Fuente: Wikipedia. |
No entro en quién o cómo bombardeó. No lo sé. Las guerras son lo que son: un cúmulo de odio que estalla y destruye cuanto toca. Y si me ponen en la obligación de tener que elegir entre una persona y un monumento, por muy importante que sea, elegiré siempre que se salve la persona.
Pero no es eso lo que quiero anotar, sino este pequeño montoncito de humildad (ver debajo): el que puso Sevak Avanesyan, violonchelista de la Orquesta Filarmónica de Bélgica, de ascendencia armenia, y que el pasado 12 de octubre se puso a tocar en medio de los escombros la obra Krunk, del compositor Komitas Vardapet.
Menos mal que todavía queda mucho tacto en las manos vacías de algunas personas. El arte, a veces, nos salva y nos consuela.
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