan en el universo:
¡Qué sed
de saber cuánto!
¡Qué hambre
de saber
cuántas
estrellas tiene el cielo!
Guardo dentro
de mí
el resplandor del cosmos,
su azul de madrugada y su
horizonte,
y acaso pueda detener la noche,
hacer una
amapola con sus brumas.
O abrir un agujero
en el centro del
cielo
para guardar el frío
que nace de la tierra.
Acaso
pueda
lograr que el firmamento
descanse en la yema de mi
dedo anular.
Esto no es nada más que una brevísima incursión en las felices y fructíferas relaciones de la poesía con el siempre fascinante mundo de más allá de nuestra atmósfera. La palabra escrita siempre se ha llevado muy bien con los ámbitos de lo sublime, lo inmenso, lo desconocido, lo que nos deja perplejos... y cada vez que miramos hacia arriba en una noche de cielo despejado estamos entrando en ese terreno.
***
sábado, 29 de julio de 2023
EL CIELO NOCTURNO EN LA CÁMARA DE ALAIN PAGOAGA
Mirando hacia el sur. |
Esta es una de las imágenes más características de una noche de verano desde una latitud en torno a los 40º N del hemisferio en el que habito, es decir, el hemisferio septentrional y durante las primeras horas de la noche.
domingo, 4 de noviembre de 2018
LO QUE EL CIELO NOS DICE
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Fuente: NASA. |
Hace ya mucho tiempo, cuando cursaba COU en el instituto, leí estos cuatro versos de Heine:
Sie sprechen eine Sprache,
Die ist so reich, so schön;
Doch keiner der Philologen
Kann diese Sprache verstehen
Dámaso Alonso los tradujo así: ¡Hablan un lenguaje tan rico y tan hermoso!; pero ningún filólogo puede entenderlo. Heine hablaba del lenguaje de las estrellas.
Yo no entendía muy bien lo que el poeta alemán quería decir, pero los versos me parecían hermosos y subyugantes, quizás por el misterio que encerraban para mí, pues como ocurre muchas veces, aquello que no entendemos se nos hace más atractivo, si bien me parecían llenos de verdad.
Muchos años más tarde, gracias a un viaje, entré de lleno en la mitología griega y empecé a leer todo cuanto caía en mis manos sobre el tema y a disfrutar como pocas veces lo he hecho con la literatura. Al mismo tiempo, pude disponer de un planisferio celeste y unas noches tan limpias como hermosas ante mis ojos. Aquellas noches se convirtieron en uno de los viajes más bellos que haya hecho nunca, en este caso, a través de las constelaciones y de la mano de las leyendas a las que están unidas. Fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que el cielo nos hablaba, pero lo hacía, y lo hace, en diferentes idiomas. Lenguas que, cuando ejercemos de filólogos, no somos capaces de entender, seguramente, porque la gramática nos lo impide.
En un principio, las sociedades antiguas unieron en una misma esfera el cielo y la religión, es decir, las creencias. El cielo era la casa que habitaban los dioses. Del cielo nos venían tanto los premios como los castigos, lo que debíamos aprender y lo que teníamos que olvidar. Los seres que dominaban el cielo determinaban nuestro destino. Y de ahí surgen las más antiguas narraciones, y es ahí donde se hallan escritas. Así mismo, podemos encontrar en el cielo la primera interpretación de las relaciones que se forjaron entre nosotros, humildes habitantes de la tierra, y los orgullos seres celestiales. Para descubrir ese mundo casi perdido, sólo necesitamos conocer los nombres de las estrellas y de las constelaciones, y un buen libro de mitología. Esa es la primera y más antigua de las lenguas que podemos hallar en los puntos luminosos de la noche.
Algunos de esos relatos podéis encontrarlos en este mismo blog si entráis en el apartado de Mitología y constelaciones. Pero si lo que queréis es leer un buen libro, aquí tenéis dos:
Feliz lectura y feliz observación del cielo.
sábado, 24 de enero de 2015
LO QUE EL CIELO NOS CUENTA
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Nut, diosa del cielo y creadora del universo |
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Villa Farnese. Bóveda de la Sala Mapamundi. Giovanni Antonio da Varese
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En otras ocasiones, el cielo, en lugar de hablarnos, produce música. Pero éste es un sonido ya perdido. El gran místico y matemático Pitágoras estaba convencido de que la Tierra se hallaba en el centro del cosmos. Girando sobre ella se encontraba la Luna, el Sol, los cinco planetas visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y las estrellas. Todos estos cuerpos giraban en esferas concéntricas, esferas que, al desplazarse, producían un sonido armónico, audible en las noches más serenas. Él y sus alumnos tenían una concepción ideal del universo, como corresponde a una teoría basada en la relación matemático-musical, más que en la observación directa. De esta forma, suponían que cada esfera, sobre la que se deslizaban los cuerpos celestes, estaba situada en una relación numérica, que era la que correspondía a la relación que se da entre las notas musicales. Cuando Pitágoras descubrió la relación que había entre la longitud de una cuerda y el tono que producía al hacerla vibrar, descubrió también que esta relación es proporcional. Convencido como estaba de que el mundo debe expresar armonía y de que ésta se manifiesta a través de los números, el ilustre griego aplicó este orden a todo el universo.
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Nicolas Oresme. Livre du ciel et du monde |