jueves, 6 de enero de 2022

SANTIAGOMENDI (y las pintadas)

Desde Santiagomendi. La sombra de la torre de la ermita se ve abajo, a la derecha.

 Salgo temprano a disfrutar del frío y limpio día. Me dirijo hasta el cerro que da nombre a la ermita que está en su cima. Es un paseo muy agradable y el día se ofrece nítido y generoso para realzar la belleza del paisaje. Hasta se ve la nieve en la cumbre del Loitzate.

Todo acompaña para aumentar el deleite del paseo: el silencio, solo roto por el canto de algunos pájaros; el frío mañanero, que impulsa al ejercicio; la transparente atmósfera, que permite que la vista llegue tan lejos como alcance a ir; en fin, todas esas circunstancias que convierten una agradable mañana en excelente día de paseo.

Todo menos las pintadas que ensucian y hasta impiden leer alguno de los textos de los carteles que informan sobre el lugar, su historia y sus virtudes. ¡Qué grosera y sucia costumbre la de estropear tan inútil y estúpidamente las propiedades ajenas! Más aun, si cabe, cuando son bienes comunes.



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