Fuente: Wikipedia. |
Editorial |
Traducción de Aurora Luque. Cuatro versiones más, aquí.
De la poesía clásica griega, la de Safo siempre fue la que primero me atrajo y a la que nunca he dejado de ser leal. Seguramente la sencillez, el lirismo y el lenguaje próximo y natural que utiliza sean la razón de esta querencia. Y esta introducción a su poesía del estudioso Bowra siempre me ha parecido de las mejores —y tiene ya casi 100 años—. La cita es larga, pero merece la pena:
Editorial |
Allá por el 600 a. c., la isla de Lesbos dio al mundo verdadera poesía. Posible es que las inspiraciones de Safo y de Alceo se encuentren en la canción folclórica, pero la obra de estos poetas no es coral ni siquiera popular. Fue escrita para ser cantada entre amigos. Nace de motivos locales y personales, pero trascendidos en un todo por el genio poético que les da valor universal. En ambos, la sensibilidad y la pasión se juntan con arte consumado. Tenían que decir muchas cosas de hondo sentido, y sabían decirlas cabalmente. El lenguaje de Safo tiene la sencillez del coloquio diario, exaltado a su mayor temperatura expresiva. Apenas usará palabra que no proceda de su habla vernácula, pero la selección ha sido siempre impecable, y la frase construida siempre con tino. El arte métrico no tiene secretos para ella. Cada estrofa es un vehículo ajustado, dócil y apropiado a su contenido, y las palabras parecen haber caído sin busca ni esfuerzo. La poetisa representa el mejor estilo, el de los elementos intocables e insustituibles.
(...) Su nombre, manchado por la maligna imaginación de Alejandría y Roma, ha padecido a causa de tanta y tan extremada ternura. Pero quien lee su poesía no puede menos de convencerse de que la ha inspirado el verdadero amor. En estos versos gritan las congojas de la pasión desairada, el dolor de la separación, el recuerdo de amores pasados; temas eternos expresados con sinceridad tal que deja ociosas las metáforas. Los hechos, de bulto, hablan por sí con suficiente elocuencia, y los fragmentos que de esta poetisa nos quedan son pedazos de palpitantes de vida. Nada se puede quitar ni añadiren cuanto ella exclama: "Yo te amaba, Atis, una vez, hace mucho tiempo", o bien: "Tuve en mis brazos a una criatura deliciosa, más linda que las doradas flores, Cleis, mi adoración".
Es una lástima que, en la mayoría de los casos, solamente dispongamos de fragmentos; aunque, por otro lado, esa misma disposición fragmentaria es un estímulo para la imaginación creadora y una fuente de inspiración permanente.
FIESTA NOCTURNA
Editorial |
En la noche
las jóvenes celebran una fiesta
que la noche entera ocupa.
allí cantan tu amor y el de la novia
de seno de violetas.
Pero tú, novio, despierta,
marcha con los de tu edad:
tanto sueño sintamos como el ave
de clara voz.
BELLEZA INTERIOR
Pues bello es quien es bello en cuanto a la mirada.
Pero también el bueno ha de ser pronto hermoso.
DONES DE LA MEMORIA