Mostrando las entradas para la consulta Salvador Díaz Mirón ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Salvador Díaz Mirón ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

sábado, 5 de abril de 2025

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

Leer a Salvador Díaz Mirón en papel no es fácil porque esta edición, excelente edición, de FCE ya no está disponible, y en las bibliotecas del País Vasco no tienen ningún ejemplar. La única forma de conseguir algún ejemplar es recurriendo a Iberlibro, donde podemos encontrar unos cuantos títulos, bien de su Poesía completa, diversas antologías,  o bien títulos sueltos. Lascas, su obra más importante, está en unos cuantos formatos, y hasta una primera edición de 1901.

Si nos olvidamos de leer en papel, la Universidad Nacional autónoma de México, dispone de una buena colección de cuadernillos sobre poetas de todo el mundo y, por supuesto, de poetas nacionales. El dedicado a Díaz Mirón lo preparó Héctor Valdés y puede valer para una primera aproximación. 

Por suerte, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tiene recogido en su página el pdf de Lascas, edición original de 1901. El documento se puede descargar y leer en pantalla o, si se prefiere, imprimirlo en papel. En esa misma página web se encuentran tres ensayos sobre la obra del poeta mexicano: 

Al filo del Novecientos. Estudios de intercomunicación hispánica. De Guillermo Díaz-Plaja.

Díaz Mirón: poeta y artífice. De Alfonso Méndez Plancarte.


Y por si alguien tiene interés en la evolución del territorio mexicano desde lo que fue el virreinato hasta la actualidad, Geacron puede resultar de utilidad.

Y después de tantas advertencias, cierro esta entrada con la 


EPÍSTOLA JOCO-SERIA


                                                    Al editor

Mientras haya en ciudad y cortijo
gallineros que ostenten su rijo;
y por calles, y en lúbricos tratos,
ardentías de perros o gatos;
y en el aire y el muro y el suelo
moscas tiernas, a pares, en celo;
mi librillo en palacios y chozas
ha de ser inocente a las mozas.

Pero quise pecar de discreto;
y en extraño y heroico soneto
dejo dicho a mis trovas que apiñas:
"¡respetad el pudor de las niñas!"
Por "Idilio" y "Avernus", y acaso
algún otro desliz en el paso,
lo demás, que no funda querellas,
¡sufrirá privación de doncellas!

A las chicas ofreces lectura
de un primor: la Sagrada Escritura.
¿Y Sodoma con fieros priapismos
amagando a los ángeles mismos,
que se libran merced a un encanto?
¿Y las hijas de Lot? ¿Y el Rey Santo,
Betsabé y el cadáver de Urías?
¿Y Tamar con Amnán? ¡Fruslerías!

¡Ay! las cosas en sí quedan lejos.
Sólo dan al sensorio reflejos.
En mí el Cosmos intima señales
y es un haz de impresiones mentales.
Pero cunde al través de una lente
comba y tinta y jamás indolente,
que perturba en la imagen virgínea
el matiz, el calor y la línea.

¿Qué cristal el que filtra y altera?
Pues mi humor peculiar, mi manera.
Para mí, por virtud de objetivo,
todo existe según lo percibo.
Y el tamiz proporciona elemento
propio y lírico al gayo talento,
y es quien pone carácter y timbre,
novedad y valor a la urdimbre.

Pese a ti, lo real no anda fuera,
sino en sellos del alma, y espera
que facundia o cincel, brocha o pluma,
tornen diáfano el cerco de bruma.
Externarse con metro gallardo
y en fiel copia es el triunfo del bardo.
La mentira es la muerte y la escoria.
La verdad es la vida y la gloria.

Cuando pugno en las bregas del arte
por verter en trasunto una parte
del caudal que atesoro por dentro,
y en las voces hurañas encuentro
la precisa expresión y el buen giro
¡qué alborozo y qué orgullo respiro!
¡Cuál me alegra y ufana el acierto!
¡Un oasis hallado al desierto!

¿La moral? ¡Es el ara divina!
Mas escúchame, piensa y atina.
Una cosa en la práctica es fiemo,
es horror, ese feísimo extremo;
Pero exacta en la intensa pintura,
resplandece magnífica y pura,
si allí el vate no insufla malicia,
sino un grito a la eterna justicia.

¿Que la nota poluta y la torva
vibran mucho en el son de mi tiorba?
En el mundo lo dulce y lo claro
son, por ley de la suerte, lo raro.
¿Cómo hacerlos aquí lo frecuente?
No: la cámara obscura no miente.
Además: la tragedia sublime
es piedad y terror, sangra y gime.

Forma es fondo; y el fausto seduce
si no agranda y tampoco reduce.
¡Que un estilo no huelgue ni falte,
por hincar en un yerro un esmalte!
¡Que la veste resulte ceñida
al rigor de la estrecha medida,
aunque muestre, por gala o decoro,
opulencias de raso y de oro.

¿Que repulsas mi código? Basta.
La bandera, prendida en el asta
y undulando a las rachas supremas,
luce y riza colores y lemas;
y debajo a que nadie los toque,
y blandiendo flamígero estoque,
una musa de fuerza y de gracia
yergue a sol su hermosura y su audacia.

Escribe en nota Manuel Sol que los versos 82-88 (los que he subrayado) parecen haber inspirado al pintor catalán Juan Bernadet el dibujo de la primera portada de Lascas; sin embargo, ésta fue sustituida más tarde (...) por una más sobria y simple, que ostentaba el escudo del gobierno del Estado de Veracruz. 

***


miércoles, 22 de mayo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Salvador Díaz Mirón)

#unlibrounpoema


Salvador Díaz Mirón (1853-1928) fue un mexicano que vivió en una época agitada social y políticamente. Armas y letras van de la mano. Lord Byron y Victor Hugo son sus ídolos, y un duelo en Orizaba le dejará la clavícula inservible y, como consecuencia, el brazo inútil. Desde 1878 llevará la mano oculta en un bolsillo de la chaqueta; en el otro, para la mano hábil, una pistola.

Rubén Darío, Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones y Francisco Villaespesa lo reconocieron como maestro. Antonio Castro Leal escribió sobre él con estas palabras: En la más alta poesía de lengua española tiene un lugar de honor, cerca de Góngora y de Quevedo (Díaz Mirón. Su vida y su obra).

En Veracruz está su casa-museo.

Un par de muestras. En el segundo, "Sursum", sorprenden las semejanzas con el Zaratustra nietzscheano que claramente no pudo haber leído en 1884 y en alemán. Fijaos: el poeta es el superhombre, el héroe de gran alma que trasciende la moral de esclavos del cristianismo.



ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,
        próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahora
        es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
        de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.





SURSUM

                                      A Justo Sierra

¡Cuán grata es la ilusión a cuyos lampos
tienen perenne vida los amores,
inmarcesible juventud los campos
y embriagadora eternidad las flores!
¡Cuán vívido es el iris que colora,
magia oriental, la suspirada orilla
y a cuyo hermoso resplandor de aurora
radia hasta el fango que después mancilla!
La verdad, si engrandece la conciencia,
devora el corazón nunca sumiso;
es el fruto del árbol de la ciencia
y siempre hace perder el paraíso.
Mas aunque el bardo mate la quimera
y desvíe y aparte de sus ojos
el prisma encantador, y por doquiera
mire sombras y vórtices y abrojos,
ha de cantar la redentora utopía,
como otra estatua de Memnón que suena
y ser, perdida la esperanza propia,
el paladió de la esperanza ajena!

¡Cuando el mundo, ese Tántalo que aspira
en vano al ideal, se dobla al peso
de la roca de Sísifo, y expira
quemado por la túnica de Neso;
cuando al par tenebroso y centellante
imita a Barrabás y adora al Justo,
y pigmeo con ansias de gigante
se retuerce en el lecho de Procusto;
cuando gime entre horribles convulsiones
para expiar sus criminales yerros,
mordido por sus ávidas pasiones
como Acteón por sus voraces perros;
cuando sujeto a su fatal cadena
arrastra sus desdichas por los lodos,
y cada cual en su egoísta pena
vuelve la espalda a la aflicción de todos;
el vate, con palabras de consuelo,
debe elevar su acento soberano
y consagrar, con la canción del cielo,
no su dolor sino el dolor humano!

Sacro blandón que en la capilla austera
arde sin tregua como ofrenda clara
y consume su pábilo y su cera
por disipar la lobreguez del ara;
vaso glorioso en donde Dios resume
cuanto es amor, y que para alto ejemplo
gasta y pierde su llama y su perfume
por incensar en derredor el templo;
sublime Don Quijote que ambiciona
caer al fin entre el fragor del rayo,
torcida y despuntada la tizona
y abierto y rojo por delante el sayo;
ave fénix que en fúlgidas empresas
aviva el fuego de su hoguera dura,
y muere convirtiéndose en pavesas
de que renace victoriosa y pura…
¡Eso es el bardo en su fatal destierro!
Cantar a Filis por su dulce nombre
cuando grita el clarín: ¡despierta, hierro!
¡Eso no es ser poeta, ni ser hombre!

Mientras la musa de oropel y armiño
execra el polvo por amar la nube
y hace sus plumas con la fe de un niño
y hacia un azul imaginario sube;
mientras Ofelia, con el pecho herido
por Hamlet y sus trágicos empeños,
marcha a las ondas del eterno olvido
cogiendo flores y cantando sueños;
el numen varonil entra en la arena,
prefiriendo al delirio y al celaje
la ciudad con sus ruidos de colmena
y el pueblo con sus furias de oleaje,
y contempla la tierra purpurada,
y toma y alza, con piedad sencilla,
un montón de esa arcilla ensangrentada...
Y ese montón de ensangrentada arcilla
adquiere vida entre su mano estoica,
vida inmortal y fulgurantes alas,
y en él respira una belleza heroica,
como en la estatua de la antigua Palas.

Guardar silencio y poseer la trompa,
la recia trompa a cuya voz no exigua
vendría a tierra con su estéril pompa
el muro hostil de la ciudad antigua;
ser un Aquiles que a la lid prefiera
recordar a Briseida en el retiro,
aunque Patroclo batallando muera…
¡Eso es mentir a Dios! ¡Pero qué miro!
Cual la crin de un raudal que de alto arranca
tus cabellos se agitan... ¡Oh Maestro!
¿Por qué sacudes la cabeza blanca
cual si quisieras arrojar el estro?
¿Por qué no te alzas a la faz de Harmodio
y no repeles, cuando Atenas grita,
esa montaña de calumnia y odio
que sobre tu hombro de titán gravita?
¡Tu Etna será para tu fuerza flojo;
confía en ti y a tu misión no faltes,
que al hado cruel que lapidó tu arrojo
irá el volcán cuando debajo saltes!

¡Rompe en un himno que parezca un trueno!
El mal impera de la choza al solio;
todo es dolor o iniquidad o cieno:
pueblo, tropa, senado y capitolio.
¡Canta la historia al porvenir que asoma
cómo Suetonio y Tácito la escriben!
¡Cántala así mientras en esta Roma
Tiberios reinen y Seyanos priven!
¡Abre la puerta al entusiasmo ausente,
mueve de un grito el desusado gonce
y como a chorros de fusión ardiente
vierte en los mimbres el vigor del bronce!
¡Derrama el verbo cuyos soplos crean
la fe que anima y el valor que salva,
y que a tu acento nuestras almas sean
como tinieblas que atraviesa el alba!
Para el poeta de divina lengua
nada es estéril, ni la misma escoria.
¡Si cuanto bulle en derredor es mengua,
sobre la mengua esparcirás la gloria!

***


sábado, 10 de mayo de 2025

TRES POEMAS DE CARÁCTER SOCIAL DE DÍAZ MIRÓN

Salvador Díaz Mirón fue un poeta de gran capacidad técnica y amplio registro temático, que dejó muestras de su propio temperamento en el empuje impetuoso de sus, a menudo, arrebatadas composiciones de carácter social. Los tres ejemplos que vienen a continuación son buena muestra de su talento poético y de su impulsividad.


AL ZAR DE TODAS LAS RUSIAS


Ya fuiste bendecido y coronado;
esplendorosamente consagrado,
en medio de una pompa sin igual;
óyeme, pues, escucha los consejos
de quién fue sin tu venia a los festejos:
        ¡Yo soy la Libertad!

Tú mandas cien millones de lacayos;
diez mil cañones que vomitan rayos
rompen en truenos a tu voz triunfal;
cuatro mares, esclavos de tu acero,
besan tus plantas imperiales... pero
        ¡Yo soy la Libertad!

Sé bueno y justo porque Dios se irrita,
ama a ese pueblo que a tus pies se agita
con latentes hervores de volcán;
no me persigas más, dame la mano,
tiéndemela, si no… ¡Tiembla, tirano!
        ¡Yo soy la Libertad!


Del siguiente poema, además de su mayor sosiego, José Emilio Pacheco destaca el uso del término proletario en una conferencia que ofreció bajo el título Consolidación de la poesía mexicana. En ella decía que Díaz Mirón había sido uno de los primeros en introducir el término en un poema y advertía que no en el sentido marxista, sino en el que Bakunin le daba.


UN JORNALERO

Lírica gracia exorna y ennoblece
¡oh proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.

Sospechoso el tugurio no parece,
cuando hay en él, como señal divina,
el tiesto con la planta que florece,
La jaula con el pájaro que trina.

¡Lúgubre la morada que guarece
miseria que no luce, por mohína,
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!

¡Siniestro el pobre que de hogar carece,
o a su triste refugio no destina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!


El tercero de los ejemplos de eso que hoy llamamos poesía social o de compromiso político, parece que tiene varias fuentes de inspiración. José Emilio Pacheco cita a Proudhon y su Nous avons exagéré le superflu, nous n'avons pas le nécessaire (Hemos exagerado lo superfluo, ya no tenemos lo necesario). Parece clara la paráfrasis que se hace en el tercer y cuarto versos.

González de Mendoza, por su parte, documenta el origen de esos dos versos en el capítulo LXVI de la novela de SueLes Misères des Enfants trouvés (no existe, que yo sepa, traducción. El enlace remite al pdf que recoge la obra en varios volúmenes. El LXVI corresponde al capítulo I del tercer volumen. 

Posiblemente, la inspiración directa de esos dos versos se halle en la cita que señala Pacheco, mientras que la indirecta y más global pertenezca a la obra de Sue y al ambiente general de final de siglo con la proliferación de textos socialistas de diverso género, el ambiente revolucionario y, por supuesto, la literatura finisecular que se producía entonces, especialmente en Francia, como consecuencia del agitado ambiente social.



ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,
        próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos "Caridad" y ahora
        es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono
        de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.

***



lunes, 9 de septiembre de 2024

ABIERTO EL PLAZO PARA INSCRIBIRSE EN LAS TERTULIAS


 Ya está abierto el plazo para inscribirse esta temporada en la tertulia poética/taller de poesía cuyo calendario es el siguiente:

FECHA

TÍTULO

1

OCTUBRE

J. Hernández (1834-1886)

5

NOVIEMBRE

Bécquer (1836-1870)

3

DICIEMBRE

R. de Castro (1837-1885)




7

ENERO

Verlaine (1844-1896)

4

FEBRERO

Rimbaud (1854-1891)

4

MARZO

Mallarmé (1842-1898)

1

ABRIL

J. Martí (1853-1895)

6

MAYO

Salvador Díaz Mirón (1853-1928)

3

JUNIO

José Asunción Silva (1865-1896)

La inscripción podrá realizarse de tres formas:
- Presencialmente: en  el mostrador de información de la biblioteca. 
- Por internet: A través de este enlace
- O llamando al teléfono: 943505421.

El plazo para realizar la inscripción termina el día 20 de septiembre.


La Biblioteca publicará el 25 de septiembre en la página web de la biblioteca (http://www.irun.org/biblioteca) la lista de personas admitidas en cada taller y la lista de espera (si hubiese). Además se podrán consultar llamando al teléfono 943505421 en horario de 9:00 a 20:00h y sábado: 9:00-13:00. En el caso de producirse alguna baja se irá llamando por orden de la lista de espera.

***

sábado, 6 de julio de 2024

TERTULIAS 2024-2025

 Acabo de enviar a la biblioteca el listado de poetas que nos tendrán ocupado el tiempo de la próxima temporada.

FECHA

TÍTULO

1

OCTUBRE

J. Hernández (1834-1886)

5

NOVIEMBRE

Bécquer (1836-1870)

3

DICIEMBRE

R. de Castro (1837-1885)




7

ENERO

Verlaine (1844-1896)

4

FEBRERO

Rimbaud (1854-1891)

4

MARZO

Mallarmé (1842-1898)

1

ABRIL

J. Martí (1853-1895)

6

MAYO

Salvador Díaz Mirón (1853-1928)

3

JUNIO

José Asunción Silva (1865-1896)


Este es el recitado completo de la primera obra de la que nos ocuparemos en octubre. Cinco horitas de audio para quienes no puedan o no quieran leerlo con sus ojitos. Es una buena opción seguir la lectura del libro mientras se escucha el audio, eso sí, hay que tener la precaución de anotar el minutaje en el que estamos cuando dejamos la lectura/audición, para no andar perdiendo el tiempo en el momento de reanudar la tarea. 


Y en audio descargable: 


***


martes, 22 de abril de 2025

UN POEMA IMPRESIONISTA DE SALVADOR DÍAZ MIRÓN

Seguramente a más de una persona le sorprenda el calificativo impresionista aplicado a la literatura, pues, como es sabido, el impresionismo fue un movimiento artístico, fundamentalmente pictórico. Pero lo cierto es que los rasgos impresionistas se pueden distinguir en buena parte de la literatura de finales del siglo XIX y que incluso Amado Alonso mencionaba en su Ensayo sobre la novela histórica (1942, reeditado en 1984 por Gredos) que podía afirmarse que hubieran sido escritores quienes mostraron a pintores la esencia de la técnica. 

Resumiendo mucho, lo que la literatura realiza con el texto es, en primer lugar, ofrecernos las impresiones que objetos o situaciones provocan en nosotros, no la descripción realista; depués, señalarnos las reacciones que dichos objetos o situaciones pueden provocar en nuestra recepción; finalmente, mostrarnos los efectos que ocasionan en nuestros sentidos, es decir, la impresión que dejan.

Así, en este "Idilio", lo importante, lo que tiene mayor peso, es la impresión que produce el paisaje, la luz, el momento cambiante del día, los colores de la naturaleza, el paso del tiempo desde el amanecer hasta el mediodía, todos esos matices que se van acumulando y que despiertan la sensualidad y el erotismo de la adolescente pastora hasta llegar al clímax en la penúltima estrofa: La zagala se turba y empina.../Y alocada en la fiebre del cebo/lanza un grito de gusto y de anhelo.../¡Un cambujo patán se avecina! y no es necesario que el poeta nos diga cuál es el final del pasaje, cualquiera puede imaginarlo, porque lo verdaderamente interesante es la bien construida gradación de sensaciones que nos llevan hasta el encuentro final.

[Dejo enlazadas las palabras que pueden hoy resultar poco frecuentes o desconocidas, así como las propias de México]



IDILIO



A tres leguas de un puerto bullente
que a desbordes y grescas anima
y al que un tiempo la gloria y el clima
adornan de palmas la frente,
hay un agrio breñal y en la cima
de un alcor un casucho acubado
que de lejos diviso a menudo,
y rindiéndose apoya un costado
en el tronco de un mango copudo.

Distante, la choza resulta montera
con borla y al sesgo sobre una mollera.

El sitio es ingrato por fétido y hosco.
El cardón, el nopal y la ortiga
prosperan y el aire trasciende a boñiga,
a marisco y a cieno, y el mosco
pulula y hostiga.

La flora es enérgica para
que indemne y pujante soporte
la furia del soplo del norte,
que de octubre a febrero no es rara,
y la pródiga lumbre febea
que de marzo a septiembre caldea.

El oriente se inflama y colora
como un ópalo inmenso en un lampo,
y difunde sus tintes de aurora
por piélago y campo.
Y en la magia que irisa y corusca
una perla de plata se ofusca.

Un prestigio rebelde a la letra,
un misterio inviolable al idioma,
un encanto circula y penetra
y en el alma es edénico aroma.
Con el juego cromático gira
en los pocos instantes que dura;
y hasta el pecho infernado respira
un olor de inocencia y ventura.
¡Al través de la trágica historia
un efluvio de antigua bonanza
viene al hombre como una memoria
y acaso como una esperanza!

El ponto es de azogue y apenas palpita.
Un pesado alcatraz ejercita
su instinto de caza en la fresca.
Grave y lento discurre al soslayo,
escudriña con calma grotesca,
se derrumba cual muerto de un rayo,
sumérgese y pesca.

Y al trotar de un rocín flaco y mocho
un moreno, que ciñe moruna,
transita cantando cadente tontuna
de baile jarocho.

Monótono y acre gangueo
que un pájaro acalla soltando un gorjeo.

¡Cuanto es mudo y selecto en la hora,
en el vasto esplendor matutino,
halla voz en el ave canora,
vibra y suena en el chorro del trino!

Y como un monolito pagano
un buey gris en un yermo altozano
mira fijo, pasmado y absorto,
la pompa del orto.

                    ***

Y a la puerta del viejo bohío
que oblicuando su ruina en la loma
se recuesta en el árbol sombrío,
una rústica grácil asoma
como una paloma.

¡Infantil por edad y estatura
sorprende ostentando sazón prematura:
elásticos bultos de tetas opimas,
y a juzgar por la equívoca traza
no semeja sino una rapaza
que reserva en el seno dos limas!

Blondo y grifo e inculto el cabello,
y los labios turgentes y rojos,
y de tórtola el garbo del cuello,
y el azul del zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos
que apagado coral y prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maíz cuando tierno en la espiga.
La nariz es impura y atesta
una carne sensual e impetuosa,
y en la faz, a rigores expuesta,
la nieve da en ámbar, la púrpura en rosa
y el júbilo es gracia sin velo
y en cada carrillo produce un hoyuelo.

La payita se llama Sidonia.
Llegó a México en una barriga,
en el vientre de infecta mendiga
que, del fango sacada en Bolonia,
formó parte de cierta colonia
y acabó de miseria y fatiga.

La huérfana ignara y creyente
busca sólo en los cielos el rastro

y de noche imagina que siente
besos, ay, en los hilos de un astro.
¿Qué ilusión es tan dulce y hermosa?
Dios le ha dicho: "¡Sé plácida y bella,
y en el duelo que marque una fosa
pon la fe que contemple una estrella!
"
¿Quién no cede al consuelo que olvida?
La piedad es un santo remedio,
y después, el ardor de la vida
urge y clama en la pena y el tedio
y al tumulto y al goce convida.
De la zafia el pesar se distrae,
—desplome de polvo y ascenso de nube—.
¡Del tizón la ceniza que cae
y el humo que sube!

La madre reposa con sueño de piedra.
La muchacha medra.

Y por siembras y apriscos divaga
con su padre, que duda de serlo,
y el infame la injuria y estraga,
y la triste se obstina en quererlo.
Llena está de pasión y de bruma,
tiene ley en un torpe atavismo
y es al cierzo del mal una pluma...
¡Oh pobreza! ¡Oh incuria! ¡Oh abismo!

                    ***

Vestida con sucios jirones de paño,
descalza y un lirio en la greña,
la pastora gentil y risueña
camina detrás del rebaño.

Radioso y jovial firmamento.
Zarcos fondos con blancos celajes
como espumas y nieves al viento
esparcidas en copos y encajes.

Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.

El sol meridiano fulgura,
suspenso en el Toro;
y el paisaje, con varia verdura,
parece artificio de talla y pintura,
según está quieto en el oro.

El fausto del orbe sublime
rutila en urente sosiego;
y un derribo de paz y de fuego
baja y cunde y escuece y oprime.

Ni céfiro blando que aliente, que rase,
que corra, que pase.

Entre dunas aurinas que otean,
tapetes de grama serpean
cortados a trechos por brozas hostiles
que muestran espinas y ocultan reptiles.
Y en hojas y tallos un brillo de aceite
simula un afeite.

La luz torna las aguas espejos
y en el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera con tales reflejos,
que ciega, causando vahídos.

El ambiente sofoca y escalda,
y encendida y sudando, la chica
se despega y sacude la falda,
y así se abanica.

Los guiñapos revuelan en ondas...
La grey pace y trisca y holgándose tarda…
Y al amparo de umbráticas frondas
la palurda se acoge y resguarda.

Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de lana mugrienta,
y una oveja con bucles de armiño
—la mejor en figura y aliño—
se copulan con ansia que tienta.

La zagala se turba y empina...
Y alocada en la fiebre del cebo
lanza un grito de gusto y de anhelo...
¡Un cambujo patán se avecina!

Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.


***