viernes, 5 de febrero de 2021

TODAS LAS DESPEDIDAS, Rafael Juárez

Ejemplar del KM
 PUERTO CERRADO



Ya busco más el sol de última hora

y aparto el libro con mayor frecuencia.

Y prefiero perderme en la prudencia

a encontrarme en la brega. Ya se escora



hacia el puerto cerrado mi memoria.

Y apenas gasta mi deseo la herencia

que innoble acumuló –tanta potencia

reducida al gusano de la aurora–.



Mastico más cuidados que alimentos,

ando sobre rastrojos de difuntos

y cada encuentro es una despedida.



No diré pero ni aunque, ni lamentos.

Así está bien: vida y final van juntos.

Hasta la muerte propia todo es vida.


De Rafael Juárez (1956-2019) no he leído nada más que este título que cogí casi como al descuido en la biblioteca del Koldo Mitxelena. Después de leerlo me entero de que la población lectora de poesía de Granada se dividía en los seguidores de García Montero y los de Juárez. Una vez más compruebo lo injusta y caprichosa que es la fama. O el mucho uso que hacen algunos de los medios y lo poco que otros los utilizan. Lo digo sin ninguna intención, como mero hecho objetivo, porque una persona como yo, que lee habitualmente poesía, no conocía nada de él. 

Este poemario póstumo podríamos decir que recoge, efectivamente, las despedidas que fue dejando escritas hasta el último momento. Y lo hace con una extraordinaria serenidad, con suavidad de sol de invierno, con elegancia de foulard que se desliza entre las manos, con humildad y saber estar clásico.

No penséis por el soneto que abre este comentario que Juárez sea un poeta que se ciña a la medida. Es, sin duda, un sonetista extraordinario, y maneja con la misma habilidad otros metros, pero se mueve igualmente cómodo y ligero entre el verso libre. Y por encima de todo es un poeta claro y de voz honda y brillante. Sin retórica ni trucos. Sin artificios. Escritura limpia y llena de sutilezas.


SÁBADO


Cuando te veo dormida, con la radio

como un pájaro amigo sobre el hombro,

las manos enlazadas en el pecho

sereno, entre las sábanas del sábado,

pienso: pasó la enfermedad,

hemos sobrevivido juntos al amor

—morir no es lo peor—

y moriremos juntos, pero será mañana.

2 comentarios:

  1. Qué bonito escribía, me encantó SÁBADO. Un abrazo y ya falta menos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Otro abrazo, Sergio, y muchas gracias por tus ánimos y tú fidelidad.

      Eliminar

NO HAGO PÚBLICOS LOS ANÓNIMOS. ESCRIBE TU NOMBRE DESPUÉS DEL COMENTARIO.