Un huracán era una bandada de pájaros muy alta en la noche; una bandada blanca que se acercaba ruidosamente y de improviso era solo la cresta de una inmensa ola que se abalanzaba sobre el barco. Un huracán era el griterío y el llanto en la oscuridad de la bodega y el ácido hedor de los vómitos. Era un perro enloquecido por el oleaje que desgarró los tendones de un marinero. La espuma de las olas cubrió la herida. Un huracán era el viaje a Tomis (Párrafo inicial).
El personaje principal es Cota, admirador de Ovidio, que viaja a Tomis (ahora Constanza) para averiguar si son ciertos los rumores de que Ovidio ha muerto. La ciudad, y aquí está el toque original de la obra, es una ciudad poblada por los personajes de la obra de Ovidio. Todo en ella resulta un tanto oscuro, opresivo y agobiante, como el invierno que dura dos años en la historia. Gracias a Eco, Cota empezará a intuir qué es lo que ocurre. Las transformaciones (metamorfosis) se suceden hasta que la propia ciudad desaparezca para ser ocupada por la naturaleza.
Esto, como comprenderéis, no es nada más que una pincelada. La novela es compleja y está muy bien trabajada. Los planos temporales, la época de Ovidio y la actual, se mezclan a menudo. Los flashbacks, las escenas retrospectivas, son utilizados para contar la vida del clásico y sus problemas, hasta recibir el castigo del destierro por parte del emperador. Los personajes son, efectivamente, los de la obra del escritor latino —un Repertorio ovidiano al final del libro sirve de guía por si alguien se pierde o requiere aclaraciones—.
La obra es, pues, literatura sobre literatura, que en buena medida expresa los miedos y ansiedades existenciales de una sociedad finisecular (se publicó en 1988, al año siguiente en España) abrumada por los desarrollos técnicos. La novela de Ransmayr es metaliteratura inteligente que traslada Las Metamorfosis a la prosa contemporánea y realiza una fusión entre lo antiguo y lo actual.
La novela, que describe el continuo declive de la ciudad de Tomis y sus habitantes, puede leerse como un escenario apocalíptico. A medida que la naturaleza recupera la ciudad, sus habitantes se transforman en pájaros y piedras. El fin del mundo que se acerca parece ser la única salida para liberar al planeta de la corrupción humana y devolverla a la naturaleza. El mismo título del libro apunta en esa dirección, El último mundo.Si bien en España la novela debió de pasar sin pena ni gloria, por lo menos yo no había oído hablar de ella, en Alemania fue un auténtico éxito y estuvo apadrinada por Hans Magnus Enzensberger. Buena prueba de esto es la cantidad de expresiones encomiosas que se recogen en la contraportada. Hoy podréis encontrarla en alguna librería de viejo, y en alguna biblioteca, claro. No apta para quienes aborrezcan la literatura posmoderna.
Agradezco mucho tu comentario. Soy adicta a las librerías de usados y desde hace años deambula éste libro de una estantería a otra sin haberlo leído.
ResponderEliminarPoca información encontré sobre él. La tuya fue la más importante y esclarecedora.
Muchas gracias, Alicia, por el comentario. Eres muy amable y me alegro de que el mío te haya sido de alguna utilidad.
EliminarJesús