miércoles, 6 de julio de 2022

LIBROS PARA PENSAR LA PAZ, 18

Editorial
Thomas d’Ansembourg y David van Reybrouck lo tienen claro y lo dicen desde el prólogo: Aunque la seguridad quedase formalmente restablecida, aunque en el exterior reine de nuevo la paz, nada garantiza su durabilidad mientras no hayamos emprendido una acción de largo recorrido que afiance la paz en el interior (p 17).

El título es ya suficientemente explícito. Y a exponer ese aprendizaje y las ventajas que de él dimanan dedican todo su esfuerzo. Y lo hacen de manera clara, sencilla y con muchos datos. Empiezan con una lamentación: Nuestra sociedad no propone ningún aprendizaje para vivir bien y, en concreto, para vivir bien en sociedad, y el ciudadano se encuentra tan desamparado como compleja se vuelve la vida (p 27).

Y siguen: La paz no cae del cielo. No se promulga ni se impone. No es el fruto de ningún encantamiento, por muy poderoso que sea. La paz se trabaja, se organiza y se estructura con al menos la misma atención, rigor, determinación y compromiso que la guerra. Requiere una disciplina de saber ser, que permite que sepamos ser en comunidad (pp 30-31).

Y ellos encuentran la respuesta en su propia experiencia y en otras muchas experiencia de éxito producidas en el mismo sentido. Saben de muchas técnicas y de métodos diversos. En el libro se centran en la plena conciencia, la comunicación no violenta y la benevolencia. Aunque bien saben que la mayoría de la sociedad no se toma estas cosas en serio y las miran de refilón, como cosa de hippies, seguidores de la new age y similares. 

Sin embargo, el aporte que realizan de experiencias llevadas a cabo en centros escolares de todas la edades (incluidos estudios universitarios en fase de posgrado), con gente adulta de todos los rangos sociales, laborales y culturales es tan apabullante y tan exitosa, que se hace urgente el hecho de que los ministerios de educación las introducan en los planes de estudio, igual que se introdujeron por sus beneficios en la salud la educación física o las normas higiénicas básicas.

Como señalan al final, si la paz verdadera empieza por la paz personal, es imperiosamente necesario para el interés público invertir cuanto sea posible en la higiene de la conciencia. Y estas frases me gustan especialmente: Sabemos que para responder al terror y al caos no basta con análisis políticos, militares, económicos y militares. Sabemos que hace falta un nuevo punto de vista, una nueva conciencia, nuevos programas educativos y nuevas maneras de vivir en comunidad (...) Sabemos que la única forma de crear un bienestar social duradero es desarrollar entre todos un proyecto de futuro para la humanidad (pp 123-25).


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Путин, немедленно останови войну!

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