Rojo, que así se titula la obra, nos cuenta el momento en que a Rotkho, ya un pintor de prestigio, le encargan un trabajo para decorar el muy selectivo restaurante neoyorkino Four Seasons. El dinero, la autenticidad, las nuevas tendencias, el arte que se fagocita a sí mismo, a todo ello da pie la anécdota de la que se parte.
Una propuesta escénica que tiene tantos atractivos como para no dejarla pasar.
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