martes, 3 de noviembre de 2020

OVIDIO DESDE LOS ALREDEDORES

La profunda huella dejada por Ovidio y su Metamorfosis en la cultura occidental es verdaderamente gigantesca. Es cierto que Virgilio es el primero, el más destacado, el príncipe de las letras latinas; pero Ovidio es más divertido, y si leer la Eneida requiere un esfuerzo por nuestra parte, adentrarse en los juegos mitológicos, cotillear en los asuntos de los seres del Olimpo y acercarnos a las escenas de seducción o ser testigo de las infidelidades entre seres humanos y divinos es, qué duda cabe, más sencillo y popular.

Desde la cristiandad más antigua hasta Lutero, desde Dante Alighieri a Ezra Pound, desde Tiziano a Rodin, la cultura occidental ha bebido y seguirá haciéndolo en las historias que Ovidio nos dejó, en sus historias de amor y de pasión, en sus alegorías acerca de los aspectos más variados y variopintos de la vida. 

La música también nos ha dejado un hermoso y largo muestrario de su alargada sombra. Cito solamente grandes y muy conocidas obras: Orfeode Monteverdi; Der Streit zwischen Phoebus und Pan, de Bach; Daphne, de R. Strauss; Six Metamorphoses after Ovid, de Britten; My Fair Lady, de Cukor, empujada por el Pygmalion, de Shaw. Y, por supuesto, esta deliciosa mascarada, serenata, pastoral o como quiera que la clasifiquen, de Händel

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