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| Editorial |
Acaso la idea más interesante y novedosa que formula Gabriel es la de que el progreso moral —¿después de varios milenios de civilización hemos progresado algo moralmente?— tiene que asentarse sobre actividades económicas que busquen en todo momento mejorar las condiciones de vida para el mayor número de personas posible. Si así fuere —a pesar de que el futuro de subjuntivo ya esté muerto, creo que aquí es necesario hacerlo patente—, los beneficios económicos originados por la actividad de que se trate, serían al mismo tiempo beneficios morales.
Gabriel se enfrenta directamente con la famosa máxima de Milton Friedman, aquella que aseguraba que el negocio de los negocios es hacer negocio. Su propuesta es justamente la inversa: el negocio de los negocios es hacer el bien y obtener beneficios de ello. Esto supondría el reencuentro entre el valor moral y el valor económico, es decir, que acabaría, de paso, con esa división que solemos hacer cuando indicamos que no es lo mismo valor y precio. ¿Se avendrá también el negocio del arte a entrar en la senda de la paridad entre beneficio económico y beneficio cultural?
Gabriel sabe que su capitalismo ético no se levanta solamente con buenas intenciones y argumentos. Con buen criterio, es partidario de exista una regulación estatal. El Estado tiene que intervenir sobre las políticas públicas para regular y obligar si fuera necesario a empresas y a la propia administración a que asuman la responsabilidad ética que les corresponde en favor del bien.
Una reflexión interesante cuyo objetivo es, asimismo, que quienes leemos su obra descubramos cómo mejorar nuestras vidas procurando que mejoren al mismo tiempo la vida de los demás.
PS: La entrevista es anterior a la publicación del libro, pero estoy convencido de que a quien le interese el libro le va a interesar la entrevista en la que se expresa en nuestro idioma:
Gabriel se enfrenta directamente con la famosa máxima de Milton Friedman, aquella que aseguraba que el negocio de los negocios es hacer negocio. Su propuesta es justamente la inversa: el negocio de los negocios es hacer el bien y obtener beneficios de ello. Esto supondría el reencuentro entre el valor moral y el valor económico, es decir, que acabaría, de paso, con esa división que solemos hacer cuando indicamos que no es lo mismo valor y precio. ¿Se avendrá también el negocio del arte a entrar en la senda de la paridad entre beneficio económico y beneficio cultural?
Gabriel sabe que su capitalismo ético no se levanta solamente con buenas intenciones y argumentos. Con buen criterio, es partidario de exista una regulación estatal. El Estado tiene que intervenir sobre las políticas públicas para regular y obligar si fuera necesario a empresas y a la propia administración a que asuman la responsabilidad ética que les corresponde en favor del bien.
Una reflexión interesante cuyo objetivo es, asimismo, que quienes leemos su obra descubramos cómo mejorar nuestras vidas procurando que mejoren al mismo tiempo la vida de los demás.
PS: La entrevista es anterior a la publicación del libro, pero estoy convencido de que a quien le interese el libro le va a interesar la entrevista en la que se expresa en nuestro idioma:
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Si quieres la paz, no hables con tus amigos; habla con tus enemigos.
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| Fuente: Wikipedia |
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior): Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania). Guerras menores (1 000–9 999). Conflictos (100–999). Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).



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