miércoles, 27 de julio de 2022

LIBROS PARA PENSAR LA PAZ, 21

Ejemplar del KM
Este librito no es propiamente un título que pueda ayudarnos a pensar cómo conseguir, organizar y administrar la paz en una sociedad global. Erasmo de Róterdam era un humanista, tal vez el más grande y mejor dotado del Renacimiento. Vivió a caballo entre los siglo XV y XVI, época plagada de conflictos bélicos, buena parte de ellos llevados a cabo en nombre de la religión, y renunció a elevados sueldo para poder trabajar de forma independiente en su imprenta. 

En ese contexto el Lamento de la paz es un libro de carácter civilizatorio, es decir, un libro para hacer ver las ventajas y virtudes que un estado de concordia y buena convivencia social acarrea. El título ya nos adelanta qué vamos a encontrar en su interior: la queja de la Paz ante la situación política del momento. Así comienza:

Si los mortales volvieran el rostro ante mí, me rechazaran y derrocaran, sin mirar mis merecimientos y con desprecio de las ventajas que les ofrezco, deploraría tanto mi ultraje como su injusticia. Pero al derrocarme, alejarían de sí la fuente de toda felicidad humana y atraerían la marea de todas las calamidades. Y entonces tendría que lamentar más su desdicha que mi ultraje, y aunque preferiría limitarme a denigrarlos, me vería obligada a afligirme por su suerte y a compadecerlos (p 11, la negrita es mía).

En ese primer párrafo nos deja Erasmo claramente expuesta cuál es la intención y hasta la grandeza de esta otra "alma grande" que es la personificación de la paz. 

El librito se lee en una tarde de recogimiento y en él iréis los continuos llamamientos que la conmovida y dolorida Paz dirige a príncipes, disnatarios eclesiásticos, teólogos, sacerdotes, nobles, magistrados y cristianía en general para que comprendan eso de las virtudes y ventajas de obrar con arreglo a lo ella propone. Entresaco algunas de sus palabras, pero lo gozoso es leer de corrido todo el texto.

Sólo los hombres, a quienes correspondería la mayor unión y quienes más la necesitan, siguen sordos a la voz de la naturaleza, por poderosa y benéfica que se haya probado. No los une ni la educación, ni las incontables ventajas de la concordia, ni siquiera el escarmiento de tantas calamidades causadas por la discordia. No obstante, todo parece propiciar la paz: todos tienen el mismo aspecto pero una voz propia, mientras que las demás especies de animales difieren entre sí según la forma de sus cuerpos. Es más, sólo los hombres disfrutan de la facultad de razonar propia de cada individuo, y sólo a ellos se les concedió el don de la palabra, instrumento de las relaciones amistosas (la negrita es mía, p 15).

Deberíamos reconocer cuántos medios ha puesto a nuestra disposición la naturaleza para enseñarnos a vivir en paz (pp 16).

No es asombros que la doctrina cristiana, cuyos preceptos son muy superiores a los de la naturaleza, no persuada a los creyentes de uno de sus preceptos más importantes como la paz y la bondad con el prójimo,o al menos los disuada de esa locura tan impía y cruel de hacer la guerra? (p 19).

Como sabía que la paz no podía establecerse donde los hombres se disputan la gloria, los honores y las riquezas, arrancó del alma de sus discípulos toda pasión de esa naturleza ordenándoles que hicieran el bien incluso a quienes les desearan el mal. Y aun así se consideran cristianos algunos príncipes que, a la menor injuria, arrastran a la guerra a multitud de hombres (p 34).

Termino con una última cita. No quiero cansaros más.

Pensad que la humanidad entera, acuciada por tantos males padecidos hasta ahora, os lo suplica. Si alguno de vosotros todavía está resentido por algo, que lo perdone en nombre de la felicidad común. Es un asunto demasiado importante para postergarlo por motivos fútiles (p 80).

***

Путин, немедленно останови войну!

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