sábado, 27 de noviembre de 2021

CANTOS, EZRA POUND

Editorial
Como dejé anunciado en Instagram hace unos días, he aquí mi comentario una vez superado el impacto de la lectura: 

Leer los Cantos de Pound no es una lectura cualquiera, es una experiencia de la que difícilmente se sale ileso. La obra es de tal magnitud —física y conceptual— que leerla es como estar sumergido en un océano de palabras. Se pueden dar rodeos y hablar de los más de cincuenta años que le llevó escribirla; se puede aludir al imagismo, al vorticismo y a la militancia fascista del autor; se puede recurrir a Homero y a Dante; se puede traer a colación La tierra baldía y hasta el Finnegans Wake. Se puede hacer un trabajoso estudio que analice cada uno de los cantos, pero nada de eso servirá para aliviar la brutal conmoción con que se sale de su lectura. 

Muy brevemente y solo para que os hagáis una ligerísima idea de lo que contiene esta rara avis de la poesía del siglo XX: comenzamos con Ulises, seguimos con Sordello en cuatro versiones, recorremos el Mediterráneo, la mitología clásica, el Renacimiento como excusa para hablar de la luz. Así llegamos al canto VII en el que aparecen Segismundo Pandolfo Malatesta y San Francisco. Por el XIII desfilan Confucio y sus enseñanzas. Del XIV al XVI nos adentramos en el Infierno de Dante, la Primera Guerra Mundial y hasta la Revolución Rusa. Venecia sirve de marco a los cantos siguientes en los que podemos encontrar a Dioniso, Kublai Khan, una crítica de la explotación financiera, otra de la guerra y sus beneficiarios, la destrucción de Montsegur, las cruzadas, el rechazo del cristianismo y a Hieronymus Soncinus de Fano, editor de Petrarca, preparándose para imprimir las obras del maestro italiano. Hemos llegado al canto XXX, son más de cien, e incluyen ideogramas chinos, citas en latín y hasta alguna partitura.

¿El caos? En absoluto. O tal vez sí.

Es cierto que enunciado como lo he hecho puede producir mareo. Supongo que si hiciera la misma anotación de hechos y personajes con respecto a la Divina comedia la sensación podría ser similar. También es cierto que en la obra de Dante hay un orden cronológico y teológico que en la de Pound se convierte en orden estrictamente poético y personal, lo que da una sensación de magma desbordante. Pero una vez que nos hemos adentrado en ese inmenso río de palabras e imágenes resulta difícil abandonarlo, su poder magnético es enorme.

Sin duda, descifrar las múltiples y dispares alusiones (literarias, económicas, históricas, políticas...) puede llevar su tiempo y hasta resultar cansino, pero tampoco es necesario tener todas las referencias para seguir leyendo; de hecho, todas, lo que se dice todas, no existen. Los Cantos tampoco son un dechado de coherencia, más bien nos ofrecen la imagen de eso que alguien ha llamado la catástrofe de la cultura occidental, ese infierno que Dante situó en el inframundo, según la creencia cristiana medieval y Pound sitúa en nuestro acontecer. Por tanto, diría que se entiende mejor la obra dejándose arrastrar por el torbellino de imágenes sin pretender el análisis racional.

En cualquier caso, y si pertenecéis al grupo de personas que se sienten más cómodas conociendo las referencias y controlando las alusiones, sabiendo de dónde viene esto y hacia dónde va aquello, una edición crítica os puede guiar muy bien a través de todos los cantos. La que he dejado enlazada me parece muy buena edición. Pero, insisto, no todo es controlable. La entrada que ofrece la Wikipedia redactada en inglés (Google os la traduce) también puede ser de ayuda, aunque es muy general.


He intentado escribir el Paraíso

No te muevas

              Deja que hable el viento

                       que es el paraíso.


Que los Dioses perdonen lo que 

              hice.

Que los que amo procuren perdonar

              lo que hice


Atreveos, es una experiencia única.

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