"El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final, pero la aventura del aprendizaje es interminable". Timothy Ferris. La aventura del Universo.
domingo, 13 de abril de 2025
DESDE UN LEJANO LUGAR, Hōzan Yamamoto
martes, 1 de abril de 2025
CELEBRACIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL ARTE
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Aquí |
Hay formas distintas de comprender y explicar lo que existe. La intuición artística y su manifestación arrojan una mirada poderosa sobre lo que somos y nos rodea. Unas veces estamos dentro, otras veces estamos fuera; pero seguimos mirando, interpretando y aprendiendo.
Recital poético-musical con proyección de imágenes para celebrar el arte a través de un breve pero intenso recorrido por su historia. Un tributo de admiración y una tentativa de comprensión.
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Bisontes de Altamira. |
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Leona herida |
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Mujer con tablillas de cera y stylus |
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Moais de la isla de Pascua |
lunes, 10 de febrero de 2025
MALLARMÉ
- Poesías. Tr: Federico Gorbea. Plaza & Janés, 1982.
- Un comentario de aproximación.
- El audio:
el poeta provoca con acero desnudo
a su siglo espantado de no haber conocido
que la muerte triunfaba en su voz tan extraña.
Con un vil sobresalto de hidra oyeron al ángel
dar más puro sentido al verbo de la tribu
proclamando muy alto bebido al sortilegio
en la onda sin honor de algún negro brebaje.
Si al cielo y a las nubes hostiles ¡oh amargura!
nuestra mente no esculpe duro bajorrelieve
donde se orne de Poe la tumba deslumbrante,
calmo bloque caído de algún desastre oscuro,
que siempre este granito interrumpa los negros
vuelos que la Blasfemia esparza en lo futuro.
Traducción: Pedro Provencio.
lunes, 27 de enero de 2025
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO
Esta es la cubierta de la tirada de 500 ejemplares que encargó Rimbaud, la primera y la única que se hizo en vida del poeta. De aquellos ejemplares solamente recogió una docena, los demás quedaron almacenados en la imprenta hasta que pudiera pasar a pagarlos. Nunca llegó a ocurrir eso. Su hermana Isabelle hizo correr el bulo de que él, Arthur, los había quemado. En 1901 un bibliófilo los encontró en los almacenes de la imprenta.
Verlaine, que fue uno de los que recibió un ejemplar, dejó escrito que era una prodigiosa autobiografía psicológica, escrita en esta prosa de diamantes que es propiedad exclusiva de su autor ("Les hommes d'aujourd'hui", Œuvres en prose complètes, Gallimard, La Pléiade, 1972, p. 802).
lunes, 23 de diciembre de 2024
DESDE MI VENTANA, Pétalos de camelia
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Los pétalos caídos se hacen solidarios con el agua que corre. |

miércoles, 27 de noviembre de 2024
UN LIBRO, UN POEMA (E. A. Poe)
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Editorial |
EL CUERVO
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”
Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronuncio, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!
martes, 20 de agosto de 2024
EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS revisado y corregido
El fecundo rumor de las miradas (formato kindle).
El fecundo rumor de las miradas (tapa blanda).
El fecundo rumor de las miradas (tapa dura).
Debería haberlo hecho antes, pero no lo he hecho y pido disculpas por ello. Lamento que alguien haya comprado el libro antes y se haya encontrado con algunas erratas. El caso es que como voy a ofrecer un recital el domingo, he cogido el ejemplar que tengo y me he puesto a buscar erratas de todo tipo. Creo que en este momento está completamente limpio de errores. Como lo subí ayer mismo a Amazon, si alguien desea hacerse con él es conveniente que espere hasta el jueves para asegurar que ya ha sido cambiado todo el texto. Por cierto, la paginación (he colocado los números de las páginas solamente en las impares) aparece ya en los dos formatos, en el de tapa dura y en el de tapa blanda.Mientras tanto, si queréis ir oyendo alguno de ellos, dejo aquí unos cuantos audios de los que tengo grabados —podéis oír todos en el episodio de ivoox que tiene el mismo nombre que el poemario—:
miércoles, 7 de agosto de 2024
UN LIBRO, UN POEMA (La canción desesperada)
jueves, 16 de mayo de 2024
EL CUERVO, Edgar Allan Poe
Aunque la edición que yo tengo de la poesía de Poe es la de Cátedra —edición que recomiendo vivamente porque además de ser una edición bilingüe y tener una buena traducción, cuenta con un trabajo introductorio sobresaliente, una proliferación de notas verdaderamente notable e incluye el famoso texto Filosofía de la composición, que viene a ser algo así como el texto teórico de Poe en el que explica cuál fue el origen de este célebre poema suyo, así como las líneas principales de su poética—, he preferido la traducción de Julio Cortázar para realizar la grabación, y que dejo bajo estas líneas.
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Editorial |
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”
Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
Las palabras pronunció, como vertiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!
viernes, 26 de abril de 2024
EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS
sábado, 6 de abril de 2024
VENID (El espesor de la herida)
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Amazon |
VENID
Venid desde las frías tierras del extremo norte.
Venid desde los cálidos desiertos que se extienden por todos los continentes.
Venid desde las altas montañas y desde los valles fértiles y amables.
Venid desde las limpias praderas tropicales
y también desde las inmensas praderas templadas abarrotadas de cereal nutricio.
Venid desde las ricas orillas de los ríos,
desde las innumerables islas de los mares,
desde la profunda selva.
Desde todas las ciudades de la Tierra
venid.
Venid y hagamos un pacto con nuestros mejores gestos e intenciones.
Un pacto como un abrazo sin fisuras.
Un pacto donde tengan sentido las palabras.
Venid
e intentemos un futuro sin hipótesis con todas las manos.
***
lunes, 18 de marzo de 2024
VERANO DEL 36
![]() |
Editorial |
El espesor de la herida ha sido redactado en el deseo, sin duda ingenuo, pero fervientemente sincero, de que algún poema de los que en este librito se recogen sirva para modificar alguna conciencia. Quisiera creer que cumple la intención e, incluso, puede llevar a alguien a territorios del pensamiento próximos a los que defendían Gandhi, Luther King o Mandela.
VERANO DEL 36
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
MACHADO
José María y Valeriana,
naturales de Hervás y Aldeanueva del Camino
(Cáceres),
fallecieron algún día
del verano del 36,
poco antes de que las fuerzas sublevadas
llegaran a la ciudad.
Nadie sabe dónde están sus cadáveres.
Ni sus nombres. Nada.
No murieron
ni por Dios ni por España.
Alguien que no consta
ni en las listas de vencedores
ni vencidos
los sacó de casa
y los apeó de la vida
brutalmente
una noche de verano
del 36.
No sabemos
si llegó a salir la luna
o estuvo nublado todo el tiempo.
Tampoco sabemos
si cayeron de bruces
o lo hicieron de perfil.
Cayeron,
aunque no fuera
ni por Dios
ni por España.
Ni ellos ni sus asesinos
forman parte de la memoria.
Materia de olvido.
Ni vencidos ni vencedores,
solo un vacío en el registro de la historia,
en las listas de ausentes
y en las de las reivindicaciones.
Ni papeles. Ni cruces. Ni cementerios.
Silencio.
Ni por Dios
ni por España.
***
Días después
—ni por Dios ni por España—,
Luis, un muchacho
a punto de cumplir
los 15 años, recibe
la noticia
y el reloj de José María
rescatado de las ruinas.
Ni por Dios ni por España.
Solo rabia.
Y rencor.
Ciego de ira,
deja el internado
y se apunta a matar rojos.
Ni por Dios
ni por España,
por venganza.
***
No conocí a mis abuelos.
Unos pocos hombres malos
—ellos se creerían buenos—
una noche los mataron.
jueves, 14 de marzo de 2024
DESOLACIÓN DE LA VICTORIA
Ivan G. M. continúa imparable en su trabajo de creación musical y ya tenemos la sugerente y oportuna pieza que ha creado para el poema "Desolación de la victoria". El poema pertenece a la sección VI, la que lleva por título "Escucha, oh patria, mi aflicción".
![]() |
Fuente: Wikipedia. |
miércoles, 10 de enero de 2024
NERVAL, Las quimeras y la música de IVAN GM
martes, 11 de julio de 2023
LEONA HERIDA
![]() |
Fuente: Wikipedia |
Alto el gesto y la mirada alta
los reyes escribieron sus hazañas
con solemne y vanidoso abecedario.
No descuidaron tapices ni paredes.
Cualquier superficie era buena
si servía al noble para redoblar su nobleza.
También Assurbanipal,
de hirsuto nombre y sonora cabellera,
se mandó rodear en su palacio
de guerreros cautivos,
de altivas victorias
y de ruidosas cacerías
que recordaban al súbdito lo mismo que a la historia
sus múltiples virtudes, sus grandes cualidades.
El humilde artífice
abandonó la fiereza de lo humano
y dotó de humanidad a la bestia.
El dolor se hizo maestro y atravesó los años.