sábado, 14 de agosto de 2021

VIOLENCIA Y REVOLUCIÓN

Leo en BBC Mundo una entrevista con un comandante talibán:

Le pregunto a Ainuddin cómo puede justificar la violencia, teniendo en cuenta el dolor que está causando en la gente en cuyo nombre dicen luchar.

"Es un combate, así que gente está muriendo", responde con frialdad, añadiendo que el grupo está haciendo todo lo posible "para no afectar civiles".



Es simple. Es sencillo. Y además la historia nos ofrece maestros de renombre:



¿No ha visto nunca una revolución? Una revolución no es un baile de disfraces. Es un acto necesariamente rudo, desmesurado.

En la revolución hay que morir o matar. Es heroico. Y tanto para lo uno como para lo otro, se necesitan pechos, armas, brazos, cañones.




El Terror, los jacobinos, ese es el ideal revolucionario. Se necesitan cientos, miles, de jacobinos rabiosos, se sans-culottes. un jacobino al servicio de la clase obrera, eso es un revolucionario.




Claro que, debe comprenderse, no cualquiera puede ser revolucionario, ni, mucho menos, dirigente revolucionario. Hay que saber escoger, seleccionar cuidadosamente a los que pensarán y realizarán un acto destinado a cambiar el curso de la historia. Se necesitan jacobinos profesionales con talento y vocación de sacrificio, que subordinen todas sus pasiones e intereses personales al triunfo revolucionario, que entreguen la sangre de se sangre como abono del suelo que alumbrará un nuevo día. No, no es fácil.




Todo dentro de la revolución, nada fuera de la revolución. No existe otra realidad que la realidad científica explicada por la vanguardia del partido.

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