Editorial |
La llamaban Génie la loca.
Si tenían que dirigirle la palabra, le decían;
—Génie la loca.
Nunca:
—Eugénie.
Ni:
—Señora.
Siempre:
—Génie la loca.
Este es solo un pedazo del canto de Marie. Un canto de amor
a su madre, una mujer silenciosa, incomprendida y trabajadora. Es además una
novela bellísima, llena de palabras crudas, inocentes, puras y bellas.
Es una historia de una madre y una hija, del amor que une a
dos mujeres que son víctimas de una vida durísima y mundo cruel. Ambas soportan
la carga de todo ello sin rechistar, simplemente continuando adelante y
teniéndose la una a la otra. Génie, la madre de Marie, es una mujer misteriosa
(para su hija y para quien lee estas páginas) que lucha en silencio. A pesar de
todo, Marie no desiste y la sigue incansable a todas partes con el objetivo de
verla sonreír, con el sueño de verla feliz.
Ella no hablaba. Algunas noches, lloraba. Lo recuerdo. Le
decía:
—¿Por qué lloras?
No respondía. Le decía:
—No llores.
Quería acercarme a ella y decirle:
—Me tienes a mí.
Génie la loca, de
Inès Cagnati, fue toda una sensación
literaria en Francia a finales de los años sesenta. De hecho, este libro ha
sido considerado como una de las cumbres de la literatura francesa posterior a
la Segunda Guerra Mundial. Ahora, llega a nuestras estanterías gracias a
nuestra querida y admirada Errata Naturae.
La historia de Génie y Marie te atrapa desde la primera
palabra. Sufrimos con sus tragedias, con los insultos que reciben y con las
miserias que las rodean. Pero no podemos dejar de acompañarlas, de intentar
comprenderlas y enternecernos con el amor que las une. Génie la loca está considerada una de las mejores novelas breves
europeas del siglo XX y obtuvo el Premio Deux Magots en 1977.