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miércoles, 22 de noviembre de 2023

"INVITACIÓN A LA NOCHE" VUELVE A ESTAR DISPONIBLE


¡Felicidades, Irene!

Invitación a la noche, el primer poemario que publiqué, y que resultó agraciado con el ya desaparecido Premio de Poesía Villa de Leganés, vuelve a estar en papel y con las ilustraciones originales.

Por cierto, ni Irene ni yo explicamos nunca el dibujo de la portada. Aprovecho ahora para hacerlo. 

Se trata de una composición que imita las representaciones de lo que antiguamente se entendía por universo, que no era otra cosa que la proyección de una esfera armilar sobre el papel. El resultado era una conjunto de círculos concéntricos. En este caso, Irene realizó 8 (7 días de la semana, para expresar el paso del tiempo) y en el círculo central, donde se solía colocar la Tierra, ella puso un gran interrogante en alusión a los dos poemas que cierran el libro y a nuestro continuo interrogarnos como especie. En el centro siempre se colocaba la Tierra porque entonces se creía que todo cuanto había en el cielo giraba alrededor de ella.


El primer círculo en torno al interrogante (de adentro hacia afuera) representa personajes mitológicos inscritos en las leyendas que podemos identificar en el cielo. El segundo, el tercero, el cuarto y el quinto recogen representaciones de varias constelaciones tanto del hemisferio norte como el sur, algunas se identifican por el objeto o ser que representan, otras por la forma como solemos unir las estrellas que las conforman. En el sexto aparecen los objetos celestes  (estrellas, cometas y planetas). El último está ocupado por las fases lunares. El dibujo original no era mayor que el que estáis viendo.

Y como hoy, miércoles, es el día dedicado a #unlibrounpoema, cierro esta entrada con uno propio y la invitación a que siempre que podáis alcéis la vista por la noche hacia el cielo estrellado y os dejéis fascinar por esas formas nocturnas, cada una de las cuales contiene no una, sino muchas historias.


                       ¿Dónde la realidad,

                       dónde el sueño?

¿Es la estrella que miro más real porque veo su luz,

porque sé desde qué distancia emite sus ondas,

porque en algún ordenador de Monte Palomar

o de Roque de los Muchachos

quedan registrados los rasgos de la luz roja de su espectro,

o es real porque alguien hace 3.000 o 5.000 años

imaginó un nombre,

una biografía,

y reprodujo en ella bajezas e ilusiones,

miedos y virtudes,

cuanto nos conforma como humanos?

                      ¿Dónde la luz,

                      dónde el reflejo?

¿Es la noche más antigua y palpable

porque puedo medir su profundidad

en años, horas y segundos,

porque sé que tiempo y espacio

son un concepto relativo y cambiante,

o porque puedo contar a los que quiero

la misma historia que conjeturó un pastor acadio

para poder orientarse en su camino de vuelta a casa

a través del desierto?

                       ¿Dónde la geografía,

                       dónde la fábula?



***


jueves, 11 de mayo de 2023

PROGRAMA DEL RECITAL EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA DE BURGOS

Biblioteca Pública de Burgos, Plaza san Juan s/n.

En esta hermosa biblioteca tendré el placer de realizar el martes 16 de mayo, a las 19:00, un recorrido por la poesía que he ido escribiendo y publicando desde que apareció mi primer título, Invitación a la noche

Será un recital ilustrado. Casi todos los poemas estarán acompañados por la imagen que los motivó o en la que se apoyaron para decir un poco más de lo que las palabras dicen. Además, una suave música de fondo pondrá el tapiz sonoro adecuado para arroparlos.

Este será el programa: 

—Cúpula primigenia, de Invitación a la noche.
—Último escolio, de Invitación a la noche.
—El grupo de amigos, de Con vuestros nombres he tejido mis sueños.
—Pequeños ejercicios contra el ritual de la muerte, de Contra el ritual de la muerte.
—Arquimediana, de Un punto de encuentro.
—Primera ley de la termodinámica, de Un punto de encuentro.
—A una escaladora de fachadas, de Descender hacia la luz.
—Pequeños montoncitos de humildad, de Descender hacia la luz.
—Mi perdida pistola de pirata, de Descender hacia la luz.
—Liberación de las palabras, de Poemas con juguete.
—Reivindicación de la sonrisa, de Poemas con juguete.
—Casa compartida, de Poemas con juguete.
—Escriba sentado, de El fecundo rumor de las palabras.
—Leona herida, de El fecundo rumor de las palabras.
—Impresionismo, de El fecundo rumor de las palabras.



***


domingo, 6 de mayo de 2018

LENTO ASEDIO DE LA NIEBLA

Valparaíso Ediciones
Hermoso y nostálgico poemario esta última entrega de Juan Kruz Igerabide, traducción del publicado en 2015 en euskera, Lainoa janez, al que le dieron el Premio de la Crítica aquel año. Regado todo él por la lluvia en sus múltiples formas, los poemas van recorriendo el difícil camino de la pérdida, acompañados por la música, el arte, la ciencia, la filosofía y muchos compañeros poetas. Toda ayuda es buena para sobrevivir a la niebla.

LLUVIA GEMINADA

Memoria es lluvia
geminada gota a gota
en dolor y consuelo
confrontándose con la niebla.

Memoria es lluvia
que recorre las estaciones
en sentido inverso,
contra la niebla del olvido,
de otoño a estío, a primavera
y a un invierno sin tiempo.

Lento asedio de niebla,
la vejez.


Y más adelante:

LLUVIA DEL ADIÓS

No sé si llueve
o son lágrimas
que descienden por las sombras
de mis cejas.
¿Es acaso la amistad
una resistencia inevitable del adiós,
el túnel,
la luz cegadora,
los seres queridos esperándote?
¿Es un error la existencia, Nietzsche?
La espera se hace eterna
en la duda.

Para terminar en un largo epílogo donde se hace más explícita la reflexión y se manifiesta el punzante dolor de la existencia y sus contradicciones:

EPÍLOGO DEL DESIERTO

El yo anacoreta 
contempla desde la nada
a un niño jugando
con el vacío en las entrañas;

ser y nada, ser y tiempo,
Heidegger conversa con un petirrojo.

Contemplación en los límites de la nada. Inquietantes
punzadas de ser, indecisión de Shakespeare, vacua
contundencia de Parménides, inútil prohibición en
Wittgenstein. El no ser es, pero permanece al acecho.
Las disonancias del mundo semejan disputas de amantes
(Hölderlin), todo lo que se separa vuelve a juntarse,
como en una fuga con variaciones de Bach o como en un
poema dadaísta. Una mano sostiene el ansia de saber, la
otra una bomba atómica; una mano sostiene una cerilla
encendida, la otra la infinita oscuridad del universo.
¿Cómo ser un yo si cada momento borra lo que soy?
¿Dónde la fuente si todo discurrir lo anula? El fuego de la 
palabra es el pico acerado del águila que roe las entrañas
de Prometeo.
La rosa es, sin más, afirma Heidegger, parafraseando un 
poema de Silenius. Ah, si lo fuera, tal vez el paraíso sería
posible, sin más; pero la rosa es con todo lo demás, anhelo 
divino incluido.
También la poesía es, sin más, constructo autogenerado
de palabras, a semejanza de Dios, aliento que sustenta el 
verbo, estornudo tal vez.
El poeta se desgañita por materializar el ser; Anna
Ajmátova pregunta por su marido a la puerta de las cárceles
estalinistas, Anna Ajmátova cincela un largo poema el día
de Año nuevo dando realidad a los que tendrían que
reunirse en el hogar familiar a celebrar una fiesta que ha
sido profanada. Anna Ajmátova materializa el ser en la nada.
Declaró Hölderlin que la poesía es la razón última de la
existencia humana. Y partió hacia el manicomio.
Los poetas son libres como las golondrinas, por fatal 
necesidad.
mi mente no alcanza a ver más allá de mis pies
no dispongo de yeguas ni de potros ni mulas
ni recorro senderos de gloria, honor y suprema sabiduría
ni me acompañan doncellas ni mancebos
que muestren el camino;
mi carro no chirría ni silba como la flauta de pan
mi refugio son los palacios de la noche
los días se suceden sin portones
ni llaves ni cierres ni mágicas claves
no hay diosas que me esperen dulceabiertas
ni soy joven ni cochero ni inmortal
me arrastra el destino por cuadros desencajados
mundo blanco sobre fondo blanco
no aprendí derecho ni justicia ni banquería
susurro una melodía
resumen de ansiadas respuestas
Alfa y Omega
pero Pi 3 14 15 92 65 35
resuena en la conciencia como un pitido interminable,
proporciona fija irreductible de la condición humana
todo pájaro pía pía lo que pía lo que pía
resoplando en los flecos del silencio
pi pi pi pi, hasta el fin.
La historia se concatena como una ristra d elonganizas
que alguien muerde en el origen, recortando los inicios,
quizá Dios mismo, ajeno a la naturaleza, absoluto espíritu
que picotea el tiempo para que retorne a lo absoluto, al origen,
a través de un acueducto sin nacedero que lo sustente;
dicen que no hay realidad oculta bajo los fenómenos,
la vida es un devenir inagotable sin base inicial,
acueducto de longanizas, ser y basta,
sin que importe si el ser es, ser y basta,
acueducto de cenizas.
¿Por qué ser, si el acueducto riega la nada?
¿Cómo ser, si cada instante borra lo que soy?
¿Qué origen, cuando todo retorno agota la fuente?
Si es de día, no puede ser de noche;
si es de noche, no puede ser de día
a menos que se esté soñando;
soy Hitler y Teresa de Calcuta y la rama del sauce.
Todo camino repite una trayectoria que le precede,
el topógrafo del pensamiento
excava trincheras para el ser,
la locura sustenta el origen
en un precipicio sin fondo
del que emana el aliento de un Dios hipotético
como fuente que brota de las tinieblas.

Anhelo de luz ausente de realidad.
Entre el infinito y la nada
vuela una hoja seca;
lleva escrito en el haz "ser"
y en el envés "no ser".

Invitación a la mística
o a la locura,
San Juan de la Cruz
o Hölderlin
o una escueta nana.

miércoles, 5 de julio de 2017

INVITACIÓN A LA NOCHE

Cúpula primigenia,
campana infinita del tiempo,
donde cada noche vemos la misma luz,
el mismo fuego,
el mismo miedo de ser sin saber dónde;
donde cada noche oímos una historia distinta
que rueda, repetida, por los siglos;
donde cada noche surge la misma pregunta
sin respuesta.
                     Damero
                     o campo de batalla
                     o mapa
                     o pasatiempo,
excusa siempre
para intentar la difícil aventura
que es saber por qué avanzamos,
                     inexorablemente,

hacia la muerte.

                        De Invitación a la noche.
                        Portada e ilustraciones: Irene Rodríguez.


***

Este fue el primer poemario que escribí. Tuvo la fortuna de ser galardonado con un premio que hoy ya no existe —la crisis acabó con unos cuantos—. Eso me sirvió de acicate para seguir escribiendo: tal vez lo que escribía podía tener algún valor para otras personas, además del que tenía para mí mismo. Con premio o sin premio es difícil saberlo.

En cualquier caso, era un premio literario pequeño y los premios literarios humildes no tienen recorrido, a no ser que una editorial importante se interese por él, y alguien lo comente, y aparezcan críticas en revistas literarias, y etcétera, etcétera. Es evidente que no fue así y yo tampoco hice nada por darlo a conocer. Bastante contento estaba con el reconocimiento.

Dos años después surgió la idea del blog y con ella la posibilidad de colocar cuanto escribiera de forma libre para quien quisiera leerlo. Rápidamente se convirtió en mi biblioteca personal colaborativa. Esta posibilidad que abre internet para almacenar conocimiento y experiencias de forma libre y gratuita me apasiona.

Desde entonces, todos los poemarios que he completado están accesibles para quien quiera leerlos —bajo la imagen de carátula del blog o en la columna de la derecha—, independientemente de que se encuentren o no la venta. Es la libertad que da trabajar con editoriales pequeñas y ser, además, un perfecto desconocido. 

sábado, 27 de julio de 2024

RODEZ, ARTAUD Y LAS CASUALIDADES


Mi paso por Rodez se vio gratamente sorprendido por este edificio. Lo tenía en frente del apartamento en el que me alojé. Es una capilla construida en el XIX, concretamente en 1842, durante aquella época en que se puso de moda imitar estilos ya pasados. Salvando las distancias casi infinitas, recuerda vagamente al templo de Sta. Mª de la Consolación, uno de los manifiestos arquitectónico del renacimiento, atribuída durante algún tiempo al maestro BramanteMe agradó mucho esta vista desde el balcón de la cocina que daba a poniente, menos agradecida que la de oriente, que era espectacular, con la catedral al fondo (la otra torre de la derecha es la de Saint-Amans):



La segunda noche, una hermosa tormenta de verano, me permitió grabar estos segundos de resplandor entre las tinieblas.


La sorpresa vino a la mañana siguiente cuando, movido por la curiosidad, me acerque a ver la entrada para ver si podía averiguar algo sobre esta capilla de aire historicista. Y sorpresa fue, porque aunque estaba cerrada y acceso no está permitido, en el cartel se leía: Chapelle de Paraire, Espace Antonin Artaud.


Sí, aquí estuvo recogido en sus últimos años el creador del teatro de la crueldad, exactamente desde 1943 hasta 1946. En aquella época lo que hoy es un espacio dedicado a la memoria del escritor y a impulsar la creación era un hospital para enfermos mentales.

Pero quedaban más sorpresas. Hace pocos días, al ponerme a leer la antología de Mª Mercedes Carranza de la que dejé una muestra, al abrir el libro al azar, se abrió por la página 31, página en la que se recoge este poema en el que la poeta habla de Artaud y su paso por esta capilla que fue sanatorio mental:

ARTAUD ENTRE PALABRAS

Haré con la concha sin la 
madre un alma oscura, total, 
obtusa y absoluta


Antonin Artaud está sentado
frente a su peor enemigo: Antonin Artaud
a quien observa como un espectáculo inútil.
Tiene los nervios drogados con opio
y trata de escribir un poema
que ha de ser la vida misma. Por ello
sólo escribe sollozos, blasfemias, gritos.
Pero nadie oye a Antonin Artaud:
todos están muertos, se sabe,
y él trata de herirlos,
para que despierten,
con su desafiante solidaridad.
Lucha a dentelladas contra los invisibles
demonios que envenenan el aire.
En el asilo para locos de Rodez,
cabizbajo, desdentado y baboso
Antonin Artaud ha perdido.
Como un niño de cuatro años, dócil,
aprende de nuevo las primeras palabras.
El feroz resplandor del naufragio
lo ilumina repentinamente y ahora
es Artaud el Resucitado. Ahora
vuelve a la vida, pero parido por él mismo:
«soy mi hijo, mi padre, mi madre y yo».
Un último gesto solitario lo cura por fin
—hospital de Ivry, un 4 de marzo de 1948—
de la desdicha de estar en el mundo.
Antonin Artaud olvida para siempre a Antonin Artaud.

La sensación fue un tanto curiosa. No sé si era como cerrar el ciclo Rodez o, por el contrario, una invitación a volver y averiguar más sobre la vida y la obra del que fuera en algún momento director de de la oficina de investigaciones surrealista. 

***


jueves, 6 de septiembre de 2007

INVITACIÓN A LA NOCHE

Invitación a la noche está publicado en la colección El árbol espiral de la editorial LFEDICIONES. Recibió el premio de poesía del Ayuntamiento de Leganés en el año 2005. Si quieres hacerte con él, puedes encargarlo a través de una librería o ponerte en contacto conmigo a través de este blog.

Pléyades. Foto tomada de Wikipedia


Cúpula primigenia,
campana infinita del tiempo,
donde cada noche vemos la misma luz,
el mismo fuego,
el mismo miedo de ser sin saber dónde;
donde cada noche oímos una historia distinta
que rueda, repetida, por los siglos;
donde cada noche surge la misma pregunta
sin respuesta.
                       Damero
                       o campo de batalla
                       o mapa
                       o pasatiempo,
excusa siempre
para intentar la difícil aventura
que es saber por qué avanzamos,
                                 inexorablemente,


hacia la muerte.

sábado, 8 de marzo de 2025

LOS NOMBRES DE LAS ESTRELLAS, E. J. Webb

El encontrarme con una reseña de El nombre de las estrellas ha sido el motivo de este breve comentario, después de comprobar que aún está disponible en alguna librería. En realidad, el primero no se ocupa de las estrellas, sino de vivir en la naturaleza bajo la cobertura exclusiva de la estrellas. Pero vayamos con el libro de E. J. Webb.

Decía la canción popular que el nombre de las estrellas saber quería y un beso en cada nombre yo le pedía. En realidad, yo ya conocía unos cuantos nombres de estrellas y no buscaba besos a cambio de enseñar ninguno. De hecho, tuve noticia de la existencia de este libro algún tiempo después de haber escrito Invitación a la noche

En cualquier caso, el gran conocimiento de Webb sobre el origen de los nombres de las estrellas y la cantidad de anécdotas que trae a colación son un motivo para leer con placer el libro, sobre todo por parte de quien se sienta atraído por las lucecitas que vemos brillar ahí arriba cada vez que el cielo está despejado.

El libro, que podría ser considerado como un ejercicio banal de conocimiento —que nadie espere datos astrofísicos, para eso deberá acudir a un libro de astronomía— es una encantadora invitación a mirar hacia arriba y averiguar por qué un nombre, quiénes se lo dieron y qué significado se esconde detrás de él, lo que, sin duda, es otra forma más de disfrutar de lo que se ve.

Webb, nada más comenzar el texto, nos recuerda las cinco razones por las que la humanidad pudo dar nombre a cuanto veía en el cielo nocturno: la semejanza entre el dibujo aparente de las estrellas y el objeto de referencia (Escorpio, por ejemplo); para ilustrar alguna narración (caso de Calisto transformado en osa); para honrar a alguien a quien se reconocía importante (Cástor y Pólux); para reconocerlas más fácilmente (la mayoría de los nombres de las constelaciones), pues recordemos que hasta hace poco el cielo nocturno servía tanto a viajeros terrestres como marinos para orientarse en sus travesías. 

Aborda también en su último capítulo el origen del zodíaco. Generalmente se suele atribuir a los griegos el nombrar por primera vez las constelaciones del zodíaco. En la actualidad (el libro se escribió antes de 1945), sabemos que los pueblos de la antigua Mesopotamia se ocuparon de ello antes y que MUL.APIN, ese compendio de conocimientos sobre astronomía y astrología, tuvo una clara influencia en el nombramiento posterior realizado por los antiguos griegos.

Un libro que nos invita a contemplar el cielo nocturno, huir de la contaminación lumínica y sumergirnos en la magia de las historias antiguas.

***


domingo, 23 de junio de 2019

ENRIQUE V (EL UNIVERSO SHAKESPEARE, 6)


Que nadie pretenda ver en esta humilde serie sobre la obra de Shakespeare un análisis de la misma. Ni tan siquiera un comentario bien trabado. El bardo inglés es demasiado complejo, demasiado rico, demasiado plural y extraordinario como para solventarlo en estas brevísimas entradas, que solamente quieren ser una invitación a su lectura. Y subrayo la palabra, pues hoy es mucho más fácil entrar en su universo a través de la lectura que no mediante las representaciones, donde cada director quiere ofrecernos su interpretación.

De Enrique V quiero destacar las múltiples lecturas que podemos hacer del punto de vista sobre la guerra, la autoridad y el Estado. Algún comentarista simplón y nacionalista la leyó como un canto del valor militar y un ensalzamiento de la invasión del territorio francés. Es cierto que Shakespeare juega con esas opiniones y también con otras muchas. Yo prefiero leerla como un friso sobre la complejidad del tema, incluido el punto de vista antibelicista. De hecho, la ambigüedad y el contraste siempre están presentes: a un discurso en defensa de la acción heroica siempre le sigue otro que pone en duda esas afirmaciones. Ante la seriedad del rey y la nobleza, el lado cómico y la visión burlona de la soldadesca.

No voy a negar, porque es evidente desde el primer parlamente de Enrique V hasta el último, que la obra está al servicio de la carismática figura del héroe-rey, uno de los personajes más sólidos construidos por su autor; no voy a negar que, como señala Bloom, la presencia del militarismo, la brutalidad o la hipocresía quedan empañadas por la majestuosa presencia del personaje principal. Pero a pesar de eso, los diálogos más incisivos y valiosos son los sucesivos diálogos del acto IV entre Enrique V y su tropa, cuando el rey se ampara en una capa para no ser reconocido con el fin de tantear los ánimos. Son los diálogos que se preguntan por el tema sustancial, el de la justicia y la guerra:

ENRIQUE: ... pues su causa es justa y su querella honorable.
WILL: Eso es más de lo que nosotros sabemos.
BATES: Sí, o más de lo que no debemos tratar de saber, porque sabemos suficiente con saber que somo súbditos del rey. Si su causa es mala, la obediencia que debemos al rey nos absuelve de toda culpa.
WILL: Pero si su causa no es buena, el rey mismo tendrá una terrible cuenta que rendir cuando estas piernas, estos brazos, estas cabezas, cercenados en la batalla, se reúnan el día del Juicio final y griten todos: "Nosotros sucumbimos en tal lugar; los unos, jurando; los otros, llamando a un cirujano; los otros llorando por sus mujeres, dejadas en la pobreza tras ellos; éstos, lamentándose de las deudas por satisfacer; aquéllos, de sus hijos, abandonados sin socorro". Temo que haya pocos de los que mueren en una batalla que mueran bien, porque ¿cómo podrán tomar la menor disposición caritativa, cuando no piensan más que en la sangre?

Si hay un autor verdaderamente hábil ofreciendo razones y argumentos a sus personajes, ofreciendo palabras a sus gestos, ese es Shakespeare. Toda la obra rezuma de ellos, pero a mí el cuarto acto durante el tiempo que trascurre por la noche, antes de que las tropas enemigas se enfrenten en la batalla de Azincourt, me parece un prodigio dialéctico, incluidas las distancias que marca la ironía y las entregas que impone el entusiasmo del convencimiento.

***
Os dejo la versión cinematográfica de Branagh. También se encuentra disponible la de Laurence Olivier. Podéis contrastarlas..., después de leer el texto. O si no estáis de Shakespeare (sería una pena), podéis ir al minuto 1:50:08 y dejaros arrastrar por el coro interpretando el Non nobis domine. Pero eso ya no es producto del dramaturgo.


viernes, 14 de noviembre de 2008

PERSEO (paseo iconológico por un poema)

PERSEO

Perezoso eres en mostrarte,
mas cuando en agosto te adelantas,
nos ofreces
la mejor colección de fuegos artificiales del momento.
No es fácil tu presencia. Repasemos:
San Jorge te robó el icono
—dragón y doncella al mismo tiempo—;
Fineo intentó usurparte
la novia y la cartera,
pero tú no consentiste,
y de él hiciste piedra en el salón,
ornato y memoria de su cobardía;
David, por último, te robó la pose,
aunque Cellini, maestro de la forma,
obró el milagro de la imagen cien años antes
y, gracias a él, hoy ya no dudamos
si es de Goliat la cabeza,
o tuya la mano que levantas.

No es fácil, no, tu presencia,
menos aún ahora,
cuando los héroes son víctimas de la moda.




Este poema está tomado del libro Invitación a la noche.

En algunas ocasiones un texto puede hacer alusión a otros textos. Cuando ocurre así, solemos hablar de intertextualidad. No es este el caso propiamente, porque no hace referencia a otros textos, sino a pinturas, o a la imagen que de ellas nos ha quedado en eso que llamamos el imaginario colectivo. Para que las referencias queden claras, y el poema totalmente abierto a la inteligibilidad, he aquí las obras que corresponden a lo que los versos aluden:

1. San Jorge y el dragón. Paolo Uccelo. "San Jorge te robó el icono —dragón y doncella al mismo tiempo—"



2. Perseo contra Fineo. Luca Giordano. "Fineo intentó usurparte la novia y la cartera, pero tú..." (Véase la Metamorfosis de Ovidio)



3. David con la cabeza de Goliat. Caravaggio. "David, por último, te robó la pose"



4. Perseo (con la cabeza de Medusa). Cellini. "aunque Cellini, maestro de la forma, ..."



La primera alusión, la que hace referencia a los fuegos artificiales, no necesita explicación, pero, por si acaso algún despistado no ha oído hablar de la lluvia de estrellas fugaces de agosto -Lágrimas de San Lorenzo-, recordaré aquí que ese fenómeno maravilloso es el de las perséidas, porque el cuadrante del cielo donde en apariencia se origina es la constelación de Perseo.


¿Está más claro ahora el poema?

Esa es, claro, la envoltura del poema. El "tema" no aparece propiamente hasta la estrofa final, donde se plantea de forma indirecta la duda acerca de lo que pueda ser o no ser un héroe.

viernes, 12 de febrero de 2021

FRANCISCO BRINES, Desde Elca (antología)

Ejemplar del KM
Brines es uno de mis poetas vivos más queridos y admirados. He leído su Ensayo de una despedida —bajo este título recogió Tusquets su poesía completa—, pero no pude resistir la tentación de volver a leer sus poemas impresos en otro papel y agrupados de manera distinta. En este caso con su casa de la infancia como centro de interés. Ojalá llegue a buen puerto ese proyecto que ya está en marcha y podamos verla convertida en centro de estudios y sede oficial de la Fundación Francisco Brines. De momento apunta bien.

Vuelvo al libro. En él se recogen los poemas que tienen como tema principal o secundario Elca, se nombre o no, y que se encuentran repartidos por los otros títulos que el poeta ha ido publicando a lo largo de su vida. Pero hay también algún inédito, siete para ser exactos. Además de unas palabras iniciales de Fernando Delgado y un texto del propio Brines, que puede funcionar muy bien como introducción . 

Luego está mi relación personal y anecdótica con el lugar. Y es que fue muy cerca de allí —viendo el mismo mar y las mismas estrellas, aspirando el mismo aire perfumado de la mañana— donde escribí mi primer poemario, Invitación a la noche. Fueron unas vacaciones veraniegas muy provechosas. El caso es que vi el ejemplar en el estante y me lo llevé. Os dejo un par de poemas. El primero apareció publicado en El otoño de las rosas (1986), el segundo era un inédito... hasta ahora.


LAMENTO EN ELCA

                                                     A Antonio Mestre

Estos momentos breves de la tarde,
con un vuelo de pájaros rodando en el ciprés,
o el súbito posarse en el laurel dichoso
para ver, desde allí, su mundo cotidiano,
en el que están los muros blancos de la casa,
un grupo espeso de naranjos,
el hombre extraño que ahora escribe.

Hay un canto acordado de pájaros

en esta hora que cae, clara y fría,
sobre el tejado alzado de la casa.
Yo reposo en la luz, la recojo en mis manos,
la llevo a mis cabellos,
porque es ella la vida,
más suave que la muerte, es indecisa,
y me roza en los ojos,
como si acaso yo tuviera su existencia.
El mar es un misterio recogido,
lejos y azul,
                  y diminuto y mudo,
un bello compañero que te dio su alegría,
y no te dice adiós, pues no ha de recordarte.

Sólo los hombres aman, y aman siempre,

aun con dificultad.
¿Dónde mirar, en esta breve tarde,
y encontrar quien me mire
y reconozca?
Llega la noche a pasos, muy cansada,
arrastrando las sombras
desde el origen de la luz,
y así se apaga el mundo momentáneo,
se enciende mi conciencia.
Y miro el mundo, desde esta soledad,
le ofrezco fuego, amor,
y nada me refleja.

Nutridos de ese ardor nazcan los hombres,
y ante la indiferencia extraña
de cuanto les acoge,
mientan felicidad
y afirmen inocencia,
                             pues que en su amor
no hay culpa y no hay destino.




DONDE MUERE LA MUERTE 

Donde muere la muerte, 
porque en la vida tiene tan sólo su existencia. 
En ese punto oscuro de la nada 
que nace en el cerebro, 
cuando se acaba el aire que acariciaba el labio, 
ahora que la ceniza, como un cielo llagado, 
penetra en las costillas con silencio y dolor, 
y un pañuelo mojado por las lágrimas se agita 
hacia lo negro. 
Beso tu carne aún tibia. 

Fuera del hospital, como si fuera yo, recogido 
en tus brazos, 
un niño de pañales mira caer la luz, 
sonríe, grita, y ya le hechiza el mundo, 
que habrá de abandonarle. 
Madre, devuélveme mi beso.

sábado, 24 de agosto de 2013

CIELO NOCTURNO DESDE LOS PIRINEOS

Gracias, Alain; gracias, Ana


Una amiga me mandó hace más o menos una semana esta hermosa fotografía del cielo nocturno visto desde los Pirineos. Ella sabe de mi afición a las estrellas y quiso sorprenderme y regalarme con la imagen. La foto pertenece a un amigo suyo, Alain, aficionado a la naturaleza en su más amplia extensión y a la fotografía.

Lo primero que me llamó la atención fue esa rayita minúscula en la zona central y en el lado derecho de lo que llamamos vulgarmente Camino de Santiago. Es, efectivamente, una estrella fugaz.

La foto recoge el horizonte sur del cielo nocturno y se pueden apreciar las constelaciones de Escorpio (cuadrante inferior derecho) y Sagitario (a la izquierda, sobre la montaña). Si miramos hacia la zona oscura de ese brazo luminoso que es el Camino de Santiago, estamos mirando hacia el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

La foto, espléndida, se merecía un poema:

Somos polvo de estrellas,
un interrogante en la noche
que a sí mismo se pregunta
en incesante búsqueda de respuesta.

Somos palabra en el tiempo,
verbo que se hace anécdota,
imagen que se desdice
cada vez que alguien la cuenta.

             De Invitación a la noche.

sábado, 5 de noviembre de 2016

LAS ALAS DE UNA ALONDRA MADRUGANDO

He dicho en alguna ocasión que soy un lector caótico. Salvo unas líneas muy generales de trabajo que me propongo al comenzar el curso, voy saltando de un libro a otro sin más orden que el de la curiosidad del momento. Las alas de una alondra madrugando —¡qué hermoso título!— ha llegado hasta mí gracias a una cuenta de twitter, la del autor. Se puede decir que soy un usuario de esa red social bastante pasivo. Ahí dejo enlazado lo que escribo en este blog y no le dedico más tiempo. Pero un buen día alguien indicó que le gustaba alguna cosa que ahí había puesto. Persona generosa, sin duda, pues lo ha hecho más de una vez. 

La semana pasada fui a cargar la bolsa a la biblioteca —Celan me exige mucha atención y tiempo— y entre los libros que me llevé para casa estaba el del autor de los me gusta tuiteros, a quien conozco solamente por lo que publica en su cuenta. Pero leer 150 caracteres no es lo mismo que leer un libro. Como tampoco es lo mismo saludar a una persona todos los días cuando coincidimos en el ir y venir diario, que entablar una larga e interesante conversación con ella. 

El poemario ha sido una de las gratas sorpresas del año. Desde el estupendo poema-dedicatoria que abre el libro, y que aquí os dejo, hasta el último de ellos, todos desbordan buen hacer, buen ritmo, imaginación poética, dominio de la escritura y una poderosa invitación a levantar la cabeza y seguir adelante. Una opción perfecta de lectura para las tardes de otoño.


Para mi madre,
que me mostró la puerta y me tendió una llave;
que me enseñó que los únicos caminos
son los que nos acercan a nosotros mismos,
lo demás es arena.

Me dijo:
               escribe con distancia
                                                pero
sin olvidar el cuarzo negro de la mina diaria,
lo marchito y oscuro que ya está en las semillas.

Añadió:
             Vivir es defenderse de la vida,
                                                      y volvió a asegurarlo:
el que mira las olas ya ha vencido el naufragio;
sólo quien se conoce
                     puede oír el silencio que precede a los golpes,
puede sentir el mar que hay en las caracolas.

Me enseñó
                que en cada nombre se esconde lo nombrado;
que en la palabra noche
                             fluyen ríos oscuros de carbón y cenizas,
que cuando digo madera
                               la voz se me puebla de raíces y carne,
que cuando digo te quiero
                           en mi boca despierta la cereza y la lluvia.

Y estas palabras suyas las llevaré grabadas para siempre
             Nada tiene sentido
                                            por eso
              todo vale la pena
                                            porque todo

                       puede ser de la altura que le des a tus pasos.


Para seguirle el rastro:

martes, 17 de marzo de 2020

EL INFINITO EN UN JUNCO

El infinito en un junco es un canto de amor a las palabras, a las historias, a la aventura de salvar los libros para que los libros nos salven a nosotros. Con estas acertadas y exactas palabras se refería Irene Vallejo a su propio libro antes de iniciar los agradecimientos en el acto de entrega de los Premios El Ojo Crítico 2020.

El infinito en un junco es un bellísimo libro sobre los libros. En él se entrelazan cientos de anécdotas que conectan las historias del pasado, los títulos de la antigüedad greco-romana, con relatos, títulos, sucesos y personas de hoy mismo, porque para llegar a donde hemos llegado han sido necesarias todas las palabras de otras muchas páginas y todos los esfuerzos de otras muchas personas.

Que nadie se extrañe de que este ensayo haya recibido el premio de narrativa, porque una de sus mayores virtudes es haber sabido conjugar en una amenísima "narración" la multitud de conocimientos que utiliza la autora para ofrecernos un texto ingenioso, divertido, siempre vivo, que no solamente es "un canto de amor a las palabras", sino también una invitación a la lectura y una reivindicación de la cultura clásica y humanista.

Y es también un canto de amor a las bibliotecas, y al alfabeto, y a las páginas perdidas, y al esfuerzo de miles de personas por preservar los textos de otras personas, y a las narradoras de la noche y del día, y a las librerías y a quienes en ellas trabajan y hacen cuanto pueden por acercarnos los libros que queremos, y a los grandes libros inolvidables, y a la educación que intenta poteger la cultura, y a los juncos que permitieron crear los papiros, y al barro de las tablillas donde se registraron los primeros nombres... Y a todas las historias que nos han emocionado y a las que nos emocionarán.

Escribe Irene Vallejo que somos animales que fabulan, que ahuyentan la oscuridad con cuentos, que gracias a los relatos aprenden a convivir con el caos... Y cuando compartimos los mismos relatos, dejamos de ser extraños. ¿Hay forma más bella de reivindicar la literatura?

Dejaos arrastrar por las historias y por quienes las han hecho posibles. Dejaos arrastrar por el infinito que se esconde en este hermoso junco.