(Tenéis que ir a YouTube para poder verlo)
Según cuentan quienes más saben de estas cosas, esta pequeña obra maestra fue creada para que estudiantes de avanzado nivel pudieran perfeccionar su técnica. Acaso quienes estaban aún en proceso de aprendizaje pensaran que la obra había sido diseñada para su sufrimiento. La apertura de la mano, la velocidad y la presencia de arpegios no hacen de estos poco más de dos minutos una obra precisamente cómoda ni sencilla.
Pero para quien se encuentra en el auditorio y ha ido a disfrutar de la música el punto de vista varía totalmente. Es una pieza vibrante y genial que produce un goce intenso. Eso sin entrar en las reminiscencias que hay en ella de Bach, de Mozart y de Beethoven. Pero sobre ese tema es mejor dejar hablar a quienes verdaderamente saben.
Dejo dos interpretaciones muy distintas, pero ambas fabulosas. La primera es del pianista y director ruso sobradamente conocido Vladímir Ashkenazi. La segunda pertenece a la pianista ucraniana Valentina Lisitsa.
Para empezar con un buen ánimo y mucha energía este domingo.
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Preciosos , el segundo , conocido también como revolucionario , aunque parezca mentira yo lo tocaba en mis épocas de estudiante de piano , pero nada parecido a Valentina Lisitsa. Un Abrazo
ResponderEliminarPues eso es mucho tocar, Manoli.
EliminarMás abrazos.
Jesús