Estoy intentando hacer hueco en casa soltando lastre, es decir, me estoy deshaciendo de libros (novela) para que puedan entrar otros libros. Tal vez sea un poco triste, pero necesario. 😢Editorial
El caso es que algunos de esos que se ven obligados a dejar espacio a otros, nunca los he comentado aquí. Tal es el caso de El rumor de la montaña, del nobel Yasunari Kawabata. Dejar aquí el registro hace que me sienta un poco menos mal por desalojarlo de su casa.
Virtudes de la novela: una escritura limpia, transparente, de fraseo corto y preciso, bien equilibrada entre la indefinición de la vida y la necesidad de hacer literatura, profundamente japonesa, leve como el sueño de la vejez.
Seguramente, a una persona acostumbrada a las novelas occidentales, donde el argumento es lo que pesa, se le haga extraña este tipo de escritura que resalta mas las sensaciones que los hechos. Es decir, acostumbrada a que pasen cosas, aquí no pasa casi nada.
La novela está ambientada en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y nos presenta el transcurrir cotidiano de una familia que deambula entre los fracasos amorosos y los retos diarios por afrontar la vida o, tal vez, los restos de felicidad que se encuentran al alcance de nuestras acciones.
Libre de la pesada carga de la moralidad cristiana y sin la losa de la culpa que esta arrastra, Kawabata nos ofrece los aspectos más íntimos de la cultura japonesa que no tiembla ante conceptos como el suicidio, la homosexualidad o la presencia de la vejez y la muerte.
Lo que a mí más me gusta: la sabiduría para presentar el detalle, lo nimio, lo cotidiano y que se transforme en sustancia vital de la novela; esa forma de entender la existencia como el acervo de lo que sentimos y pensamos, sin el estrépito de los grandes acontecimientos. La nobleza del rumor.
Espero que te guste, Ana.
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