sábado, 28 de marzo de 2020

TITO ANDRÓNICO (EL UNIVERSO SHAKESPEARE, 11)


Durante estos días he retomado a Shakespeare y, por lo tanto, la serie que inicié sobre su obra.

Tito Andrónico es la que menos me gusta y con la que más problemas tengo a la hora de interpretarla. No acabo de inclinarme por una lectura burlesca del asunto ni tampoco por una lectura seria. Si la tomo como una obra de carácter burlesco, percibo demasiada seriedad en el ambiente. Si, por el contrario, la leo como una tragedia en sentido estricto, algunas situaciones y algunos parlamentos me chirrían. 

Vaya por delante que es una obra de juventud (1593) y, por si alguien no la ha leído, la más violenta de cuantas tragedias escribió. Para que os hagáis una idea podéis ver el vídeo promocional que se preparó para el Festival de Teatro de Mérida. Tarantino podría firmar gustoso la autoría. Y ahí es donde intervienen mis reparos, en el exceso de violencia.

Samuel Johnson, que era un excelente lector y por lo general muy buen crítico, la desaprobó por su barbarie. Vamos, que es muy gore. Bloom, que también ha sido muy buen crítico y lector perspicaz, se inclinaba por una interpretación de carácter burlesco, como un "mira Marlowe, si tú le das sangre y carnaza al público, yo puedo darle eso y más". O sea, una parodia. Y tened presente que en aquella época el personal podía asistir a una ejecución como quien asiste a un espectáculo.

La verdad es que versos como el parlamento de Tito del acto III, escena 1, cuando se dirige a su hermano y a su hija para que le ayuden a transportar las cabezas de los degollados y su propia mano "sacrificada", podrían dar la razón al crítico neoyorquino: 

Come, brother, take a head,
and I will carry the other in this hand.
And, Lavinia, you shall have a job:
carry my hand, sweet girl, between your teeth.

(Ven, hermano, toma una cabeza, / y en esta mano llevaré yo la otra. / Y, Lavinia, tú tendrás un trabajo: / lleva mi mano, dulce niña, entre tus dientes). 

Por muchas vueltas que demos al verso, no deja de ser extraño, singular, disparatado, que un padre pida a su querida hija —a la que le han violado, cortado la lengua y también las manos— que lleve con los dientes la bolsa que contiene la mano que su padre se ha hecho cercenar mientras la llama "dulce niña".

Astrana Marín, uno de los grandes traductores del inglés, nos ofrece otra opinión: Shakespeare, insuperable siempre en hallar en el contraste la fuente eterna de la belleza, ha logrado sublimar, matizándolo de hermosos pensamientos, vigorosas expresiones y raras metáforas, un tema que para otros hubiera sido repulsivo (W. Shakespeare. Obras completas. Estudio preliminar, p 49).

En fin, que siempre que salgo de su lectura me quedo envuelto en la duda de si Shakespeare buscaba ridiculizar los excesos de Marlowe y, por extensión, lo de la época, o si pretendía ponernos la más absoluta barbarie ante los ojos para que la rechazáramos con todas nuestras fuerzas. Sigo con la duda.



***


Y no te olvides de mandar mensajes de ánimo a los enfermos que se mantienen aislados en los hospitales.

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