viernes, 2 de junio de 2023

JUAN LUIS VIVES, PACIFISTA

Ejemplar del KM.
Estudio introductorio: Francisco Calero.
Traducción y notas: Francisco Calero, Mª José Echarte,
Mª Luisa Aribas y Mª Pilar Usábel
El título que le he dado a esta entrada es sin duda un anacronismo. El pacifismo como forma sistemática de resolver los conflictos y pensar la sociedad y las relaciones entre grupos y estados es una creación muy posterior; sin embargo, formas más o menos elaboradas de pensamiento pacifista podemos encontrar desde muy antiguo, tanto en la tradición oriental (sobre todo ahí) como en la occidental. Buena prueba de lo que digo es esta recopilación de trabajos del humanista valenciano que están recogidos en la colección Biblioteca de Autores Españoles.

Desde luego, no se puede extrapolar el pensamiento de un humanista del siglo XVI al siglo XXI, ni hay que olvidar en qué momento de la historia europea le tocó vivir, aun así, resulta profundamente interesante e incluso sorprendente la defensa que Juan Luis Vives hace de algunas ideas y formas de comportamiento entre seres humanos. Confío en que estas pocas citas puedan dar el calibre de su pensamiento o, al menos, despertar la curiosidad por su obra:

Así, pues, del mismo modo que es incierto a quién irá a parar el dinero que caprichosamente exponemos a la suerte y que inmediatamente pasa a poder de otro, así, una vez empezada la guerra, el príncipe y todo el reino se ven expuestos a la suerte del desenlace; por eso se dice también que la suerte de la guerra decide sobre el poder supremo. ¡Cuántos se han arrepentido de una guerra, incluso iniciada favorablemente, y ninguno de la paz conquistada con alguna desventaja o incluso injusticia! (Sobre el gobierno del reino, sobre la guerra y la paz. Trabajo dirigido a Enrique VIII de Inglaterra).

La concordia reunió al género humano, fundó las ciudades, las engrandeció y las mantiene; introdujo artes provechosas para la vida, los recursos, el cultivo de las inteligencias; hizo hombres de extraordinario ingenio, sabiduría, erudición, virtud; de la discordia salen hombres dispersos y errantes, llenos de terror y miedo, que no confían en ningún lugar y en ningún hombre, como el pie, herido hace poco por una espina, no asienta la planta con seguridad; desaparecidas las leyes y roto el vínculo de la concordia, las reuniones y asambles quedan deshechas, los edificios, las granjas y las ciudades quedan destruidos, lo que estaba fijo en el suelo es arrancado, sigue el hambre, la peste, escasez de todo, ignorancia, inactividad, pésimas costumbres, y de soldados licenciados salen ladrones muy expertos y audaces (Sobre la concordia y discordia del género humano. Trabajo dirigido a Carlos V).

Termino con esta cita sacada de Sobre la pacificación, que es la que a mí más me gusta: 

El maestro y el preceptor siendo el que forja las costumbres en la modestia, la moderación, la templanza y la humanidad, es decir, en una apacible tranquilidad de espíritu junto con la dulzura y la benevolencia para con los demás, ¿qué podría hacer más de acuerdo con su cargo y profesión que exhortar, impulsar cuanto pueda con su consejo, con su mandato, con su autoridad, con sus palabras y con su obra, a que sus discípulos se mantengan en concordia y amistad, no sólo entre ellos mismos sino frente a los demás, de manera que las instrucciones que recibieron del propio preceptor, no se conviertan en meras palabras y en una vana ostentación del arte del debateo la disertación, sino que las hagan cuerpo y sangre, para que al mismo tiempo todos entiendan cuán grande es la fuerza de aquellos preceptos, que no se desvaneces sólo en palabras y en leve soplo, sino que penetran de tal manera en los espíritus que se fransforman en realidades y en hechos?

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