domingo, 28 de noviembre de 2021

BACH, ROSTROPÓVICH Y EL MURO DE BERLÍN

 Este es un auténtico documento histórico de cuando no existían teléfonos móviles con cámara de vídeo:


Burton-Hill lo cuenta muy bien en su delicioso Un año para maravillarse, aunque sitúa el hecho el 9 de noviembre y no el 11:

La mañana del 9 de noviembre del año 1989 el famoso violonchelista Mstislav Rostropóvich estaba en su casa de París con su familia cuando oyó por la radio que habían derribado el Muro de Berlín. Nacido en el Azerbaiyán soviético, educado en Bakú y en Moscú, Rostropóvich había sido alumno del acosado Shostakóvich. Al igual que su mujer, había sufrido represalias por parte de las autoridades soviéticas por haber apoyado al escritor disidente Aleksandr Solzhenitsyn (...).

Y de pronto aquello. "El Muro de Berlín era para él un símbolo de la división de la humanidad —recordaba su hija Olga—. Fue como si sucediera en otro planeta, algo surrealista, no podíamos creerlo. Mi padre temblaba de emoción. Al cabo del rato dijo: "Tengo que ir allí"; y desapareció".

Dado que todos los vuelos comerciales a Berlín estaban ya reservados, Rostropóvich llamó a un amigo que tenía un avión privado. Al día siguiente llegaron al puesto de control Charlie. Un pequeño problema: no había sillas. Los violonchelistas no pueden tocar de pie. Le consiguieron una silla y se sentó; sacó el instrumento y se puso a tocar mientras los berlineses del este y del oeste se iban acercando (pág. 351).
***

Y ahora sí, la bellísima Zarabanda de Bach para este domingo de otoño de ambiente invernal, en el violonchelo del genial Rostropóvich:


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