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miércoles, 30 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Gabriel y Galán)

En librerías
#unlibrounpoema


Este libro me lo regalaron mis padres cuando estudiaba COU. Aquel año descubrí la poesía y el primer poema que aparece debajo de estas líneas de Gabriel y Galán me ha acompañado desde entonces. Se lo leí una vez a mi padre, cacereño él, y se emocionó. La verdad es que, a pesar de ser una persona autoritaria y de aparente dureza, se emocionaba fácilmente.

Al libro como objeto le tengo gran aprecio, porque fue el primer libro que tuve de una colección entonces importante, además de estar encuadernado en piel y cosido. A los únicos libros que yo podía aspirar en aquella época eran libros de tapa blanda, encolados e impresos en un penoso papel que terminaba poniéndose amarillo a los pocos años. Me hizo mucha ilusión. Era como un pequeño tesoro de bibliófilo, no el de un escolar que acababa de cumplir 17 años. 

Aunque el curso estaba terminando, lo leí deprisa e hice una presentación del poeta en la clase de Lengua Española. En 1973, en un instituto de Madrid, Gabriel y Galán sonaba antiguo, pero yo estaba orgulloso de mi libro forrado en piel y, además, cuando leí "El embargo", en extremeño y dramatizando mucho, la clase quedó impresionada.


Señol jues, pasi usté más alanti
        y que entrin tos esos,
        no le dé a usté ansia
        no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
        que aquí no hay dinero:
        lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
        y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
        ya me está sobrando,
        ya me está gediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
        y esa segureja
        y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
        ¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
        ni esa segureja
        ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidiaíto
        si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
        cuatro mesis vivo
        y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
        porque aquí lo jinco
        delanti usté mesmo!
        Lleváisoslo todu,
        todu, menus eso,
        que esas mantas tienin
        suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
        ca ves que las güelo!...

Del poemario Extremeñas, 1902.




EL AMA

I

Yo aprendí en el hogar en qué se funda
la dicha más perfecta,
y para hacerla mía
quise yo ser como mi padre era
y busqué una mujer como mi madre
entre las hijas de mi hidalga tierra.
Y fui como mi padre, y fue mi esposa
viviente imagen de la madre muerta.
¡Un milagro de Dios, que ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!

Compartían mis únicos amores
la amante compañera,
la patria idolatrada,
la casa solariega,
con la heredada historia,
con la heredada hacienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz la tierra!

¡Qué alegre era mi casa
y qué sana mi hacienda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!

Una sencilla labradora, humilde,
hija de oscura castellana aldea;
una mujer trabajadora, honrada,
cristiana, amable, cariñosa y seria,
trocó mi casa en adorable idilio
que no pudo soñar ningún poeta.

¡Oh, cómo se suaviza
el penoso trajín de las faenas
cuando hay amor en casa
y con él mucho pan se amasa en ella
para los pobres que a su sombra viven,
para los pobres que por ella bregan!
¡Y cuánto lo agradecen, sin decirlo,
y cuánto por la casa se interesan,
y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!
Todo lo pudo la mujer cristiana,
logrólo todo la mujer discreta.

La vida en la alquería
giraba en torno a ella
pacífica y amable,
monótona y serena...

¡Y cómo la alegría y el trabajo
donde está la virtud se compenetran!

Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
y cantaba en los valles el vaquero,
y cantaban los mozos en las tierras,
y el aguador camino de la fuente,
y el cabrerillo en la pelada cuesta...
¡Y yo también cantaba,
que ella y el campo hiciéronme poeta!

Cantaba el equilibrio
de aquel alma serena
como los anchos cielos,
como los campos de mi amada tierra;
y cantaba también aquellos campos,
los de las pardas, onduladas cuestas,
los de los mares de enceradas mieses,
los de las mudas perspectivas serias,
los de las castas soledades hondas,
los de las grises lontananzas muertas...

El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos
del cielo y de la tierra.

¡Qué placido el ambiente,
qué tranquilo el paisaje, qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz de la llanura inmensa!

La brisa de la tarde
meneaba, amorosa, la alameda,
los zarzales floridos del cercado,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...
¡Monorrítmica música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!

La gaita del pastor en la colina
lloraba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas de monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.

La vida era solemne;
puro y sereno el pensamiento era;
sosegado el sentir, como las brisas;
mudo y fuerte el amor, mansas las penas
austeros los placeres,
raigadas las creencias,
sabroso el pan, reparador el sueño,
fácil el bien y pura la conciencia.

¡Qué deseos el alma
tenía de ser buena,
y cómo se llenaba de ternura
cuando Dios le decía que lo era!

II

Pero bien se conoce
que ya no vive ella;
el corazón, la vida de la casa
que alegraba el trajín de las tareas,
la mano bienhechora
que con las sales de enseñanzas buenas
amasó tanto pan para los pobres
que regaban, sudando, nuestra hacienda.

¡La vida en la alquería
se tiñó para siempre de tristeza!

Ya no alegran los mozos la besana
con las dulces tonadas de la tierra,
que al paso perezoso de las yuntas
ajustaban sus lánguidas cadencias.

Mudos de casa salen,
mudos pasan el día en sus faenas,
tristes y mudos vuelven;
y sin decirse una palabra cenan;
que está el aire de casa
cargado de tristeza
y palabras y ruidos importunan
la rumia sosegada de las penas.

Y rezamos, reunidos, el Rosario,
sin decirnos por quién..., pero es por ella.
Que aunque ya no su voz a orar nos llama,
su recuerdo querido nos congrega,
y nos pone el Rosario entre los dedos
y las santas plegarias en la lengua.

¡Qué días y qué noches!
¡Con cuánta lentitud las horas ruedan
por encima del alma que está sola
llorando en las tinieblas!

Las sales de mis lágrimas amargan
el pan que me alimenta;
me cansa el movimiento,
me pesan las faenas,
la casa me entristece
y he perdido el cariño de la hacienda.

¡Qué me importan los bienes
si he perdido mi dulce compañera!

¡Qué compasión me tienen mis criados
que ayer me vieron con el alma llena
de alegrías sin fin que rebosaban
y suyas también eran!

Hasta el hosco pastor de mis ganados,
que ha medido la hondura de mi pena,
si llego a su majada
baja los ojos y ni hablar quisiera;
y dice al despedirme: «Ánimo, amo;
haiga mucho valor y haiga pacencia...»

Y le tiembla la voz cuando lo dice,
y se enjuga una lágrima sincera,
que en la manga de la áspera zamarra
temblando se le queda...

¡Me ahogan estas cosas,
me matan de dolor estas escenas!

¡Que me anime, pretende, y él no sabe
que de su choza en la techumbre negra
le he visto yo escondida
la dulce gaita aquella
que cargaba el sentido de dulzuras
y llenaba los aires de cadencias!...
¿Por qué ya no la toca?
¿Por qué los campos su tañer no alegra?

Y el atrevido vaquerillo sano
que amaba a una mozuela
de aquellas que trajinan en la casa,
¿por qué no ha vuelto a verla?
¿Por qué no canta en los tranquilos valles?
¿Por qué no silba con la misma fuerza?
¿Por qué no quiere restallar la honda?
¿Por qué esta muda la habladora lengua,
que al amo le contaba sus sentires
cuando el amo le daba su licencia?

«¡El ama era una santa!...»,
me dicen todos, cuando me hablan de ella.

«¡Santa, santa!», me ha dicho
el viejo señor cura de la aldea,
aquel que le pedía
las limosnas secretas
que de tantos hogares ahuyentaban
las hambres, y los fríos, y las penas.

¡Por eso los mendigos
que llegan a mi puerta
llorando se descubren
y un padrenuestro por el ama rezan!

El velo del dolor me ha oscurecido
la luz de la belleza.
Ya no saben hundirse mis pupilas
en la visión serena
de los espacios hondos,
puros y azules, de extensión inmensa.

Ya no sé traducir la poesía,
ni del alma en la médula me entra
la intensa melodía del silencio
que en la llanura quieta
parece que descansa,
parece que se acuesta.

Será puro el ambiente, como antes,
y la atmósfera azul será serena,
y la brisa amorosa
moverá con sus alas la alameda,
los zarzales floridos,
los guindos de la vega,
las mieses de la hoja,
la copa verde de la encina vieja...

Y mugirán los tristes becerrillos,
lamentando el destete, en la pradera,
y la de alegres recentales dulces,
tropa gentil, escalará la cuesta
balando plañideros
al pie de las dulcísimas ovejas;
y cantará en el monte la abubilla
y en los aires la alondra mañanera
seguirá derritiéndose en gorjeos,
musical filigrana de su lengua...

Y la vida solemne de los mundos
seguirá su carrera
monótona, inmutable,
magnífica, serena...

Mas ¿qué me importa todo,
si el vivir de los mundos no me alegra,
ni el ambiente me baña en bienestares,
ni las brisas a música me suenan,
ni el cantar de los pájaros del monte
estimulan mi lengua,
ni me mueve a ambición la perspectiva
de la abundante próxima cosecha,
ni el vigor de mis bueyes me envanece,
ni el paso del caballo me recrea,
ni me embriaga el olor de las majadas,
ni con vértigos dulces me deleitan
el perfume del heno que madura
y el perfume del trigo que se encera?

Resbala sobre mí sin agitarme
la dulce poesía en que se impregnan
la llanura sin fin, toda quietudes,
y el magnífico cielo, todo estrellas.

Y ya mover no pueden
mi alma de poeta,
ni las de mayo auroras nacarinas
con húmedos vapores en las vegas,
con cánticos de alondra y con efluvios
de rocïadas frescas,
ni éstos de otoño atardeceres dulces
de manso resbalar, pura tristeza
de la luz que se muere
y el paisaje borroso que se queja...
ni las noches románticas de julio,
magníficas, espléndidas,
cargadas de silencios rumorosos
y de sanos perfumes de las eras;
noches para el amor, para la rumia
de las grandes ideas,
que a la cumbre al llegar de las alturas
se hermanan y se besan...

¡Cómo tendré yo el alma,
que resbala sobre ella
la dulce poesía de mis campos
como el agua resbala por la piedra!

Vuestra paz era imagen de mi vida,
¡oh, campos de mi tierra!
Pero la vida se me puso triste
y su imagen de ahora ya no es ésa:
en mi casa, es el frío de mi alcoba,
es el llanto vertido en sus tinieblas;
en el campo, es el árido camino
del barbecho sin fin que amarillea.

... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...

Pero yo ya sé hablar como mi madre,
y digo como ella
cuando la vida se le puso triste:
«¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!»


Del poemario Castellanas, 1902. Este poema fue premiado en los Juegos Florales de Salamanca el 15 de septiembre de 1901.

***


martes, 29 de julio de 2025

LAS ARQUITECTAS DE LA VIDA, Alfonso Martínez Arias

Ejemplar del KM
Alfonso Martínez Arias comienza la introducción de Las arquitectas de la vida con este hermoso, esclarecedor  y sugerente párrafo : Todos y cada uno de los animales y plantas que pueblan la Tierra poseen una impresionante belleza: la majestuosidad de un roble, la delicada estructura de una mariposa, la gracia de una gacela, la dominante presencia de una ballena y, por supuesto, nosotros, los humanos, con nuestra combinación de maravillas y defectos destructivos. ¿De dónde procede todo esto? La historia está llena de relatos que responden a esta pregunta. Por ejemplo, en la tradición maya la respuesta es el maíz, mientras que para otras culturas todo empezó con alguna clase de huevo. En muchas, el origen es un material arcilloso moldeado por el poder y la imaginación de una entidad omnipotente que le insufla vida. Después de estos inicios llega la multiplicación y la Tierra se puebla, aunque los detalles de cómo sucede todo esto suelen ser escasos. 

Y en el tercer párrafo nos adelanta: Lo que nos convierte a ti y a mí en seres humanos diferentes no es un conjunto único de ADN, sino una organización única de células con sus actividades características. La historia de Karen Keegan, una mujer de cincuenta y dos años que necesitaba desesperadamente un nuevo riñón, es un ejemplo de ello (el subrayado es mío).

Más adelante, en el capítulo "Una sociedad de células", leemos: Si queremos entender cómo surgió la vida animal (y la vegetal y la fúngica), tenemos que ver los genes no como las instrucciones o planos de un organismo, sino como las instrucciones o planos de las herramientas y materiales que las células utilizan para construir organismos (la cursiva es del autor).

En la página 115: Nos comportamos como lo hacemos porque nos lo dictan nuestro genes egoístas (en lo sustancial, esa sería las tesis básica de Dawkins en su El gen egoísta). Es una idea poderosa, pero al no tener en cuenta el papel de la célula, entierra una parte crucial de la historia de la vida.

Y en el párrafo siguiente cita esta afirmación de El fenotipo extendido: Cuando asumimos la verdad fundamental de que un organismo es una herramienta del ADN, y no al revés, la idea del ADN egoísta se vuelve convincente, incluso obvia. A renglón seguido agrega él: Leer a un científico hacer esta afirmación resulta desorientador. viniendo de una figura conocida por defender la primacía de la lógica y el razonamiento científico sobre las creencias, semejante afirmación exige, a todos los efectos, un acto de fe.

Todo el libro es una hermosa construcción de la mejor divulgación científica para para evidenciar que, efectivamente no es el ADN, sino las células las principales arquitectas de la vida. Para defender su tesis Martínez Arias ha escrito un interesantísimo libro de divulgación sobre la evolución, la actividad y el desarrollo de las células, apto para cualquier persona, aunque, como yo, carezca de formación en esta área del conocimiento.

Dejo el programa A hombros de gigantes en el que durante los primeros 25 minutos Manuel Seara Valero entrevista al autor quien explica con absoluta claridad las cuestiones fundamentales que se desarrollan en Las arquitectas de la vida. 


***


lunes, 28 de julio de 2025

OLIMPIA (Manet)

Fuente: Wikipedia.


No, 

no soy una diosa,

no soy Venus,

no soy ninguna alegoría.

Soy yo misma,

Victorine,

orgullosa de serlo

y de no ocultar nada.



Es cierto,

hace tiempo que perdí

la inocencia,

y tampoco tardaré mucho

en perder la orquídea

que adorna mi cabello

y el zapato

del pie izquierdo.



Soy tan real

como mi gato,

aunque la realidad

esté prohibida

en el Louvre.


***


sábado, 26 de julio de 2025

EL DETALLE EN EL ARTE. 100 OBRAS MAESTRAS, Susie Hodge.

Traducción: Antonio Díaz Pérez
Existen muchas actividades y trabajos donde el detalle resulta ser fundamental. La observación y el estudio de las artes plásticas es, sin duda, una de ellas. Y no debemos pensar solamente en esas obras pobladas de personajes (Bóveda de la Capilla Sixtina, La escuela de Atenas...) o de objetos, edificios, animales o lo que el artista haya querido mostrarnos (El jardín de las delicias, Los proverbios flamencosGuernica...); los detalles en una obra de arte tan aparentemente falta de ellos como por ejemplo las composiciones de Piet Mondrian o las flores gigantes de Georgia O'Keeffe también requieren que observemos con atención, como bien sabe la experta comentarista y divulgadora de arte Susie Hodge.

En el libro, como indica el título, la autora realiza un hermoso recorrido por cien obras maestras de la historia del arte occidental. Comienza en el siglo XIV con La adoración de los Reyes Magos, de Giotto di Bondone y finaliza el recorrido con La muerte del rey, de Paula Rego. Esta última servirá para mostrar cómo ha organizado Hodge su libro.

En primer lugar se ofrece una buena imagen de la obra y un texto explicativo de carácter general. Aunque este no es el caso, en la mayoría de las obras aparece un recuadro con otra obra y un breve comentario. Suele ser el de otra pintura que ha servido de fuente de inspiración o en la que aparece algún detalle que ha motivado la realización de la obra que se comenta.


Después, a vuelta de página, se encuentran los comentarios particulares sobre aquellos detalles más significativos que dan sentido a la obra en su conjunto y la explican. Sirve de cierre al comentario otra obra con la que existen relaciones técnicas, estilísticas o de sentido.


Como libro de arte que es están muy cuidadas las reproducciones, aunque en las fotografías que yo adjunto no pueda apreciarse, y es que nuestra primera aproximación a las artes plásticas, y a la pintura en particular, es siempre visual. 

Un libro muy recomendable como iniciación al estudio de las obras que la autora ha escogido, como libro para disfrutar de los detalles y como estupendo regalo para quien guste de los libros de arte. Es una pena que ya no esté disponible en la editorial siendo una edición de 2017, aunque todavía puede encontrarse a la venta en algunas librerías.

***


miércoles, 23 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Manuel Machado)

Editorial
#unlibrounpoema
 

Manuel Machado (1874-1947) fue un poeta de gran aceptación y reconocimiento antes de la desgraciada guerra civil, tuvo otro momento importante en los años 80 del pasado y hoy vuelve al olvido, aunque el esfuerzo conjunto de José Luis García Martín y la editorial Renacimiento hagan esfuerzos por resucitarlo. Cada vez que las dos Españas sacan a relucir sus diferencias el mayor de los Machado se resiente. Una de esas dos mitades le niega el pan y la sal por los poemas que escribió —obligado o no por las circunstancias— ensalzando la figura del dictador. Pero la calidad poética y la capacidad para abordar y expresar en pocos versos los grandes temas existenciales que afectan a todos los seres humanos están presentes en la mayor parte de su obra. Es curioso que se descalifique a Manuel por un puñado de poemas y, sin embargo, se guarde silencio sobre los poemas panfletarios de Antonio. 


ADELFOS

Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
soy de la raza mora, vieja amiga del Sol,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer…
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna…
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos…;
y la rosa simbólica de mi única pasión
es una flor que nace en tierras ignoradas
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos, ¡pero no darlos!. Gloria…, ¡la que me deben!.
¡Que todo como un aura se venga para mí!.
¡Que las olas me traigan y las olas me lleven,
y que jamás me obliguen el camino a elegir!.

¡Ambición!. No la tengo. ¡Amor!. No lo he sentido.
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud.
Un vago afán de arte tuve… Ya lo he perdido.
Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia, dudar jamás se pudo.
No se ganan, se heredan, elegancia y blasón…
Pero el lema de casa, el mote del escudo,
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. ni os amo ni os odio. Con dejarme,
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mi…
¡Que la vida se tome la pena de matarme,
ya que yo no me tomo la pena de vivir!…

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer…
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna.
¡El beso generoso que no he de devolver!.




MELANCOLÍA

Me siento, a veces, triste
como una tarde del otoño viejo;
de saudades sin nombre,
de penas melancólicas tan lleno…
Mi pensamiento, entonces,
vaga junto a las tumbas de los muertos
y en torno a los cipreses y a los sauces
que, abatidos, se inclinan… Y me acuerdo
de historias tristes, sin poesía… Historias
que tienen casi blancos mis cabellos.




LOS FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA

Él lo vio... Noche negra, luz de infierno...
Hedor de sangre y pólvora, gemidos...
Unos brazos abiertos, extendidos
en ese gesto de dolor eterno.

Una farola en tierra casi alumbra,
con un halo amarillo que horripila,
de los fusiles la uniforme fila
monótona y brutal en la penumbra.

Maldiciones, quejidos... Un instante,
primero que la voz de mando suene,
un fraile muestra el implacable cielo.

Y en convulso montón agonizante,
a medio rematar, por tandas viene
la eterna carne de cañón al suelo.



RETRATO


Esta es mi cara y ésta es mi alma. Leed:
Unos ojos de hastío y una boca de sed...
Lo demás... Nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe...
Calaveradas, amoríos... Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía...
¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no lo he sido:
ni gozo lo ganado ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres... —sin ser un Tenorio, ¡eso no!—,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.


Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente...
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza...
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo chic y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién —dice el vulgo—,
con Montmartre y con la Macarena comulgo...
Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.

Es tarde... Voy deprisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.


Si os interesa, RTVE Play tiene un interesante documental archivado en el apartado de Imprescindibles. Solo es necesario darse de alta para poder verlo.

***


miércoles, 16 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Matsuo Bashō)



[Tengo el ordenador en el hospital, lo que quiere decir que estoy componiendo esta entrada con el teléfono. Es una tortura. Espero que las horas invertidas para sacarla adelante merezcan la pena].

Carlos Rubio escribe en su esclarecedor Claves y textos de la literatura japonesa: En oposición a la hojarasca difícil de sus dos predecesores (se refiere a Nishiyama Sōin y Matsunaga TeitokuMatsuo Bashō (1644-1694) nos habla del viejo estanque donde salta una rana, de un cuervo posado en una rama seca, de hierbas de verano que crecen en un antiguo campo de batalla. Va a establecer un estilo personal conocido como el shõfu y desplegado en seis antologías cuya esencia no será el uso del haikai como simple artificio verbal, sino como una expresión hondamente lírica; una hondura paradójicamente canalizada en un ideal estético que Bashō llamará al final de su vida karumi o "ligereza". En el plano formal, Bashō establece de los tres primeros versos del renga —el llamado hoku— una forma estrófica independiente que doscientos años después será conocida como haiku. Diecisiete sílabas repartidas en tres versos sin rima de 5, 7 y 5 sílabas cada uno.

Este librito de Alianza, anteriormente editado por Satori, recoge 69 haikus de entre aquellos que no habían sida ya traducidos por Octavio Paz, Antonio Cabezas, Vicente Haya o Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, traductor de la selección que aquí se presenta. Se trata de una edición bilingüe en cuyas páginas pares aparece el texto japonés y las impares son utilizadas para la traducción al castellano (arriba) y un breve pero muy valioso comentario (abajo) sobre el haiku traducido, tal y como puede verse en estas fotografías de las páginas 46 y 47. 



Consecuentemente con lo dicho en las líneas anteriores, en esta antología no vais a encontrar el más famos haiku de cuantos se han escrito en la historia de los haikus. Remito al título El haiku japonésde Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, no tanto para que lo podáis leer allí, sino por la estupenda y esclarecedora anécdota que recoge en las páginas 78 y 79. 

Y ahora un par de haikus más 

Grácil sauce dormido:
sueña que tiene alma
de ruiseñor.



Cae y cae el rocío;
¿qué tal si yo lo usara
para limpiar el mundo?

***


viernes, 11 de julio de 2025

TIERRA BALDÍA, Robert D. Kaplan

Ejemplar de la biblioteca de Loiola K. E
Traducción: María Dolores Crispín
Sí, Tierra baldía toma el título del poema de Eliot, pues este ensayo sobre geopolítica nos presenta un panorama desolador similar al poema de Eliot, con la diferencia de que mientras el poema busca transmitir una sensación, ofrecer una visión subjetiva por poética, el texto de Kaplan es un ensayo que se apoya en hechos históricos y actuales para argumentar y persuadir sobre una idea, en este caso el problemático mundo hacia el que el planeta se encamina. 

Kaplan ve el período contemporáneo (está escrito justo antes del ascenso de Trump a la segunda  presidencia de los EEUU) como un momento similar al de la República de Weimar, esto es, desde la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial hasta la subida al poder de Hitler, un período de profunda inestabilidad política, económica y social. Y ya se sabe que cuando las instituciones que ordenan y sustentan el orden social fallan, el caos se propaga rápidamente. En los años 30 dio lugar al fascismo y posterior guerra. En la actualidad, y como consecuencia del empequeñecimiento del mundo, las nuevas tecnologías, las profundas interrelaciones económicas y las tensiones entre China, Rusia y Estados Unidos, que él percibe como las últimas potencias imperialistas en proceso decadente, nos encaminamos hacia un mundo desestabilizado y en peligro continuo de enfrentamiento, a un paso del abismo.

Kaplan está convencido de que lo que se nos viene encima es, en el mejor de los casos, una fase frágil de transición tecnológica y política. Las guerras en Ucrania y Gaza han reforzado esta tendencia.  Incide en cómo el 11-S supuso para Occidente centrar la atención sobre el terrorismo islamista y tuvo como consecuencia las guerras que Estados Unidos, con el apoyo de sus aliados,  desencadenó en Afganistán e Irak. Mientras tanto China reforzaba su armada y Vladimir Putin reforzaba la determinación imperial de Rusia. 

Pero no solo están las tendencias que pueden señalar las políticas internacionales de los grandes países. Kaplan también resalta como elementos que contribuyen a la desorientación y el desorden general las consecuencias que dejó la pandemia en la sociedad mundial a múltiples niveles, la fuerza atomizadora de la tecnología, que impide apreciar los efectos edificantes que el urbanismo y la tecnología han tenido en la vida de muchas personas, el continuo incremento de la población mundial y la absoluta incapacidad de los organismos internacionales para liderar cualquier proceso de entendimiento, léase principalmente la inoperante ONU.

A pesar de todo, el libro se cierra con este párrafo: 

La dirección de la historia es imposible de conocer. No existe eso del progreso lineal automático, de modo que no tenemos más opción que seguir luchando, ya que el resultado no se nos da a ninguno por adelantado. Weimar se podía jactar de tener muchos liberales y un auténtico florecimiento intelectual. Había mucha esperanza en Weimar, pero insuficiente orden. Evitar el destino de Weimar es ahora la gran tarea del mundo.

No apto para optimistas ni para quienes estén disfrutando del periodo vacacional.

***

miércoles, 9 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Ana Isabel Conejo))

#unlibrounpoema
Editorial



Ana Isabel Conejo ha escrito numerosos títulos de narrativa infantil y juvenil mientras cultiva la poesía, género en el que ha conseguido varios premios, como el Premio Hiperión en 2005 
este Atlas, que podemos leer como un recorrido afectivo-histórico-geográfico por la superficie del planeta al mismo tiempo que realizamos una lectura por el ser más personal y existencial de nuestro transcurrir por la vida. Todo ello en una prosa poética viva y eficaz.


 
GUERRA Y PAZ

Otoño de abedules temblando en las colinas, de flexibles cinturas inclinadas sobre el amplio repecho de una ventana; bellos rostros alegres mirando los reflejos de los charcos, y en la tierra mojada, un esplendor de ruinas, madrigueras inútiles abiertas al viento y a la lluvia mientras el corazón, un zorro rojo, huye por el campo abierto, perseguido del ímpetu de perros y caballos… y en la boca una risa de muselina blanca, y la noche batida por las alas de un pájaro que ya araña la nieve. Porque es tiempo de fuego, de troikas que se lanzan pendiente abajo, locos de aroma a cuero y a manzanas y a juventud a punto de perderse; mientras, lejos, la guerra deja costuras de humo sobre el mapa de sus viejas fronteras, deja muertos vestidos de colores muy vivos, hombres de ojos risueños con miembros amputados… No volveremos nunca a ser los mismos. Y lo que rehuíamos, lo que temimos tanto, no era el dolor, no era ni siquiera la muerte, sino esta insoportable tristeza de sabernos peores de los que nos creíamos… Esta nueva conciencia que dulcifica el rostro; donde la juventud deja sitio a la vida…


***


MASHKAN-SHAPIR

Mesopotamia es sólo un arañazo de oro en la superficie del desierto, un nombre griego, llaga de agua y palmeras entre el polvo y la sed,

pero ese nombre esconde multitud de Venecias muertas entre las dunas.

Sabemos de una de ellas: Mashkan-Shapir. Tres puertas. Los canales hundían su esqueleto de lluvia en los blandos aluviones del Tigris. Había un templo al dios de la muerte y otro al sol. Extraño culto doble a la ardiente evidencia del ser y su reverso.

Quién sabe si en sus casas se oirían los pájaros. O qué reptiles casi transparentes dormitaban inmóviles al calor de sus muros, qué insectos atraídos por la oscura promesa de la sangre se agazapaban en sus lechos, cuántas veces se echaron a perder en las cestas los frutos corrompidos por el verde polvoriento del moho,

Quién iba por las tardes al jardín de palmeras junto al muro del norte, o qué palabras sonarían más dulces en sus labios, cómo se sonreía un poco el pescador más joven al clavar sus arpones en el cuerpo de plata de los peces fluviales, qué refrán repetían las abuelas acerca de la sed

Nunca los muertos estuvieron tan muertos

tan a merced del viento

tan perdidos…


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miércoles, 2 de julio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Agustín García Calvo)

Editorial
#unlibrounpoema 


Tengo cariño a este libro porque me acompaña desde hace muchísimos años y, sobre todo, porque con él descubrí otra forma de pensar la literatura y mi propio estar en el mundo. 

No es posible dejar aquí ningún poema del Sermón del ser y no ser ya que es un largo poema-reflexión de 2016 hexámetros. Lo que sí puedo hacer es copiar los dos sonetos teológicos que Agustín García Calvo (1926-2012) puso a manera de prólogo delante del Sermón y los últimos versos del poema para que ellos sirvan de invitación a la lectura.

I


Enorgullécete de tu fracaso,
que sugiere lo limpio de la empresa:
luz que medra en la noche, más espesa
hace la sombra, y más durable acaso.

No quiso Dios que dieras ese paso,
y ya del solo intento bien le pesa;
que tropezaras y cayeras, ésa
es justicia de Dios: no le hagas caso.

¿Por lo que triunfo y lo que logro, ciego,
me nombras y me amas?: yo me niego,
y en ese espejo no me reconozco.

Yo soy el acto de quebrar la esencia:
yo soy el que no soy. Yo no conozco
más modo de virtud que la impotencia.





y II


Pero no cejes; porque no se sabe
cuándo pierde el amor, dónde la tierra
volteando camina, ni qué encierra
mensaje del que nadie tiene clave.

Pues el Libro Mayor (y eso es lo grave)
del Debe y el Haber nunca se cierra,
y acaso acierte el que con tino yerra;
ni es nada el mundo hasta que el mundo acabe.

Si te dicen que Dios es infinito,
di que entonces no es; y si finito,
que lo demuestre pués y que concluya.

Pero no hay Dios ni hay Ley que a contradanza
no se pueda bailar. Tu muerte es tuya.
Tu no saber es toda tu esperanza.



Final:

...Y ni siquiera temas demasiado, 
si llegare el caso, que te metan en el potro 
de los dientes de antimonio y por entre las planchas 
dolorosas de la imprenta: al fin y al cabo, tanto 
no hay de qué penar por ser el que uno es: pues nada 
es definitivo, sino borrador: tú mismo, 
cuando también doctrina te hayas vuelto y carga 
positiva, habrás de ver que no habrá de faltarte 
quien a tu vez te niegue y te deshaga y deje 
en libertad y olvido todas tus palabras. 
Bendito aquel que venga con la mano en alto 
y borre las cenizas de la muerte, un día 
que la red de oro de par en par se abre al aire 
y se pierden los murciélagos por el hondo cielo.


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viernes, 20 de junio de 2025

THOMAS HARDY

Escribe Pujals en su Historia de la literatura inglesa:

El pesimismo como actitud vital y como posición filosófica informa la novela y la poesía de Thomas Hardy (1840-1928). Su filosofía es sencilla, y su teología proclama una especie de providencia de signo negativo. Para él, el hombre, en vez de sentirse vinculado a Dios y oír su voz orientadora en el camino de la vida, se ve acosado constantemente por la fatalidad, que lo somete a sus caprichos. Por tanto, jamás parece libre: el tiempo y el espacio le oprimen atrozmente; sobre todo, existen por encima de él fuerzas misteriosas que controlan su vida de un modo absoluto. El hombre es un muñeco cuyos hilos mueven hados hostiles o indiferentes; como en la tragedia antigua, la fatalidad reina por completo en las obras de Hardy, novelas, cuentos o poemas. 


Este es un texto de carácter explicativo, es decir, el autor, un historiador de la literatura, quiere situarnos rápidamente y de manera objetiva ante lo que considera que es el pensamiento y el sustrato esencial del autor.

En cuanto a las traducciones, estas son las tres que yo conozco. De ellas, la más nueva es la de Alba (2023) y, por lo tanto, la más fácil de encontrar. Existe otra en Comares, pero yo no he tenido acceso a ella. 
Los tres poemas que reproduzco aquí los he cogido de la traducción que realizó Francisco M. López Serrano para la editorial Pre-Textos.


EL GAMO ANTE LA CASA SOLITARIA

Afuera, en las tinieblas, alguien mira
a través del cristal de la ventana
desde la blanca sábana aterida.
Afuera, en las tinieblas alguien mira
cómo, en vela, aguardamos la mañana
junto a la lumbre de la chimenea.

No alcanzamos a ver esos dos ojos
que nos contemplan desde la intemperie
y reproducen los destellos rojos
del fuego. No advertimos esos ojos,
ojos maravillados, rutilantes,
y sus pasos furtivos, vacilantes.




DESPUÉS


Cuando el Presente cierre sus puertas tras mi paso
y, cual recién hilada seda, las tiernas rosas
de mayo acune el viento, ¿dirá el vecino acaso:
«Era de los que suelen apreciar estas cosas»? 

Si es al ocaso y cruza sobre el denso follaje,
como en un parpadeo, un halcón por la umbría
y se posa en la zarza que retorció el oraje,
pensará quien lo vea: «También él lo vería». 

Si fuera en noche cálida y de falensas clara
cuando el erizo corre furtivo por el prado,
tal vez alguien dijera: «Por que nadie dañara
a estas pobres criaturas veló, y poco ha logrado».

Si al oír que he partido, junto al umbral se quedan
contemplando los astros en el cielo de invierno,
¿pensarán los que ver mi rostro ya no puedan:
«Fue alguien que meditó sobre el misterio eterno
»?

Y cuando por mí doble la campana del ocaso
y a su repicar se una de la brisa la charla,
cual un nuevo tañido, ¿oirán decir acaso:
«No la puede oír ya, mas solía escucharla»?




EL ACANTILADO DE BEENY


I
Oh, el zafiro y el ópalo de este errante mar de occidente,
y una mujer en lo alto con el cabello al viento cabalga sonriente,
la mujer que amé tanto y que me amó fielmente. 


II
A nuestros pies el rugido continuo y las lejanas olas de la mar
semejaban un cielo inferior, engolfado en su propio palpitar,
mientras reíamos alegres en aquel mes de marzo que no podré olvidar. 


III
Una pequeña nube nos ocultó, y brotó una lluvia irisada,
y se tiñó el Atlántico de una imprecisa y leve pincelada,
luego salió de nuevo el sol y de un tono purpúreo quedó la mar bañada. 


IV
En su profunda y abisal belleza aún el viejo Beeny ocupa bajo el cielo su lugar,
pero ella y yo el próximo mes de marzo no volveremos allí de nuevo a pasear,
ni las dulces palabras que dijimos se volverán a escuchar. 


V
Pues aunque todavía la abisal belleza se alza en aquella agreste ribera de occidente,
la mujer, a la que el pony llevaba a paso de andadura está ahora ausente,
ya no sabe de Beeny ni le importa y no volverá a reír jamás alegremente.

 

Y un homenaje, el que le dedicó su compatriota Gustav Holst (el de Los planetas):



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miércoles, 18 de junio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Eva Beriain)



No siempre se tiene la posibilidad de asistir al nacimiento de un nuevo libro y de charlar con la autora. Yo, al menos, casi nunca la tengo, y eso, estar en el momento y al lado del surgimiento del libro, es un motivo de alegría. 

Eva Beriain, formada como poeta en los talleres de creación literaria, ha creado un poemario coherente, bien construido, equilibrado, maduro y muy interesante, donde vemos cómo las voces, los miedos, los pensamientos y los deseos de dos personajes que aparentemente nada tienen que ver el uno con la otra (él - ella)

REY DE LAS SOMBRAS (ÉL)

Soy el rey de los invisibles,
los que viven entre los bordes
de la mirada ajena.

No tengo reino ni corona,
pero en mi delirio
mando sobre los olvidados,
los hijos de nadie,
los que no tienen nombre
ni cara en el espejo.

Me siento en mi trono de cartón
y hablo con las sombras
que se arrastran por el suelo.

Mis dominios son las sombras 
bajo el techo gris del pasadizo.
Soy el rey de las esquinas,
el emperador sin súbditos
que predica a los fantasmas
del tren nunca toma.

Los trajes, las prisas,
todos pasan
como un desfile sin ritmo,
una procesión de ausentes
a los que intento rescatar
de sus propios pensamientos.

vienen a mí, buscando respuestas,
aunque no lo saben, aunque no me ven.
Hoy soy el rey 
de esta esquina podrida,
coronada con las colillas
de cigarrillos ajenos.

Mañana, quién sabe,
seré un poeta,
un santo,
o un perro buscando huesos.




ESQUINAS QUE NO CAMBIAN (ELLA)

Las esquinas de la ciudad 
son siempre las mismas,
solo cambian los nombres
y las caras que las cruzan.

Las baldosas
conocen el peso exacto
de mis pasos.

Los días pesan
en la mochila que cargo,
como si cada uno
fuera una piedra más.

el mismo recorrido,
la misma prisa,
las mismas palabras que me siguen,
la vida, ecos d eun sermón,
que nunca pedí escuchar.


se van poco a poco entretejiendo hasta convertir sus discursos particulares en un dueto que reflexiona sobre la cotidianidad, el tiempo, el ser y el estar de siempre... y termina en un hermoso canto: 

UN PÁJARO (AMBOS)


Un diminuto pájaro
de mirada curiosa
posa en el poema
un ligero anhelo.

El poema cobra vida
y desde el silencio
le susurra al mundo:
todos somos huella.


Esta es la breve y sustanciosa charla que tuve con ella bajo el fondo sinfónico de una partida de tenis de mesa: 



***