sábado, 27 de febrero de 2021

ANNE CARSON, La belleza del marido

Ejemplar de la biblioteca de Egia
II. PERO UNA DEDICATORIA SOLO ES AFORTUNADA SI SE REALIZA EN PRESENCIA DE TESTIGOS. ES ESENCIALMENTE UNA PÚBLICA RENDICIÓN COMO LA DE ESTANDARTES EN UNA BATALLA


Sabes hace años estuve casada y cuando se fue mi marido se llevó mis libretas.
Libretas con espiral.
Ya sabes ese frío y ladino verbo escribir. Le gustaba escribir, no le gustaba tener que empezar él mismo cada pensamiento. 
Utilizaba mis comienzos con varios propósitos, por ejemplo en un bolsillo encontré una carta que había empezado (a su amante de aquel momento)
que contenía una frase que yo había copiado de Homero: 'εντροπαλιζομένη, es como cuenta Homero que Andrómaca se fue
cuando se separó de Héctor: "mirando a menudo hacia atrás" 
bajó 
de la torre de Troya y fue a través de las calles empedradas a la casa de su leal
marido y ahí 
con sus mujeres entonó un lamento por un hombre con vida en su su propia morada.
Leal a nada 
mi marido. ¿Entonces por qué le amé desde la temprana adolescencia hasta entrada la madurez 
y la sentencia de divorcio llegó por correo?
La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza decir que le amé por su belleza.
Como volvería a hacerlo
si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el sexo.
La belleza hace el sexo sexo.
Tú lo 
entiendes mejor que nadie… silencio, pasemos

a las situaciones naturales.
Otras especies, que no son venenosas, a menudo tienen coloraciones y estampados 
parecidos a las especies venenosas.
Esta imitación de una venenosa por otra especie que no lo es se llama mimetismo.
Mi marido no era mimético.
Hablarás sin duda de los juegos de guerra. Me oíste quejarme a menudo 
cuando estaban aquí toda la noche 
con los tableros tirados y tapetes y lucecitas y cigarrillos como la tienda de Napoleón, 
supongo, ¿quién podía dormir? Después de todo mi marido era un hombre que sabía más 
acerca de la batalla de Borodino 
que sobre el cuerpo de su propia mujer, mucho más. La tensión se derramaba por las paredes 
y el techo,
a veces jugaban desde el viernes por la noche hasta la mañana del lunes sin parar,
él y sus pálidos y furiosos amigos.
Sudaban mucho. Comían carne de los países en los que jugaban.
Los celos 
no eran precisamente una pequeña parte de mi relación con la batalla de Borodino.

Lo odio.
¿Ah, sí?
Por qué jugar toda la noche.
Es en tiempo real.
Es un juego.
Es un juego real.
Es eso una cita.
Ven aquí.
No.
Necesito tocarte.
No.
Sí.

Aquella noche hicimos el amor "de manera real", cosa que no habíamos intentado
aunque lleváramos seis meses casados.
Gran misterio. Ninguno de los dos sabía dónde poner la pierna y hasta hoy aún no sé 
si lo hicimos bien.
Parecía feliz. Eres como Venecia dijo encantador.
A la mañana siguiente temprano 
escribí una breve conferencia ("Sobre la desfloración") que me robó y publicó 
en una pequeña revista trimestral.
Por encima de todo esa era una característica interacción entre nosotros.

O debería decir ideal.
Ninguno de los dos había estado nunca en Venecia.

            Edición y traducción: Andreu Jaume.

Anne Carson es inclasificable. Sí, ya sé que todas las personas somos únicas y distintas e inclasificables. Pero Carson lo ejerce, lo escribe y resulta fascinante e insuperable si ponemos sus textos al lado de otros textos de, digamos, poetas de su generación. ¿Es poesía, es novela, es ensayo lo que escribe?

Preguntarse por eso no deja de ser una pérdida de tiempo desde hace muchísimos años. Hace más de un siglo que las vanguardias rompieron esas barreras. Lo que tenemos que preguntarnos, o mejor, lo que tenemos que apreciar es la calidad del texto. Si el texto es eficaz en su intención, si produce emoción, si nos atrapa, si es capaz de ofrecernos algo nuevo, si es coherente consigo mismo, y si además abre caminos, ese texto, esa obra, merece toda nuestra atención. Estamos hablando de literatura, no de pasatiempo.

En cuanto a los géneros, la misma autora lo advierte en el subtítulo: un ensayo narrativo en 29 tangos. El elemento narrativo queda claro desde el primer momento, es la historia de una ruptura. El ensayo se ve venir a través de las citas de Keats que inauguran cada poema, cada ¿sección?, y en las notas que indican la procedencia de las alusiones que impregnan todo el texto. La poesía se ve en cada verso, en la manera de escribir y en el punto de vista. 

Pero que nadie piense que este es un libro difícil de leer. Al contrario, se lee de un tirón, como pocos libros de poesía se leen. Se lee de un tirón y es divertido, y se agradece la profunda mirada que es capaz de realizar sobre el anhelo romántico y los dolores y angustias que provoca, sobre el deseo, sobre el lamento, sobre la mentira y sobre el desafecto. Y sobre quiénes somos. Y hasta sobre debates posestructuralistas, pero todo eso lo podemos dejar de lado y seguir disfrutando igualmente del libro porque la de Carson es gran literatura.

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