miércoles, 4 de septiembre de 2019

CERVANTES PARA CABRAS, MARX PARA OVEJAS

Editorial
No pude resistirme al entusiasmo con que Macu de la Cruz recomendó este divertido y cervantino Cervantes para cabras, Marx para ovejas el domingo 25, así que lo encargué, me lo he leído y ahora os dejo aquí mi impresión.

Desde luego, Pablo Santiago Chiquero es un amante de El Quijote. Toda la novela es un homenaje al libro que inaugura la narrativa moderna. A veces, hasta en la forma de construir sus frases: Allí, hace mucho tiempo, en los años treinta del pasado siglo, había un pastor de los de ovejas merinas, cabras moteadas, redil antiguo y perros ladradores (p 11). Aquí y allá, va colocando breves y ocasionales imitaciones de estilo que resultan no solo adecuadas, sino muy refrescantes.

Y si Chiquero homenajea a la gran novela cervantina, es inevitable que, por extensión, lo haga a la lectura. Todo la historia es, de una forma u otra, una invitación a ella y sus provechos: Digo, Lázaro, que cuando leo —continuó él— a veces me siento fuera del tiempo, como si ya hubiese muerto y mi alma estuviese suspendida en otra realidad que no es la nuestra. ¿Tú has sentido esto alguna vez? (La página 66 es un magnífica oda a la lectura).

Y junto las virtudes de la lectura aparecen, inevitablemente, las utilidades y favores del conocimiento y la educación. Mateo, el cabrero que lee a su rebaño y descubre que sus cabras prestan más atención a Cervantes, mientras las ovejas se inclinan por Marx, es fundamentalmente un hombre bueno que quiere extender los beneficios de la instrucción a todo su pueblo. En ello reside su proyecto.

Esta hermosa fábula, llena de cariño hacia la humanidad (también hacia los animales), escrita con mucho humor y a medio camino entre el impulso quijotesco y el ímpetu marxista, transcurre por la primera parte de los años treinta hasta que la espesa y sucia polvareda de la guerra asoma por el horizonte. 

Pero hasta que el ruido llega, el pastor Mateo y Conchita y Lázaro y hasta Manolete y Juan Ramón Jiménez nos dejan momentos entrañables diseminados por esta aventura contada a lo largo de trescientas páginas llenas de ternura y confianza en el poder de la razón y la palabra.
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Pablo Santiago Chiquero es, además, uno de los impulsores del World Literary Atlas, atlas del que di noticia hace cinco años, aunque la dirección que tenía entonces era distinta.

Y debajo la entrevista que Manuel Pedraz realizó a Pablo Santiago Chiquero, para uno de los programas especiales de Historias de papel emitidos desde la Feria del Libro de Sevilla.

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