martes, 9 de noviembre de 2021

CAMÕES, PRÍNCIPE DE LOS POETAS PORTUGUESES

 Parece increíble que para leer la obra de un clásico, de un poeta de la talla de Camões, que, además, nació en un país con el que tenemos tantas cosas en común, podamos encontrar tantas dificultades. Me explico. En la actualidad, la única edición viva es la de la colección Biblioteca de Literatura Universal (Espasa-Almuzara), que es una excelente edición, pero que vale 60€ en cualquier librería. 

Sin duda, un regalo magnífico, pero no todo el mundo está dispuesto a pagar ese dinero por un libro. Siempre, claro, se puede recurrir a libros de 2ª mano y a las bibliotecas, aunque estas no siempre prestan sus fondos cuando la edición con que posean tenga ya unos añitos o alguna singularidad. 

Sin embargo, el mayor problema que encuentro es poder leer su obra lírica en papel, porque si para hacernos con Los Lusíadas —este enlace lleva a la traducción, ilustrada, que Luis Gómez Tapia realizó 1913— en una edición nueva podemos tener problemas, leer el resto de sus composiciones (sonetos, elegías, canciones, églogas, redondillas, sextinas y demás) puede convertirse en una epopeya.

Afortunadamente, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tiene recogida la traducción que realizó a principios de siglo XIX (1818) el polígrafo Lamberto Gil. Buena parte de ella queda recogida en la edición de la BLU que aquí aparece. Así es que a ella remito a quienes deseen leer la obra lírica del genial vecino.


¿Dónde pondré mis ojos, que no vea
La causa do que nace mi tormento?
¿Dónde podré fijar mi pensamiento,
Que para mi descanso parte sea?

Ya sé cómo se engaña quien desea
En vano amor, leal, firme contento;
Pues en sus gustos, que lo son de viento,
Jamás se encuentra el bien que lisonjea.

Y además, sobre el claro desengaño,
Así me trae esta alma subyugada,
Que de él está pendiendo mi deseo.

Y voy de día en día, de año en año,
En pos de un no sé qué, y en pos de un nada,
Que cuanto más me acerco menos veo.

***

¿Qué loco pensamiento es el que sigo?
¿Tras qué vano cuidado voy corriendo?
¡Desgraciado de mí, que no me entiendo,
Ni lo que callo sé, ni lo que digo!

Peleo con quien trata paz conmigo;
Del que me va a ofender, no me defiendo;
De falsas esperanzas ¿qué pretendo?
¿Quién me hace de mí propio mal amigo?

¿Por qué, si nací libre, me cautivo?
Y pues lo quiero ser, ¿por que no quiero?
¿Cómo me engaño más con desengaños?

Si ya desesperé, ¿qué más espero?
Y si aun espero más, ¿por qué no vivo?
Si vivo, ¿por qué causa aquestos daños?


Y si, además de leer su obra, que es lo que hay que hacer, queréis escuchar lo que cuatro grandes conocedores de la misma dijeron sobre ella, las conferencias del 400 aniversario de la muerte del poeta todavía están al alcance de un clic gracias a la Fundación Juan March:


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