Como ya señalé en otra entrada anterior, yo fui hasta Calatayud, principalmente, tras los pasos del poeta latino Marcial. En realidad, pocos elementos hay en la ciudad que recuerden al poeta bilbilitano. Sí, en cambio, hay todo un museo muy bien puesto sobre la hija posiblemente más famosa de esta tierra. Famosa, que no conocida.
Si eres una persona como yo cuyo único conocimiento de María de los Dolores Peinador Narvión se reducía al nombre que aparecía en la famosa copla de la que alguna vez mis padres canturreaban el estribillo, la sorpresa va a ser absoluta, porque la realidad nada tiene que ver con la historia o más propiamente la historias que se han trenzado en torno a esta mujer.
Tal vez tengas un conocimiento mayor que el que yo tenía. En ese caso, seguramente, tu idea de la Dolores pasaría por el de una joven de gran belleza de la que se enamoran varios hombres, seminarista incluido, con enfrentamiento a navajazos. Todo muy pasional y primario, al gusto del romanticismo más folletinero del siglo XIX.
Otra de las sorpresas que recibí fue la de las numerosas versiones que provocó esa pasional historia que nunca llegó a existir. En el título dice algunas, es decir, no están todas las que se escribieron y han circulado.
Según se explica en uno de los paneles del
museo, el origen del mito de La Dolores remite al escritor catalán
José Feliú y Codina. Estaba de viaje en tren y en la estación de Binéfar oyó una copla que contaba una historia sobre una mujer deshonrada. La historia incentivó la imaginación del escritor y, una vez en Barcelona, comenzó a escribir un romance que sería el origen de un drama titulado
La Dolores, en honor a la protagonista de la mencionada copla.
En 1892, Feliú y Codina estrenó su obra en el teatro Novedades de Barcelona. Entre los espectadores se encontraba
Tomás Bretón, quien decidió adaptarla para una ópera. El resultado fue un éxito sensacional: el 16 de marzo de 1895,
La Dolores se presentó en el teatro de La Zarzuela de Madrid. La ópera traspasó las fronteras de España y fue aplaudida en distintos escenarios de Europa y América.
hoy podemos saber que la vida de la Dolores real fue una vida un tanto desgraciada y muy poco parecida a la que nos contaban las historias generadas tanto por la literatura culta como popular. Aquí la tenéis:
Si váis a Calatayud, preguntad por el Museo de la Dolores.
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