viernes, 15 de noviembre de 2019

ERRI DE LUCA EN LA BIBLIOTECA CBA

Editorial
La poesía de Erri de Luca es hija del compromiso del autor con su tiempo y su ideología. Es una poesía directa, sin retórica, despojada de adornos, asequible a todo el mundo y tenemos la suerte de que está reunida en un solo volumen fácilmente encontrable en cualquier librería. Eso sí, hay muy poca presencia de ella en internet y, cuando aparece, lo hace en número muy escaso, dos o tres poemas. Así pues, acudid a las bibliotecas o encargadla en las librerías. En la sesión de diciembre leeremos directamente del libro.


RÍOS DE GUERRA



Iban los viejos a las fuentes

y las mujeres con cubos a lo largo del río

mientras el aire silbaba de proyectiles y esquirlas,

la banda musical de los asedios, junto a las sirenas.

Danubio, Sava, Drina, Neretva, Miljacka, Bosna

son los últimos ríos añadidos a las guerras del siglo veinte,

los ejércitos mordían sus orillas, derribaban sus puentes,

luces de ciudad, Chaplin, las luces de aquellas ciudades

estaban todas apagadas.

Alrededor, Europa prosperaba ilesa.

Otras madres arrodilladas acudían a las orillas,

después de que el Volga detuviera en Stalingrado al sexto ejército de Von Paulus

y lo hiciera retroceder y lo persiguiera hasta el último puente sobre el Esprea,

ahogando Berlín.

Las aguas de Europa todavía reflejan incendios.

El deshielo del Vístula iluminado por el hambre del gueto:

no fue bastante para el siglo veinte.

El agua en Europa vuelve a costar su equivalente en sangre.


                              

                                  De Obra sobre el agua, 2002.





CON LA AYUDA DE HÖLDERLIN


El mes de mayo del noventa y nueve

los belgradenses se hacían los astrónomos

y escrutaban el cielo.

El suelo explotaba, temblaban las piedras

más aún que los viejos, los perros o los niños.

Las bombas de grafito habían cortado la electricidad,

en la oscuridad la fraternidad aumentaba.

«Donde existe el peligro, crece

también aquello que puede salvarnos.»

(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)

El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo,

estaba muerto desde hacía siglo y medio,

pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos

como arma antiaérea, como salvoconducto.

En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida

junto a las plegarias de una madre.

En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro

están al descubierto.


                    De Sólo ida. Líneas que regresan con demasiada frecuencia, 2005.



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