domingo, 22 de noviembre de 2020

¿ESTAMOS SOLOS? EN BUSCA DE OTRAS VIDAS EN EL COSMOS

Mientras existamos sobre este punto azul pálido, o en los planetas que logremos colonizar, seguiremos mirando al cielo estrellado cada noche, nos haremos grandes preguntas sobre nuestros orígenes... y buscaremos otras vidas en el Cosmos (p 506) [porque]  nuestra inquieta mente parece necesitar el contacto con otros seres equivalentes a nosotros, con pensamiento abstracto y lenguajes estructurado: criaturas racionales que utilicen símbolos y transmitan emociones. que perciban la belleza. Que construyan metáforas. Espejos en los que mirarnos, aunque la imagen reflejada sea muy diferente de la nuestra (p 474-5).

No creo que me equivoque si digo que esta es la obra de un científico, de un investigador, apasionado con su trabajo y entusiasmado con la divulgación, que pone al alcance de cualquiera cuál es el estado de la cuestión, qué podemos suponer, qué nos es dado imaginar y qué es lo que efectivamente sabemos sobre la vida más allá de nuestro diminuto planeta. Y es que Carlos Briones, a quien he tenido el placer de escuchar en directo en varias ocasiones, parece que lo sabe todo sobre el tema. Y cuando digo todo quiero decir todo, no solamente cuanto tiene que ver con su especialidad como bioquímico y biólogo molecular entregado a la investigación astrobiológica.

Por el texto van desfilando referencias y citas del mundo del cine, de la literatura, de la música, la ecuación de Drake, el programa SETI, la señal Wow!, la estrella Tabby, cuanto tiene que ver con la ciencia ficción, y con la ficción a secas. Desde Lucrecio a Saint-Exupéry, Sagan o el mismísimo Winston Churchill. Deliciosa la cita del primer ministro británico, no os la perdáis (p 474), o la de Brian May, guitarrista de Queen y ¡doctor en astrofísica!

Y qué decir de esas conversaciones de café que se trae con especialistas al acabar cada uno de los capítulos. Broche de oro a sus palabras. Mirad qué pedazo nómina: Muriel Gargaud, Emmanuelle Javaux, Ricardo Amils, Víctor Parro, Michel Viso, J. A. Rodríguez Manfredi, Olga Prieto Ballesteros, Jonathan I. Lunine, Joseph A. Nuth, Luisa Lara, Aki Roberge y David Dunér.

Hacer divulgación requiere claridad y sencillez, además de hacerlo de manera atractiva para que quien lee se sienta a gusto con el texto. En este sentido, e independientemente de que los descubrimientos avancen de manera significativa en este terreno, yo creo que la belleza y la verdad —Keats al fondo— que nutren las páginas del libro van a permanecer inalterables durante mucho tiempo. Es un regalo tanto para nuestro deseo de conocimiento como para nuestro sentido estético.

Dicho esto, conviene advertir que para poder acceder al estudio de la vida extraterrestre ha sido necesario pasar por muchas etapas previas para que la cuestión quede bien delimitada y se entienda. Etapas como intentar responder a la difícil cuestión de qué es la vida, cuál es su origen, qué es eso de la química prebiótica, quién es ese tan importante llamado LUCA, cuánto hay de azar y de necesidad en todo ello o por qué es tan esencial el agua y el carbono para estar donde estamos. Y el autor se abre camino por tan graves cuestiones con absoluta soltura y nos va seduciendo con su prosa ágil.

***

Nota para despistados: este es un libro de divulgación científica. Todavía no tenemos ninguna evidencia de vida más allá de nuestro planeta. Es muy probable que haya incluso vida inteligente en alguna parte del universo. El único problema es que el universo es muy, muy, pero que muy grande. Así, pues, desengañémonos. Podremos observar los planetas extrasolares desde la superficie o la órbita de la Tierra, aprenderemos cada vez más sobre ellos e incluso quizá encontremos señales moleculares de vida en algunas atmósferas. Esa es la ciencia real. Pero están a tantísima distancia de nosotros, incluso los más cercanos, que es una fantasía pensar que en algún momento vamos a poder viajar hasta allí. Por tanto, limitemos nuestro entusiasmo (p 427, palabras recogidas de Michel Mayor). 

O dicho a la manera de James Miller, en A small fiction

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