domingo, 3 de julio de 2022

CONCIERTO PARA VIOLÍN Y TROMPA, ETHEL SMYTH


Es posible que el apellido Smyth recuerde más al movimiento sufragista en la Inglaterra de comienzos del siglo XX que a la compositora musical que acudió a estudiar a Leipzig y trabó amistad con algunos de los grandes compositores de la época como BrahmsDvořák, Clara Schumann o Chaikovski

La niña venía resuelta y cuando le dijo a su padre —aristócrata de pro, pelín autoritario y chapado a la antigua— que quería ser compositora, este no podía creérselo. Por supuesto, dijo que no. La Smyth estaba decidida a serlo y comienza a utilizar herramientas que más adelante volvería a utilizar: huelgas de hambre y encierros —en su habitación, claro— dieron resultado y a los 19 años marchó para Leipzig. 

Ethel Smyth había nacido en 1858. En 1910 se unió al movimiento sufragista, del que fue una destada dirigente. De hecho, durante un par de años dejó de componer para dedicarse a la reivindicación del voto femenino. Ella, claro, fue quien compuso la canción de las manifestaciones. Y se cuenta que cuando la condujeron a la cárcel de Holloway en 1912 iba marcando el compás con un cepillo de dientes. Otros cuentan que fue cuando el compositor Beecham acudió a visitarla cuando se la encontró dirigiendo al grupo de mujeres. 

Anécdotas al margen, a mí la obra que más me gusta de ella es el Trío para piano, violín y violonchelo en re menor, pero no he encontrado ninguna otra cosa que no sea el sonido del disco, así que he optado por este Concierto para violín y cuerda interpretado por la WDR Funkhausorchestre y dirigida por Frank Strobel.

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