domingo, 2 de agosto de 2020

DEUDAS CONTRAÍDAS

Ana Rossetti comenzó su carrera poética con la publicación de Los devaneos de Erato (1980), recientemente recuperado por la editorial Tigres de papel. Allí proponía una expresión mucho más directa que la que entonces dominaba el panorama lírico y, sobre todo, cargada de erotismo. A este primer título le siguieron Dióscuros (1982), Indicios vehementes (1985), Devocionario (1986) y poemas como "El gladiolo blanco de mi primera comunión se vuelve púrpura" o "Chico Wrangler" alcanzaron gran notoriedad por su osadía y desenfado en los movidos años ochenta.

Pero los ochenta se fueron, el tiempo dejó a nuestros pies un mundo menos alegre, menos joven, y más deshecho e inseguro. Contrajimos muchas deudas y unas cuantas arrugas. Económicas y morales, tanto las deudas como las arrugas. La mirada se nos fue tiñendo de tonos grises, las sombras acrecentaron su dominio. La incertidumbre se adueñó de nuestras vidas.

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

 

Como la liebre paralizada frente a la inminencia de los faros.

Frente a un mundo indemostrable, entre el visionario torbellino del temor y las umbrosas ruinas de lo transcurrido; frente a la exigencia de tener que incrustar el tiempo en el frágil recinto del acontecer.

Como la liebre frente a la inminencia de los faros, te enfrentas a la vida que requiere ser realizada.

Entre lo venidero que requiere ser encontrado y lo sucedido que requiere ser resuelto.

Y resistes. A mitad de camino, resistes con la poca convicción de las víctimas, con la  inmovilidad de las víctimas. Con su pasmo.

Sobre la trampilla amenazadora del presente, anclándote en una culpable e irrevocable indecisión, sigues mintiéndote seguridad.

Aplazando la huida.

Esperando que el desastre sobrevenga.

En la noche, frente a la inminencia de los faros.

Como la liebre.




Pero aunque la realidad es la que es y quedemos anonadados en la perplejidad, la poeta no se deja dominar por el pesimismo y cierra el poemario con un llamamiento:


ATRÉVETE Y SUCEDERÁ



Imagina la oscuridad.

El horror dispara sus minutos a la velocidad de la metralla.

Las sirenas crecen como aullidos de chacales,

los gemidos retumban entre los escombros, clavan sus esquirlas.

Imagina tus lágrimas como bayonetas,

desahuciadas de todo consuelo, de toda piedad.

Refugios rebosando de miedo, temblando de miedo

mientras los cadáveres elevan sus montañas,

mientras los bombarderos gotean constelaciones en las aceras.

Imagina el aire entrándote, invadiéndote de muerte.

Se pulverizan árboles y bibliotecas;

se desgarran cuerpos y muros,

se mutilan recuerdos y palabras;

se siembran minas, terrores y esqueletos de pájaros.

Imagina la orfandad de las cosas. El llanto de las cosas.

Imagina cómo los héroes se envuelven en capas escarlatas.

Cómo los verdugos despliegan alfombras escarlatas.

Cómo las víctimas se ahogan en manantiales escarlatas.

Y cómo el espanto, la venganza y el odio

ganan batallas en tu corazón sobrecogido.

Estás en medio del recinto inexpugnable del pánico.

Y eres tú quien orquesta los crímenes. 

Porque has sido tú.

Tú, que eres capaz de imaginar,

de sentir todo lo que imaginas,

de fabricar todo lo que sientes,

de construir realidades con los sueños

quien1 ha dado vida al horror.

Por eso, atrévete a cambiar la estructura

del  mundo

y donde dices temor di esperanza

porque las lágrimas también son de alegría.

Porque la sangre también es nacimiento.

Porque la belleza también es sobrecogedora

y el amor un potente estallido.

Por eso, atrévete.

Apacigua tu mente,

ilumina tus ojos,

imagina justicia.

Imagina consuelo.

Imagina bondad.

1Aparee con tilde en el original. Me he permitido corregir la errata.

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