martes, 12 de noviembre de 2019

A PROPÓSITO DE CICERÓN



Aprovecho que el viernes me voy a ver a José Mª Pou —bueno a él y a Miranda Gas y a Bernat Quintana— para recordar al viejo Cicerón (106-43 a.n.e.), político, orador y escritor muy comentado por los estudios clásicos y tal vez hoy un poco olvidado.

Cicerón fue un escritor muy prolífico y un intelectual típico de aquella época caracterizada por el eclecticismo. Como buen romano, el sentido práctico lo llevaba en los genes, de ahí que se dedicara a recoger ideas de epicúreos, de estoicos, de Platón y de Aristóteles en la búsqueda de aquellas que serían las mejores para organizar la vida social.

De entre sus múltiples obras quiero destacar  De legibus y De re publica. En ellas realiza la afirmación de los derechos humanos y defiende la hermandad de los hombres. En la segunda (III, XXI, 33) aparece redactada su versión de la ley natural que resultó tan influyente en pensadores posteriores. En la primera está la defensa de la igualdad de todos los hombres.

Su influencia en el pensamiento europeo va desde los teóricos de la ley natural hasta los Diálogos sobre la religión natural de David Hume.

Como escribe Ludwig Bieler, Cicerón culmina la cultura de una época (...) Y aun cuando finalmente sucumbe como víctima de una causa perdida, con todo es él quien con su pensamiento y su palabra acuña para un orden nuevo, que él era incapaz de aceptar, las fórmulas de las que, aun transformándolas, se sirvió dicho orden; él creo también el clima en que tal orden pudo florecer (Historia de la literatura romana, p 120).

Este fin de semana tenemos a Pou-Cicerón en el Victoria Eugenia.

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