De cuantas ediciones tengo de los sonetos de Shakespeare esta es la que más me gusta. Tiene grandes virtudes, pero una de ellas, la que más páginas ocupa, no está presente en ninguna de las ediciones que yo conozco: una ríquisima, valiosísima e interesantísima colección de notas y comentarios que aportan (si se quieren consultar) a la lectura de los poemas una dimensión que otras ediciones no tienen.
El magnífico trabajo que Ramón Gutiérrez Izquierdo ha realizado traduciendo, anotando y comentando los 154 sonetos es un modelo de trabajo bien hecho y un verdadero referente para otras ediciones de poesía traducida.
Sobre los sonetos de Shakespeare nada tengo que decir que aporte algo nuevo a las miles de páginas que sobre ellos se han escrito. Solamente puedo expresar mi admiración por una colección que sigue siendo tan aprovechable y disfrutable hoy como lo era en su tiempo, a la altura de cualquiera de sus mejores obras dramáticas. Me limito, por tanto, a dejar aquí tres poemas como invitación a la lectura de todos ellos.
15
Cuando a solas pienso que todo cuanto medra
la perfección conserva apenas un momento,
que en este gran teatro tan solo hay apariencias,
que del velado influjo de estrellas son comento;
cuando veo que el hombre crece como las plantas,
y bajo el mismo cielo se anima y languidece,
ufano mientras dura, sin decaer, su savia,
mas luego en el recuerdo tal esplendor fenece;
entonces, esa idea de una fugaz presencia,
realza ante mis ojos tu fértil lozanía,
mientras combate el tiempo junto a la decadencia
para mudar en noche tu claro y joven día.
Y yo por ti al tiempo combate le presento,
y así lo que él te quita renuevo y acreciento.
30
Cuando a sesiones mudas de íntima nostalgia
convoco en la memoria las cosas del pasado,
suspiro por la ausencia de tantas como ansiaba,
y vuelven viejas penas de aquel tiempo alejado.
Si bien reacia al llanto, se anega así mi vista
por todos los amigos que eterna noche olvida,
y lloro por las penas de amor ya rescindidas,
y aún por tanta imagen ya casi desvaída.
Entonces me aflijo por mil viejos agravios,
contando pesaroso, con pena y amargura,
la inconsolable suma de llantos ya llorados
que pese a estar pagados me pasan la factura.
Pero si entonces pienso en ti, mi caro amigo,
las pérdidas compenso y mi dolor mitigo.
94
Quien puede hacer el mal y ningún mal ocasiona,
y siendo más proclive a algo se refrena,
quien, conmoviendo a otros, es como una roca,
inamovible, fría, y al loco impulso ajena,
hereda con justicia la bendición del cielo,
y ahorra sin dispendio la natural esencia;
es dueño de sí mismo y de su propio aspecto,
los otros, intendentes no más de su excelencia.
La flor de primavera en primavera es grata,
por más que ella sólo por sí vive y fenece,
mas si esa flor se infecta y luego se degrada,
la más vil de las hierbas más digna al fin parece.
Hay hechos que convierten dulzura en cosa acerba:
lirio podrido hiede peor que mala hierba.
Si quieres la paz, no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.
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Fuente: Wikipedia |