20.000 especies de abejas es un canto a la diversidad de formas de ser y habitar el mundo porque las abejas son las garantes de la biodiversidad en la naturaleza. Me resultaba muy evocadora la imagen de la colmena familiar donde cada individuo tiene una función específica dentro del grupo, pero, sin embargo, la colmena o la familia son mucho más que la suma de sus individuos. Las identidades trans son otra expresión más de la diversidad humana y en el contexto de la película es la cuestión de la infancia trans la que detona el cambio en la familia. Me interesaba abordar la cuestión de la identidad de una manera amplia y en especial sobre cómo las relaciones en el seno familiar nos afectan en ese viaje misterioso de nombrar quiénes somos ¿Es la identidad propia tan solo una vivencia íntima y personal o está afectada por la mirada externa?
Además, las abejas y las colmenas han jugado un papel social y espiritual importante en la vida tradicional vasca, cuya cultura también quería reflejar. Una cultura dividida por una frontera que separa el territorio en dos y que congrega a su vez distintas lenguas como seña de esa diversidad identitaria. Esa frontera no representa solamente una separación geográfica sino también una barrera o límite que habla de las dificultades que tenemos para superar ciertas creencias de nosotros mismos y de las personas que tenemos delante nuestro.
Esta tarde estaré exactamente por ahí.
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